Aunque la pacificación de favelas de Río de Janeiro, conocida como UPP, se considera un éxito por haber conseguido sacar el control armado de los narcotraficantes en muchas de las comunidades, la eficacia no es total. Si en marzo del pasado año una oleada de violencia asoló la mayor favela de Rio, Rocinha, ahora es Mangueira la que vive amenazada por el tráfico pese a estar pacificada desde hace más de un año.
Los tentáculos del crimen, según viene publicando el diario ‘O Globo’, pueden llegar hasta la dirección de la Escuela de samba Mangueira, una de las más tradicionales e importantes, cuyo desfile siempre es de los destacados en el Sambódromo de Río. Este año, Mangueira quedó en un pésimo octavo lugar con un colorido homenaje a Cuiabá, ciudad del interior situada al Oeste de Brasil, lo cual levantó ampollas entre los miembros de la escuela.
El director, Ivo Meirelles, está siendo investigado por una posible implicación con el narcotráfico de la comunidad, que habría condicionado las elecciones que acabaron por nombrarle. La policía asegura que el tráfico en Mangueira es de naturaleza familiar y que tiene fuertes conexiones con la escuela de samba. Candidato a volver a la escuela, el ex presidente Percival Pires fue destituido al conocerse que fue el responsable de llevar la batería de la escuela a tocar en una escuela. Otros miembros y ex miembros mantendrían, según la investigación, lazos con la escuela, entre ellos Polegar, que se sospecha que es el jefe del tráfico en la favela desde la cárcel.
Los agentes investigan la relación entre tres asesinatos recientes que estarían ligados al narcotráfico en la comunidad y 20 personas que trabajaban con el director de la escuela y que están escondidos por miedo a ajustes de cuentas del narcotráfico, que también mandó cerrar los comercios en varias ocasiones en los últimos meses. El aumento de efectivos policiales no consigue contener el ambiente de tensión en la favela de Mangueira, que enrarece la debida festividad en torno a uno de los más prestigiosos grupos carnavalescos. (Fuente: El Mundo)
