Es un asunto de sentido común: que oscurezca antes de las 18:00 horas en Quintana Roo, un destino conocido en el mundo entero por sol y playa, no tiene lógica.
La iniciativa del cambio de huso horario ha sido politizada perversamente por sus detractores debido al proceso electoral en curso. El planteamiento, cabe enfatizar, proviene de ciudadanos y no de políticos. Miles de quintanarroenses han expresado su respaldo a la iniciativa suscribiendo pliegos y cartas formales que obran hoy en el Senado. Es manifestación ciudadana seria, es sentido común, no acción electorera.
Quintana Roo es por excelencia un destino de sol, playa y aventura cuyas actividades deben realizarse durante el día. Sus atractivos naturales como playas, cenotes y lagunas; las rutas patrimoniales de José María Morelos y Felipe Carrillo Puerto; los parques temáticos de la Riviera Maya; los pocos pero invaluables museos de la cultura originaria, o los sitios arqueológicos como los de Othón P. Blanco y Tulum, no “existen” sin luz natural. ¿Por qué negar al visitante minutos de goce? Es absurdo.
Se ganaría, por ejemplo, en productividad. Habrá mayor derrama económica en sitios de esparcimiento y recreación. Al ajustar el horario de Quintana Roo al de Nueva York, Miami y otras ciudades de Estados Unidos, se facilita la interconexión aérea precisamente con aquellas zonas de donde proviene la mayor cantidad de visitantes.
Además los viajeros se sentirán más tranquilos en un país al que tachan inseguro y habría un cuantioso ahorro de energía con la consecuente supresión de los daños colaterales provocados por el alto costo del consumo.
En definitiva, Quintana Roo exhibiría mejores ventajas competitivas frente a sus competidores del Caribe, como Jamaica, República Dominicana, Puerto Rico, Cuba o Bahamas, cuando pierde posición en el ranking turístico.
Hasta aquí, muchos coincidirán en lo favorable que resultaría, pero hay quienes no, porque afecta sus intereses.
Durante el XI Foro Nacional de Turismo, llevado a cabo recientemente en Cancún, el tema no fue abordado pese a que turisteros insistieron en aprovechar al máximo los recursos disponibles (como sol y playa), antes de apuntalar con más obras la consolidación.
Era allí, ante expertos, legisladores, empresarios y funcionarios, cuando se debió profundizar en el debate de los costos y beneficios. No se hizo.
Los opositores al proyecto han argumentado afectación al llamado ciclo circadiano, es decir, la forma en que el cuerpo “lee” y se adapta al exterior.
Dicen, también, que una hora menos de reposo es perjudicial para la salud y que impactaría al desarrollo de los niños.
Exponen que las comunidades rurales de Felipe Carrillo Puerto se verían perjudicadas porque se atentaría contra sus costumbres, usos y quehaceres por aquello de la “rebeldía horaria”.
La explicación más cuerda es el presunto uso electoral inadecuado que pudiera suscitarse. Aun así, hay que ser realistas, categóricos: quienes lo politizan son ellos, que solo esgrimen una posibilidad remota pero nada en concreto.
La iniciativa ciudadana fue aprobada en la Cámara alta por unanimidad en 2012, aunque permanece atorada en la Cámara de Diputados.
Para resolver un problema, primero debe ser reconocido, y en todos los paneles del foro fue ignorado. ¿Qué hay detrás? ¿Quién promueve el veto?
En los pasillos del hotel sede del reciente encuentro, un nombre fue repetido con insistencia por quienes dan seguimiento al tema: Carlos Joaquín González. Según las fuentes, atajó la iniciativa en la Cámara baja para no “beneficiar” al Ejecutivo estatal, al que identifica como aparente promotor.
De resultar cierto, aquí hay un severo problema. Carlos Joaquín es subsecretario federal de Turismo, cargo desde el cual debe fomentar la productividad, el progreso, la promoción, la inversión y el desarrollo turísticos.
Insisto, de resultar cierta la acusación, el expresidente municipal de Solidaridad atacaría uno de los aspectos medulares de la política delineada en Nayarit y reivindicada en el foro de Cancún por el presidente Enrique Peña Nieto respecto del beneficio social, ámbito que debe privilegiarse durante el sexenio.
Como expresidente municipal, exdiputado federal y “suspirante” a la gubernatura, Joaquín González quebrantaría la estrategia común: Quintana Roo debe convertirse en estado clave para que el país retome el liderazgo turístico mundial.
DESORBITADO…
El foro en Cancún fue exitoso. La impecable organización, la capacidad de convocatoria, la visita y los compromisos del presidente de la república y la cobertura mediática, dan cuenta de ello.
Lo reprochable es que vetaron temas importantísimos. Al del huso horario le siguieron el de la inseguridad en el país cuya imagen está por los suelos, y el esquema de los “todo incluido”. Todos ellos tópicos que, si son abordados en profundidad y con la seriedad que ameritan, pueden facilitar la innovación, la calidad y el fortalecimiento de los productos o modelos turísticos propios de la región. Ocultarlos, a nadie beneficia. Aún hay tiempo.