Penetra por la zona de Belice contrabando de cigarros ilícito

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CHETUMAL, MX.- Cigarrillos de Vietnam, Filipinas, India, Malasia, Canadá y Paraguay han comenzado a penetrar y prosperar en el mercado mexicano de forma ilícita: miles de cajetillas ingresan diariamente a México clandestinamente por la zona franca de Belice, convertida ya en uno de los puntos más activos y atractivos para el contrabando de tabaco ilícito a territorio nacional, de acuerdo con una investigación del diario Milenio.


Sin regulación ni controles sanitarios, sin un origen claro ni cuotas arancelarias y sin pagar impuestos al gobierno federal, marcas antes desconocidas con nombres como Euro, Marshall, President, Royale, Jaisalmer y Joe’s ahora pueden ser encontradas en tiendas de estados tan distantes de la frontera sur como Nuevo León, San Luis Potosí y Chihuahua, además del Estado de México y el Distrito Federal.
Introducidas a Quintana Roo desde el norte beliceño en un tráfico hormiga que explota la porosidad de la frontera por medio de balsas, barcazas y camionetas, las “marcas económicas” son ahora una nueva realidad en el mercado del tabaco mexicano. Hoy, rivalizan con las tabacaleras tradicionales en la preferencia del público, pese a que no tienen permiso alguno para ser comercializadas.
Una investigación de MILENIO, basada en decomisos, quejas de la industria del tabaco, declaraciones de funcionarios locales y consultorías internacionales, aborda el fortalecimiento de las mafias de contrabando de cigarrillos, que han aprendido a soslayar los controles aduaneros al sur del país hasta hacerse con parte del pastel mexicano.
De acuerdo a cifras obtenidas en julio pasado por la consultoría estadounidense TNS Research, una nueva cultura de consumo ilícito se ha configurado en México ante los elevados costos de las cajetillas regulares.
Tras un sondeo realizado entre 5 mil fumadores en todo el país, la firma descubrió que en el centro hasta el 22 por ciento del tabaco consumido ya es ilegal, es decir, de marcas sin permiso de importación; en el pacífico-centro, la cifra se ubica en 12.96 por ciento; en el norte, en 12.36 por ciento; y en el sur es de 7.13 por ciento. Extraoficialmente, la cifra podría ser superior: se estima que en el sur-sureste rondaría ya el 50 por ciento.
La investigación realizada por TNS, una de las más grandes consultorías comerciales del mundo, se basó en el método conocido como “Pack Swap” o intercambio de cajetilla, mediante el cual se compraron cajetillas a miles de mexicanos fumadores, para determinar qué marca consumen.
El resultado fue inesperado: marcas como las antes mencionadas, que nunca habían tenido presencia en México, brotaron por todo el país, en particular entre clases populares que dijeron preferirlas por su precio competitivo aunque no su sabor. “Podemos observar que los niveles de consumo de marcas ilegales son más grandes entre los niveles socioeconómicos más bajos”, se expone en el reporte de TNS. “Los encuestados saben que la calidad de las marcas ilícitas es menor que el de las marcas legales. Pero los consideran baratos.”
El precio de las cajetillas es mínimo en relación a sus competidores tradicionales, las tabacaleras sujetas a impuestos gubernamentales. En la zona franca de Belice un cartón con 10 paquetes se puede llegar a vender en 45 pesos o 4.50 pesos la cajetilla, mientras que en tiendas de Quintana Roo alcanza los 20 pesos, lo que deja al vendedor un amplio margen de ganancia -y el incentivo de seguir vendiendo el producto.
Según British American Tobbaco, en los primeros tres meses de 2011 se detectaron más de 100 marcas ilegales como esas en 36 ciudades del país, en puntos tan dispares como Aguascalientes, Ciudad Nezahualcóyotol, Córdoba, Durango, Nuevo Laredo, Puebla, Puerto Vallarta, Tepic y Torreón.”Es un margen muy difícil para que sostengamos la competencia”, admitió un ejecutivo de la trasnacional británica.
Hasta el momento, las marcas ilícitas más populares, acorde a los datos de TNS, son Bill, Euro, Evidence, Jaisalmer y Farstar. Su popularidad es evidente en internet, en donde distintas empresas ya se ofrecen como distribuidores de estos productos.
“Atención mayoristas, somos distribuidores de cigarro económico, entre ellas Garañón, Soberano, Euro, Marshall y Native”, se expone en un anuncio. “Ofrecemos precios sin competencia”.
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El pasado 25 de julio, la Secretaría de Seguridad Pública de Yucatán dio a conocer uno de sus golpes más espectaculares del año en contra del contrabando de tabaco. Un conductor fue detenido por agentes estatales en posesión de un cargamento de tres mil cajetillas de cigarrillos de procedencia extranjera.
“Compró los cigarrillos en la zona franca de Belice y tenía por intención distribuirlos en varias tiendas y estanquillos de la zona oriente del estado”, reportó la prensa local. El contrabandista fue identificado como Carol Geovanny Calderón, de 28 años. Pero su caso no es aislado. Tan sólo en los dos últimos meses han sido interceptados en la península de Yucatán tres grandes embarques de cajetillas asiáticas, lo que equivale a más de una tonelada de paquetes. Su origen: la zona franca de Belice, un área comercial establecida a menos de dos kilómetros de territorio mexicano, en la provincia beliceña de Corozal y a la que se importan miles de mercancías desde Asia, vía marítima.
Frecuentada a diario por miles de compradores mexicanos, la zona es famosa por su vida nocturna, sus casinos y sus tiendas. Y también, por sus negocios de reputación turbia. Algunos de sus principales empresarios son acusados de dedicarse, precisamente, al contrabando de tabaco.
Apenas la semana pasada, policías estatales trataron de detener a Ernesto Alonso, alias El Español, un empresario al que se acusa de controlar las redes de contrabando de tabaco en la frontera con Belice. Luego de un tiroteo escapó hacia Centroamérica.
Las policías locales admiten que la zona franca se ha transformado en un dolor de cabeza para Quintana Roo, con ramificaciones hacia el resto de México.
“El tráfico se incrementó desde que se estableció la zona franca”, lamentó Gumersindo Jiménez, ex comisionado de la Policía Estatal de Quintana Roo y hoy jefe de la policía del municipio fronterizo de Othón P. Blanco. “Ahora tenemos más de 100 puntos ciegos en toda la frontera. Y dentro de la mercancía que hemos encontrado, mucha viene de Asia. Hemos detectado cigarrillos, que son mucho más baratos y son llevados a varios estados”.
Por años la frontera olvidada de México, la franja limítrofe con Belice ha comenzado a ser vigilada de forma más estricta por el gobierno mexicano ante el incremento del contrabando que ha acompañado al libre comercio.
Recientemente, la Secretaría de Marina estableció una guarnición móvil en el poblado conocido como “Francisco Botes”, un punto informal de cruce de beliceños y centroamericanos hacia México.
En medio de la jungla, tres bases rivereñas adicionales de la Armada ya han sido instaladas, comandas por infantes de Marina que patrullan a bordo de lanchas el Río Hondo, el cual marca el límite con Belice. Pero la extensión y lo inhóspito de la zona hacen en extremo difícil su control total. Jiménez considera que controlar la zona sería, en realidad, algo imposible. “Es irreal pensarlo. Tenemos más de 150 kilómetros de frontera en donde existen muchísimos caminos traseros”, dijo. (Fuente: Milenio)

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