CANCÚN, MX.- Cancún estrenará playas renovadas en la cercana Navidad, al igual que Playa del Carmen y Cozumel, aspecto que formará parte de una agresiva campaña de promoción encabezada por el gobierno de Quintana Roo, informó la titular de la Secretaría Estatal de Turismo (Sedetur), Sara Latife Ruiz Chávez.
La restitución e inyección de arena en las playas de Cancún, Riviera Maya y Cozumel, que contempla la colocación de estructuras que combatan la erosión durante los próximos 10 años, será insuficiente si los involucrados minimizan o sacrifican la importancia de otros ecosistemas que son en realidad los formadores y protectores naturales de esas playas que buscan recuperar.
Se trata de los arrecifes de coral e investigadores de reconocimiento internacional radicados en Puerto Morelos han advertido en innúmeras ocasiones que dentro de las estrategias para restituir playas deben contemplarse medidas que protejan y prevengan los impactos negativos que el desarrollo y el turismo mal enfocado tienen ya en la salud de estas barreras coralinas de donde proviene la arena fina y blanca que distingue a las playas del Caribe Mexicano.
Investigadores del Laboratorio de Ecosistemas Arrecifales como Roberto Iglesias y Erik Jordán, del Instituto de Limnología y Ciencias del Mar de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), unidad Puerto Morelos, coinciden por ejemplo en que la base económica de los centros turísticos costeros de Quintana Roo no son las playas, sino los corales que las construyen y el macizo arrecifal que las protege del embate de huracanes y tormentas.
Roberto Iglesias Prieto explica que todos los recursos naturales están conectados a manera de un gran ecosistema, vinculado por el agua y su ciclo hidrológico, mediante la existencia de grandes selvas y vegetación que absorbe el líquido y luego lo evapora, provocando la lluvia que recarga el acuífero, conformado por las redes de los ríos subterráneos más grandes del mundo, y que van hacia el mar encontrándose antes con humedales que filtran los contaminantes.
De esta forma el agua llega limpia al arrecife de coral, formación geológica hecha de corales duros, cuyo esqueleto de calcio va erosionándose de forma natural a través de largo tiempo. Los polvos de ese esqueleto calcáreo se transforman en la finísima arena blanca que forma las playas, pilar de los atractivos turísticos del estado.
“Cuando decimos que en Quintana Roo vivimos de las playas, en realidad, tendríamos que decir que vivimos del arrecife, que hace posible que tengamos playa”, sostiene. Bajo las aguas del Caribe mexicano los arrecifes de coral crecen desde hace muchos miles de años.
La riqueza de sus colores, de su fauna y de su vegetación atrae a millones de personas cada año. Su erosión natural es fuente de la arena blanca y fina más hermosa del Caribe, pero el calentamiento global y el desarrollo insostenible mantienen en jaque al lugar más visitado de México.
Las dunas constituyen los depósitos naturales de arena y en condiciones normales las corrientes de agua acumulan la arena en la zona seca que se distribuye entre la playa y las dunas.
En temporada de huracanes, las corrientes arrastran la arena de la playa al fondo del mar, acortando las playas, es decir, la distancia entre la duna y el mar. Cuando vuelve la calma, los flujos de corriente poco a poco regresan la arena del fondo del mar a su lugar. Pero al edificar los hoteles sobre las dunas, la arena es incapaz de regresar a su sitio original.
“Al impedir los flujos naturales de arena, se impide que los intercambios naturales entre las dunas y las playas se lleven a cabo, porque construimos sobre la duna, esa es la razón por la que perdemos playas”, explica Roberto Iglesias, jefe de Sistemas Arrecifales, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM, en Puerto Morelos.
En los últimos cuatro años las playas han ido desapareciendo dramáticamente en Cancún, a raíz del huracán Wilma fue cuando la erosión de las playas se intensificó. Aun así, Cancún sigue siendo un paraíso turístico y se lo debe a su riqueza natural.
El doctor Roberto Iglesias sabe de la importancia del proyecto de recuperación de playas. “Estamos de acuerdo en que necesitamos hacer algo con las playas de Cancún, pero saber también de los posibles daños que pueden sufrir uno de los arrecifes más visitados del mundo, si el tamaño del grano que se vierte no es el adecuado”.
“El peligro principal es que al contener mucho sedimento fino, este sedimento se pueda esparcir sobre los corales y los puede ahogar”, explica el especialista de la UNAM. “Creo que cuidar el patrimonio natural es responsabilidad de todos, no sólo de las autoridades”, concluyó el jefe de Sistemas Arrecifales. (Fuente: Por Esto! de Quintana Roo)
“Una vez que hayamos concluido, Cancún podrá tener una Navidad con playas, esa es la noticia”, celebró.
La funcionaria dio a conocer que viene en camino la draga Terranova, segunda embarcación que apoyará a la Kaishuu en la extracción y depósito de arena en los tres centros turísticos.
“Viene de Dubai y nos va a permitir tener una capacidad de dragado y de vertido de 20 mil metros cúbicos más, alcanzando aproximadamente 80 mil metros cúbicos; me parece que la Manifestación de Impacto Ambiental señalaba 75 mil, entonces estaríamos acelerando el proceso, con miras a recuperar un poco del tiempo que se ha perdido por la situación climatológica”, manifestó.
Así, entre nueve y 12 días se estaría llegando al kilómetro 10, al que le llaman “el punto cero”, lo que implica que el tramo de Punta Cancún estaría completo y de ahí se dirigirían hacia Punta Nizuc.
Particularmente en el caso de los 11 kilómetros de playas de Cancún, el vertido de 5.2 millones de metros cúbicos de arena, compensará los 5.5 millones perdidos luego del impacto del huracán Wilma, en octubre del 2005, lo que significa que para diciembre próximo, este centro turístico ofrecerá playas superiores a las existentes antes del golpe de dicho meteoro, reconoció.
“Se presume que Cancún tenía nueve millones de metros cúbicos de arena. Con el impacto de Gilberto, se pierde gran parte de ésta; en aquel entonces no se pensó en una recuperación del litoral. Al transcurrir de los años, pega Wilma, antes otros huracanes de menor intensidad; pero cuando Wilma, se pierden cerca de 5.5 millones de metros cúbicos de arena y se recuperan después 2.2 de millones de metros cúbicos.
“Tan sólo hoy, en los 10.5 kilómetros de litoral que se van a recuperar, estamos hablando de 5.1 millones de metros cúbicos; entonces estamos hablando que después de este proyecto de rehabilitación, monitoreo y mantenimiento de playas de Cancún, estaremos dejando playas muy superiores a las que se tenía antes de Wilma”, expresó.
En ese tenor, Ruíz Chávez resaltó que los casi mil millones de pesos que los tres órdenes de gobierno aportarán para la obra, “no son un gasto, sino una inversión”.
Su apreciación se contrapone a las voces que consideran que la inyección de recursos para la obra, es “permitir que el mar se trague el dinero, como se tragará la arena”, como ha expresado la ambientalista, Araceli Domínguez, presidenta del Grupo Ecologista del Mayab (Gema), o a lo declarado por Robert Cudney, de “México Salvaje”, quien asegura que esa inversión es “una irresponsabilidad fiscal”.
“En toda esta semana estuve en reuniones directas con gerentes de hoteles, con directores de ventas y hablaban de la gran necesidad de contar con este proyecto para salir al mercado en un venta muy, muy agresiva. Esa será nuestra mejor campaña, ciertamente.
“No es un gasto, es una inversión, no sólo en nuestras playas, sino en materia de promoción, porque Cancún hoy, le está dando la vuelta al mundo y, desde luego que de aquí al cierre de año, estará en todas las cadenas (de noticias), en todos los medios de comunicación, se estará hablando de las playas de Cancún y eso nos hace proyectar un escenario positivo para el cierre del año, con cerca de 80 puntos de ocupación y, para el invierno muy muy fuerte”, señaló.
De los beneficios inmediatos, se espera -dijo- una reactivación de la operadora de Londres que había cancelado sus vuelos a Cancún, a raíz de la crisis por la influenza humana; también un incremento en asientos, superior al que se tuvo en invierno del 2008. (Fuente: El Periódico)