Van sobre policías vinculados con sicarios detenidos

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CANCUN, MX.- La declaración ministerial que se dio a conocer en el Juzgado Primero Penal de los 9 sicarios detenidos la semana pasada, reveló los nombres de policías preventivos que trabajan para el crimen organizado, entre ellos “La Rubia”, en el expediente también se maneja el nombre del oficial Baltazar López Barrientos.


El procurador del Estado, Francisco Alor Quezada, dijo que se encuentran investigando todo lo relacionado con este grupo delictivo. Ya son cinco los cuerpos que han reconocido.
Sin embargo, Alor Quezada, señaló que hasta que no tengan datos concretos sobre los nombres que dan a conocer los sicarios detenidos de elementos de Seguridad Pública, solo las pueden tomar como especulaciones.
Dijo que deben de tener solidez en las investigaciones y hasta que no tengan datos concretos no pueden confirmar dicha información sobre los nombres de más policías involucrados con este grupo delictivo.
José Daniel Rivera García, alías “Zafiro”, en su declaración ministerial señala que el primero de febrero del 2006 se dio de alta como elemento activo de la corporación policiaca.
Por problemas familiares y un permiso que no le quisieron autorizar el primero de junio de los corrientes, se dio de baja de Seguridad Pública.
Una mujer policía, a la cual conoce como “La Rubia”, la cual para él está fea, le propuso que si quería trabajar con “El Comandante Pelón”.
En su declaración señala que el 4 de junio pasaron por él a su casa, llegó en un vehículo “La Gorda”, iban a ver como trabajaba.
Lo llevaron a la casa de Residencial Las Américas, donde se encontraba “El Comandante Pelón”.
Dijo que ya lo conocía porque en alguna ocasión cuando estaba de servicio como policía en la Zona Hotelera, su compañero, el oficial Baltazar López Barrientos, se lo mostró y le comentó que era el encargado de la plaza de “Los Zetas”.
En las preguntas que le hizo el Ministerio Público al ex policía reafirmó que recibían ayuda de la corporación policíaca mediante la mujer policía a la que le apodan “La Rubia”.
Finalmente las autoridades judiciales informaron que ya son cinco las personas que han sido identificadas de los 12 ejecutados que hallaron el pasado viernes en cuatro “narcofosas”, tres en Álamos II y una por el campo Deportivo Viani. Entre ellas la de la jovencita de 17 años y de su papá. (Fuente: SIPSE/Novedades de Quintana Roo)

Difunden declaraciones de sicarios detenidos

Los 26 cuerpos encontrados asesinados en calles de las regiones y narcofosas, fueron asesinados a sangre fría por el grupo comandado por Alejandro Valdez Gutiérrez alias “El Comandante Pelón”.
En su mayoría, se trataba de personas relacionadas con el narcomenudeo y en donde había un ex policía. Sin embargo, también había gente inocente como los trabajadores del restaurantero Roberto Luévano Domínguez y la hija de un narcomenudista que estuvieron secuestrados durante 20 días antes de ser ejecutados por los Zetas.
Sin embargo, hubo alguien que sí salvo la vida. Ella fue Irene García May hija de un ejidatario del municipio de Lázaro Cárdenas, y cuyo cuerpo fue encontrado en una narcofosa ubicada en un cenote de Villas Otoch.
García May fue la única víctima que salió viva de los últimos secuestros y levantones llevados a cabo por el grupo de Alejandro Valdez Gutiérrez alias “El Comandante Pelón” y quien actualmente se encuentra recluido en la cárcel municipal.
De hecho, su detención originó que el grupo de los Zetas dedicado a las ejecuciones y secuestros, decidieran acabar con la vida de todos aquellos que aún mantenía prisioneros en las distintas casas de seguridad que la célula tenía en distintos puntos de la ciudad.
A partir de la captura del “Comandante Pelón” se destapó una realidad aterradora en Cancún, donde los asesinatos, ejecuciones y hechos violentos, han comenzado a cobrar vida propia en un lugar donde la tranquilidad se ha alejado considerablemente.
Por eso es que en las declaraciones de los Zetas detenidos se encuentran una serie de historias que originan escalofríos, toda vez que se relatan levantones, secuestros y muertes.
Las historias de los Zetas ¡Estaba viva!
María Magdalena Marín Flores alias “La Gorda” reconoció abiertamente su participación en el grupo de Alejandro Valdez Gutiérrez dentro de los Zetas. De entrada dijo ser del estado de México y habitar el domicilio en la Región 95 manzana 18 lote 14
“La Gorda” detalló cómo desde el 2009 entró a la célula delictiva e incluso conoció al jefe de la plaza de aquel entonces, quien era conocido como “El Mango”. También dijo pertenecer al grupo administrativo de la estructura del “Comandante Pelón” que era conformado por 18 personas.
María Magdalena tenía como principal función el rentar domicilios para el grupo criminal. En sus primeros meses de trabajo fue comisionada a una casa de seguridad en residencial Pok Ta Pok donde junto con Gabriela Ayuso alias “La “Abuela”, cumplía su labor.
Para rentar los domicilios tenían que cumplir tres requisitos. El primero pasar como mujeres honestas y trabajadoras. La segunda era encontrar una buena ubicación con rutas de entrada y salida ante cualquier tipo de inconveniente. La tercera era la más importante, pues tenían que ser casas discretas, cerradas completamente, con salidas en ambos lados y con cochera para vehículos.
Su mayor paso dentro de la organización delictiva ocurrió en el mes de abril, cuando rentó una casa en la Supermanzana 57 privada Haití manzana 25 lote 6 en residencial Las Américas.
En ese domicilio, en los primeros días de marzo llevaron a una mujer y a dos personas de sexo masculino. Esta gente estaba amordazada y vendada. Eran secuestrados.
Con la mujer tuvo una relación más directa. A María Magdalena Marín le tocaba bañarla y darle de comer, y en una ocasión cometió el error de quitarle la venda a esta víctima.
Su error le costó caro, pues fue “tableada” por órdenes de Marco Antonio Ramírez Ojeda alias “La Marmota”, quien actualmente también se encuentra detenido en la cárcel municipal.
El 2 de mayo, el grupo operativo de Alejandro Valdez Gutiérrez conformado por “El Negro”, “El Greñas”, “El Conejo”, “El Garrobo” y “La Perra”, quienes llegaron de Playa del Carmen, acudieron al domicilio de residencial Las Américas para llevarse a la mujer y a sus dos acompañantes.
Dos días después, el 4 de mayo, María Magdalena Marín Flores alias “La Gorda”, conocería por los periódicos que la mujer que ella había atendido se trataba de Irene García May, quien fue levantada el 22 de marzo en Chiquilá en el municipio de Lázaro Cárdenas.
Ese día, narra la detenida, descubrió que la señora había aparecido viva con varios cuerpos en un cenote de Villas Otoch. También conoció que el grupo que había dado por muerta a la hija del ejidatario, comenzó a esconderse ya que la dieron por muerta sin comprobarlo y por ese error, los Zetas dieron la orden de liquidarlos, pues su víctima estaba viva.
Un policía corrupto, un restaurantero secuestrado y un brazaletero trabajando con la contra
Carlos Hernández Martínez alias “El Charly” y/o “El Mayuyo” y, quien en realidad fue identificado como Martín Yáñez Rodríguez llegó en el mes de febrero de este año a Cancún procedente de Soto la Marina, Tamaulipas.
Como muchas personas que llegan al principal destino turístico por nuevas oportunidades, “El Charly” arribó por invitación de Alejandro Valdez Gutiérrez alias “El Comandante “Pelón”, quien le pagó su pasaje de autobús para que trabajara con él en su nueva “empresa”.
Al principio, “El Charly” comenzó como vendedor de droga en la Zona Hotelera, exactamente en el área de centros nocturnos y discotecas. Ahí duró 20 días, vendía cocaína y crack tanto a turistas nacionales como extranjeros.
Después de cumplir con este “trabajo”, fue reclutado por “El Pelón” para formar parte del grupo de los “Halcones”, donde su función era vigilar la entrada de la Zona Hotelera ante posibles operativos militares.
Posteriormente subió de rango hasta llegar al grupo operativo, donde compartió labores con “Marcos”, “José”, “Pedro” y el “Zurdo” y su labor era levantar personas y, en ocasiones, ejecutarlas.
Aprendió a manejar pistolas de grueso calibre como la R15, así como cortas de 45 y 40 milímetros. Así era su andar dentro del grupo de los “Zetas” y fue su grupo el que realizó varias ejecuciones.
Una de las más llamativas fue la del policía judicial Felipe Trinidad Cocom Puc, cuyo cuerpo fue encontrado la mañana del 26 de abril de este año en la gasolinera de la Región 94 sobre la López Portillo.
Trinidad Cocom recibía 20 mil pesos quincenales por brindar información oficial policiaca al grupo de los Zetas. El dinero lo recibía directamente de Antonio Ramírez Ojeda alias “La Marmota”.
Los problemas del judicial comenzaron cuando una semana antes de morir, dio a conocer que ya no quería más dinero y quería salirse de ser “Halcón” de los Zetas.
Esa fue su sentencia de muerte. El grupo criminal comenzó a sospechar que había dado la lista de las casas de seguridad de la estructura y entonces, fue el jefe de la plaza, “El Gordo”, quien dictó su ejecución.
Fue así como la mañana del 26 de abril alrededor de las 11 am, fue interceptado por “La Marmota”, “Pedro” y “José”, quienes lo acribillaron a bordo de su auto tipo Tsuru a plena luz del día.
En torno a la ejecución del brazaletero Antonio Lomeli Reyes, “El Charly” relata que su muerte fue ordenada tras descubrirse que se había quedado con 50 mil pesos de venta de droga de los brazaleteros.
Su ejecución fue a sangre fría. Lomeli Reyes fue citado en el estacionamiento del sótano de la disco The City, donde llegó a bordo de su auto tipo Seat color gris y donde fue levantado por el grupo de sicarios de Alejandro Valdez Gutiérrez conocidos como “Marcos”, “Negro”, “Pedro”, y el “Zurdo”, quien ha sido identificado como David Andrade Palma.
El vehículo donde levantaron a Antonio Lomeli, fue la camioneta Camry quien en esos días era color blanco y posteriormente fue pintada color negro para realizar el levantón del restaurantero Roberto Lievano Domínguez.
Este grupo levantó al brazaletero y lo trasladó al domicilio ubicado en la Región 92 manzana 113 lote 5, en donde fue asesinado por el “Zurdo”, quien al terminar su trabajo, sacó los muebles de la casa. Al final las llaves del auto Seat quedaron pegadas al swich de arranque y hasta la fecha nadie supo donde quedó este vehículo. Todo esto consta en la averiguación previa AC/98/05/2010 de la Procuraduría de Justicia.
Sobre el secuestro del restaurantero Roberto Lievano Domínguez, “El Charly” sostiene que quien hizo la operación fue directamente “El Comandante Pelón” quien recibió 250 mil pesos de los familiares del empresario la noche del 8 de junio.
La entrega del dinero se hizo en la plaza de la avenida La Luna donde se encuentra un centro comercial y una tienda de video. El trato era que el secuestrado iba a ser liberado en el estacionamiento de la Gran Plaza, o sea, metros más adelante.
Sin embargo, fue ahí donde se derivó la muerte del policía José Tomas Sánchez May, ya que iba en un vehículo de la Procuraduría de Justicia con vidrios polarizados, lo cual llamó la atención del grupo de sicarios del “Pelón” quien los interceptó y fue ahí cuando se dio la balacera en el centro comercial.
Esa noche, perdió la vida el policía judicial y también fue sentenciado a muerte Roberto Lievano Domínguez, pues a pesar de que su familia había pagado el rescate, él ya no fue visto con vida y se presume que sea uno de los cadáveres que han encontrado en las narcofosas. (Fuente: Por Esto! de Quintana Roo)

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