PLAYA DEL CARMEN, MX.- A diez años de que grupos ambientalistas iniciaran la histórica defensa de Xcacel-Xcacelito, donde un grupo de inversionistas encabezados por la cadena española Sol Meliá intentaron construir un complejo turístico de mil 400 habitaciones que amenazaba la conservación del llamado “santuario de la tortuga marina”, el polígono, que se suponía se mantenía bajo un estatus de protección luego de que se logró que la Semarnat revocara permisos ya entregados, está de nueva cuenta en peligro y todavía más porque en los hechos empezó a sufrir el desmonte y el relleno de manglar para construir un hotel que, además, no cuenta con permiso alguno en materia de impacto ambiental.
El hotel en cuestión es el mismo que fue presentado a la prensa todavía como proyecto en octubre del año pasado con el nombre de Punta Carey y que, supuestamente sería de tipo ecológico y de bajo impacto, mismo que contaría con 104 habitaciones y una inversión de hasta 100 millones de pesos.
En ese momento se aclaró que todavía se buscaba “enriquecer” la propuesta para presentar ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) una Manifestación de Impacto Ambiental más robusta y completa.
Lo que no se dijo durante esa reunión era que el proyecto Punta Carey era prácticamente el mismo que dos años antes, en el 2006, fue presentado ante la Semarnat por la empresa “Aldeas de la Costa Maya S. A. con el nombre de “Bahía Secreta” y que ese mismo año fue sonoramente rechazado por la dependencia federal, luego de que se denunció que los desarrolladores trataban de obtener los permisos en materia de impacto ambiental con información falsa, además de que se ponía en riesgo la conservación del santuario de la tortuga marina.
No obstante, hoy, los promotores de este proyecto han regresado y con otro nombre, y ya sin esperar permiso alguno de la Semarnat, ya comenzaron a desmontar y rellenar manglares y especies protegidas como la palma chit, de acuerdo con una denuncia documentada con fotografías de la asociación ambientalista SAVE (Salvamento Akumal de Vida Ecológica), la misma que hace diez años participó activamente en la defensa de Xcacel-Xcacelito.
En el lugar se aprecia amplias zonas de manglar sepultado bajo escombros y sascab, así como montañas de tierra revuelta con palmas chit, especie protegida, que delatan el uso intensivo de maquinaria pesada en la zona colindante con la playa.
La Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), al parecer, no está enterada, pero hay que recordar que en el 2006 esta dependencia aplicó una clausura temporal en este mismo predio cuando se confirmó que los desarrolladores que en ese entonces todavía esperaban obtener los permisos para el proyecto “´Bahía Secreta”, se habían adelantado a rellenar y desmontar el manglar para abrir varias veredas.
ALDEAS DE LA COSTA MAYA, LA HISTORIA DESDE LA EPOCA DE XCACEL
Aunque al presentar el proyecto de Punta Carey en octubre del 2008, el hotel que se pretende construir en una fracción del polígono de Xcacel-Xcacelito, se dijo que el Fideicomiso Empresarial Punta Carey era el promotor de esta inversión, no se citó que en realidad la empresa que estaba detrás del proyecto era “Aldeas de la Costa Maya”, cuyos intentos por construir un hotel en el santuario de la tortuga marina databan de 1997.
Ese año, luego se sabría, el gobierno de Mario Villanueva Madrid, a través del Fidecaribe, vendió los terrenos de Xcacel-Xcacelito a cinco empresas que pagaron la ridícula cantidad de cinco dólares por metro cuadrado en promedio. Estas empresas fueron Galapazul, Morgan Promociones, Corporación Hotelera Hispano Mexicana, Grupos G.A. Sol y Aldeas de la Costa Maya.
En 1998, se dio a conocer que el gobierno de Quintana Roo decretaba las playas de Xcacel y Xcacelito como área protegida para la tortugas, pero de forma casi simultánea se supo de los planes de esas cinco empresas que habían adquirido los predios para detonar un desarrollo turístico que implicaría la construcción de cinco hoteles con un total de mil 440 habitaciones.
De inmediato, la cadena española Sol Meliá fue identificada como la cabeza de este proyecto, aunque no todas las empresas que habían comprado una fracción del terreno pertenecían a su grupo.
Este fue el caso de Aldeas de la Costa Maya de la cual poco se ha dicho, pero habría que comenzar con recordar que el principal accionista de esta empresa es Carlos Constandse Madrazo, primo del ex gobernador de Tabasco y ex candidato presidencial priísta, Roberto Madrazo Pintado, así como socio de Miguel Quintana Pali en el parque Xcaret, quien junto con sus otros hermanos forman el grupo empresarial homónimo que es reconocido como el más influyente y acaudalado del estado y, quizá, uno de los más fuertes de todo el Sureste mexicano.
A partir de ese momento, grupos ecologistas como Greenpeace empezaron a cuestionar de forma insistente el proyecto turístico en Xcacel-Xcacelito, pero no fue sino hasta 1999 emprendieron de forma organizada una campaña internacional para impedir que se construyera proyecto alguno en el que hasta hoy es considerado el principal sitio de anidación de la tortuga marina en el Caribe mexicano.
La campaña mediática contra el proyecto turístico de Sol Meliá fue ardua y con amplias repercusiones, aunque no estuvo exenta de reveses para los ecologistas, como cuando el 10 de noviembre del 2000 la Semarnat autorizó los permisos ambientales para desarrollar el polémico complejo hotelero en Xcacel-Xcacelito, aunque con una larga lista de condicionantes y en medio de una feroz polémica que obligaron a Sol Meliá y los demás empresarios a recular.
El 29 de noviembre de ese año, el grupo español Sol Meliá anunció su decisión de posponer indefinidamente la construcción del proyecto Xcacel y esperar a que se aclare “por completo” la polémica situación de ese predio.
De acuerdo con información proporcionada por directivos del consorcio en la ciudad de México y que fue reproducida por algunos medios, el principal interés de Sol Meliá era consolidarse en México, “pero sin afectar su imagen, por lo que buscará el apoyo de la sociedad para concretar sus planes de expansión”.
Fue el principio del fin, ya que a continuación grupos ecologistas y sociedad civil interpusieron un amparo que cuestionaba el irregular proceso de autorización, lo que obligó a la Semarnat a reponer el proceso de consulta pública que se realizó en julio del 2001 y que motivó iniciar un nuevo proceso de revisión del proyecto que finalmente tuvo un resultado histórico cuando en agosto de ese año la dependencia federal anunció que había decidido revocar los permisos entregados casi dos años antes.
Con este revés, que las empresas tardaron en digerir, Xcacel-Xcacelito quedaba supuestamente protegido porque todo el área sería destinada a la conservación, aunque previamente el gobierno del estado se vio obligado a ofrecer a los empresarios que habían comprado los lotes una permuta de terrenos para que pudieran desarrollar sus proyectos hoteleros en otra parte.
Aunque el proceso duró años, sólo cuatro de las cinco empresas aceptaron la permuta. Aldeas de la Costa Maya, de Carlos Constandse Madrazo fue la única que no aceptó la permuta y conservó el terreno que había comprado a precio de ganga en 1997 a Mario Villanueva Madrid.
Fue así como a principios del año 2006, cuando la polémica por los terrenos de Xcacel-Xcacelito parecía superada, Aldeas de la Costa Maya regresó por sus fueros y presentó en solitario ante la Semarnat una nueva Manifestación de Impacto Ambiental para construir en el predio denominado “Chemuyilito” un complejo turístico residencial.
El proyecto pretendía dividir el predio en 28 lotes para villas turísticas, 10 lotes para villas turísticas frente al mar, 1 lote condo-hotelero (club de playa), 2 lotes comerciales mixto, 1 lote para área de mantenimiento-servicios y 1 lote para donación (área de conservación, parque recreativo). En total se trataba de construir el equivalente a 780 cuartos hoteleros.
Sin embargo, fue durante una reunión del Consejo Consultivo para el Desarrollo Sustentable de la Semarnat, realizada los primeros días de junio del 2006, cuando por primera vez y de manera pública se ventiló la irregularidad que planteaba el proyecto de “Bahía Secreta”, ya que allí se aprobó un punto de acuerdo que pedía que la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental y las delegaciones federales, se abstengan de emitir autorizaciones que contravengan los instrumentos establecidos en el articulo 35 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente.
“Lo anterior –se precisaba en el documento final– debe ser tomado especialmente en cuenta en el caso del proyecto denominado: “Complejo Turístico Bahía Secreta” promovido por Aldeas de la Costa Maya, S.A. de C.V., el cual se encuentra dentro del polígono de un área natural protegida de carácter estatal en Xcacel, Quintana Roo“.
Esta advertencia pasó casi desapercibida para los medios de comunicación del país hasta que mes y medio después, el 16 de julio del 2006, ya cuando el proceso de evaluación del complejo “Bahía Secreta” estaba avanzado, el Movimiento Ciudadano y Ecologista “Yax Cuxtal” lanzó una nueva voz de alarma y denunció que el proyecto se había presentado ante la Semarnat con información falsa porque los inversionistas nunca declararon que el complejo residencial se encontraba en un predio que estaba dentro del polígono de protección de Xcacel-Xcacelito, entre otras anomalías.
A pesar de los desmentidos de los inversionistas, la denuncia, esta vez, sí tuvo los efectos esperados y, dada la resonancia que tuvo en medios a nivel nacional, la Semarnat se apresuró a emitir el día 28 de agosto un resolutivo donde negaba los permisos a este proyecto.
Previamente, la dependencia confirmó las denuncias de que los desarrolladores habían iniciado con la apertura de caminos que había provocado ya el desmonte y relleno de manglar y palma chit, por lo que aplicó una clausura preventiva para frenar los trabajos en el predio en cuestión.
Ricardo Juárez Palacios, director de Impacto y Riesgo Ambiental de la Semarnat, la instancia encargada de evaluar el proyecto, incluso, viajó en esos días a Cancún ex profeso para anunciar en una atropellada conferencia de prensa que en la poligonal del área natural protegida de Xcacel-Xcacelito “no cabe ningún proyecto que no sea de protección”.
Luego de este segundo intento fallido por intentar construir un complejo turístico, Aldeas de la Costa Maya se replegó hasta que reapareció en octubre del 2008 con otro nombre, “Fideicomiso Empresarial Punta Carey” y otro proyecto, el hotel “Proyecto Carey”.
Una revisión exhaustiva de los archivos de la Semarnat permitió confirmar que hasta el momento la dependencia no ha recibido la Manifestación de Impacto Ambiental que avale este nuevo proyecto, por lo que los trabajos de desmonte y relleno, además de dañinos para el ecosistema, no cuentan con permisos, es decir, son ilegales.
SAVE pidió “no tirar una gran victoria a la basura”, por lo que demandó la inmediata intervención de la Profepa para frenar la devastación e hizo un llamado a los grupos ecologistas aún interesados en cerrar filas para defender de nueva cuenta el santuario de la tortuga marina, ya que después de más de siete años que se logró echar abajo los planes para desarrollar turísticamente el predio, Xcacel-Xcacelito sigue amenazado y quizá ahora más que nunca. (Noticaribe)