Por Itzel Chan
MÉRIDA, MX.- Pesadillas recurrentes, ataques de ansiedad y pánico, temor y preocupación constante, son algunas de las situaciones por las que atraviesa la población tabasqueña como consecuencia de la narcoviolencia que se vive en el estado del sureste, ya que a menudo se registran bloqueos, quema de vehículos y ejecuciones en lugares públicos.
“Mi mamá tiene pesadillas en las que ella está en una balacera. Mi papá siente ansiedad si le agarra la noche fuera de casa”, describió una habitante de Villa Parrilla, localidad de Villahermosa.
El Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal de 2024, registró que Villahermosa ingresó al ranking de las ciudades más violentas del mundo, tomando en cuenta el número de homicidios por el número de habitantes de cada ciudad. De continuar con este ritmo, se estima que la ciudad tabasqueña escale a primeras posiciones junto con Culiacán y Sinaloa.
La inseguridad es tal que la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) destacó que 9 de cada 10 personas en la capital tabasqueña tienen una alta percepción de inseguridad.
Afectación a la salud mental de las personas:
Sobre esta situación, la psicóloga Inés Bacelis, especialista en terapia cognitivo conductual, expuso que atiende pacientes menores de edad que presentan tendencias a tener un trastorno de estrés post traumático, debido a que algunos han quedado en medio de una balacera.
“La situación está provocando que las personas presenten también trastorno de depresión, con una sensación de sentirse atrapados y con un futuro para nada con esperanza. Por ejemplo, también llegan a sentir que el corazón se les agita mucho, o sienten mucho miedo, esto porque les ha tocado ser testigos o víctimas de actos violentos”, describió.
La especialista mencionó que la población tabasqueña se encuentra en este momento en un contexto complicado porque en un periodo común, quienes atienden la salud mental suelen recomendar a sus pacientes que para evitar la depresión practiquen actividades que generen sensación de logro y placer, pero ahora en Tabasco los horarios están limitados en la mayor parte de espacios públicos.
“A nivel colectivo se generan problemas en la convivencia social porque empieza a haber mayor aislamiento y las relaciones sociales se ven afectadas. Las personas han cambiado sus rutinas porque se sienten asustadas”, describió.
En esta situación no hay barreras de edad, puesto que personas adultas, adolescentes y menores enfrentan el temor que causa la violencia en las calles.
La psicóloga Inés recomendó, por muy difícil que sea, que la ciudadanía evite consumir únicamente contenido que haga alusión a hechos violentos en la entidad y además de eso, invitó a que las familias cuenten con su propio protocolo de seguridad, porque si bien no es posible controlar el entorno, al menos saber qué hacer en caso de que se encuentren en una posición difícil.
Hechos violentos, una constante en el estado
Actualmente recorren las calles 180 efectivos del Ejército y la Guardia Nacional, justo en el estado natal del ex presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. La decisión presidencial, ahora encabezada por Claudia Sheinbaum, de implementar esta estrategia de seguridad fue tras el hallazgo de 10 cuerpos desmembrados y el asesinato de un exdirector de la Agencia Estatal de Investigación. Recientemente una de las víctimas del crimen fue el periodista y académico Alejandro Gallegos León.
A finales de noviembre de 2024 se detectó un ataque armado a un bar del centro de la ciudad que dejó al menos seis muertos y 10 heridos y a principios de este año también hubo un incidente del mismo tipo en el bar La Casita Azul que dejó siete muertos y cinco heridos. Los decesos de estas personas se suman a los casi mil homicidios que se registraron durante el año pasado.
Crisis provoca que jóvenes se involucren en grupos delictivos
“Tabasco tiene una ubicación geográfica estratégica porque es la puerta de entrada a la Península de Yucatán y uno de los accesos a Centroamérica. Por carretera de cualquier parte del país llegas a la Península, y a Centroamérica es lo mismo, por lo tanto se convierte en automático en una zona idónea para el tráfico de drogas, de combustibles robados, del huachicol por la gran cantidad de ductos y de redes que atraviesan el territorio tabasqueño. También es un lugar propicio porque es un cuello de botella para el tráfico de indocumentados, el robo de vehículos y ahora el trasiego de ganado ilegal que tiene también una serie de repercusiones económicas, como el gusano barrenador”, describió el exgobernador tabasqueño Manuel Andrade Díaz.
Históricamente Tabasco ha centrado su economía en las actividades a partir del petróleo, pero actualmente atraviesa una crisis económica que desencadena desempleo y una falta de pago brutal, especialmente en jóvenes, quienes precisamente suelen terminar en reclutamientos del crimen organizado.
“Si a esto le vamos a sumar la falta de capacitación y fortaleza institucional en las fuerzas y dependencias policiacas, limita la eficacia de las estrategias de seguridad por la falta de confianza en los integrantes de dichas corporaciones. Por ejemplo, en los últimos acontecimientos, ya sea decomiso de drogas, de armas, de bodegas, cateos, de huachicol, etcétera, el número de detenidos es mínimo o incluso no hay detenidos”, recalcó.
Ante la situación, el gobierno estatal se ha encargado de negar la realidad o pretender normalizarla al decir que es una disputa entre dos grupos delincuenciales, sin embargo, la situación ya alcanza a afectar a la ciudadanía en general.
El exgobernador tabasqueño comentó que esta situación podría ocasionar desplazamiento de personas que buscarán otras ciudades para vivir.
“Se trata de una crisis multidimensional que afecta la salud mental, la estabilidad social, la economía, la confianza en el presente y en el futuro”, dijo.
Información del diario el Economista indica que la seguridad se ha convertido en un factor determinante para la supervivencia de los restaurantes en México, especialmente en Sinaloa, Morelos y Tabasco, donde la ola de violencia obliga a dueños y chefs a modificar sus operaciones, reducir horarios y, en algunos casos, considerar el cierre definitivo. (Noticaribe)