C. Roberto Borge Angulo
Gobernador Constitucional del Estado de Quintana Roo.
Usía:

Mi nombre es Marco Romano Quintanilla Cedillo, médico de profesión y ciudadano quntanarroense ya que como exige la ley para otorgarme ese título tengo una forma de vivir lícita. Quintanarroense desde hace casi tanto tiempo como el que usted tiene de vida. Me dirijo a usted vuestra señoría, para solicitarle una información y de paso darle una relación de los hechos que me hacen distraerle de sus importantes y delicadas funciones gubernamentales, como inaugurar la copa de pesca Gobernador que se celebra próximamente en Mahahual.

En los últimos meses, coincidentes con su ascenso a la máxima posición política en el estado, se han efectuado cambios promovidos por su graciosa persona y por la gentil cámara de nuestros representantes populares, que quizá inadvertidamente han colocado a una gran parte de los quintanarroenses en el camino de la miseria, la falta de oportunidades, riesgos a la salud, supresión de libertades individuales y otras tantas que en mi opinión nos impedirán disfrutar de la vida y de la generosidad con las que nuestra afortunada geografía nos recompensa en la labor diaria. Una de las libertades más elementales es la de manifestación y la de expresión de nuestras ideas; derecho que ha pretendido limitarse con las recientes acciones de gobierno que Usía y la corte gubernamental han emprendido.

Por eso y otras razones, como protestar por la censura del Sistema Quintanarroense de Comunicación Social y la mordaza colocada a sus trabajadores, salí a marchar el día de hoy, el primer día del mes de mayo en el que se recuerdan, lo sabe usted bien, a los mártires de Chicago. Aquellos valientes hombres y mujeres que dieron sus vidas por defender sus derechos. Nos apersonamos a las 8 de la mañana en las inmediaciones del Museo de la Cultura Maya- alguna vez orgullo quintanarroense y hoy en lamentable abandono- mi esposa Maru, mi hija Ana Laura y otros ciudadanos – siete en total- y comenzamos a marchar en una fila con rumbo al despacho de su señoría que como en tiempo de los reyes ostenta el nombre de Palacio de Gobierno. Siete ciudadanos o seis mejor dicho porque mi hija es aún menor de edad pero consciente de sus derechos: Seis ciudadanos entre ellos una mujer embarazada otras dos que desconozco su condición reproductiva, un trabajador de la radio despedido después de 27 años de servicio por el delito innombrable de permitir que pasara al aire la voz de una niña que protestaba porque habían quitado su programa de radio favorito, un médico indignado y un carrito de asistencia para deambular que usa mi esposa para limitar su discapacidad y poder así ejercer su derecho a la protesta. Siete ciudadanos un carrito y dos carteles realizados por uno de los orgullos artísticos de nuestra localidad, marchando pacíficamente sin gritar consigna alguna y despegados a más de 300 metros de la vanguardia por donde se encabezaría una marcha de trabajadores que al parecer están muy contentos y gustosos con las acciones que Usía ha tenido a bien aplicarnos. Caminamos en protesta por la avenida de los héroes que nos dieron patria y comentaba orgulloso con alguno de los compañeros que este ha sido un pueblo de lucha y que Quintana Roo, mi estado y el de usted, tiene en su capital como principal arteria un recuerdo permanente de quienes han forjado nuestra esencia. Al llegar al cruce de las calles héroes con Carmen Ochoa de Merino nos encontramos con que el paso estaba cercado por vallas impidiendo el acceso al despacho en donde usted realiza la noble actividad de cumplir y hacer cumplir las leyes vigentes- entre ellas la del derecho a la manifestación pacífica de las ideas- y nuestro camino fue desviado hacia la calle 5 de Mayo ( que por cierto conmemora la defensa popular contra el yugo opresor) para alcanzar por uno de los costados uno de los aposentos de tan distinguido edificio público. Olvidaba mencionar que unos metros antes un ciudadano de tantos de los que nos vieron caminar libre y pacíficamente decidió sumarse a la marcha con lo que el total de inconformes activos llegó a siete ciudadanos con derecho a voto, una menor de edad próxima a alcanzarlo y dos pequeñines hijos del ciudadano recién agregado quienes como buenos nuños se sumaron a esta marcha como a cualquier día de fiesta. Fue entonces cuando en los linderos de las oficinas del ISSSTE, un grupo de personas vestidas de “civil” nos obstruyeron el paso. Detrás de ellos estaba una columna de policía y detrás de nosotros una patrulla por lo que fuimos como se dice en el argot represor técnicamente encapsulados. Se nos ordenó, ni siquiera invitó, a retirarnos de ahí a lo que nos negamos primero porque es nuestro derecho el marchar, segundo porque no estábamos realizando ninguna manifestación violenta o fuera de cauce y tercero porque eran sujetos sin ninguna identificación oficial, aunque el corte de pelo y los malos modos fueran sugestivos, los que nos estaban forzando a salir de nuestro camino. A la orden de uno de los sujetos que estaban detrás de los bloqueadores, vestido de civil pero con una camiseta de una secretaría de gobierno y una placa dorada metálica alusiva al primero de mayo fijada como pin a nivel de la tetilla izquierda los sujetos comenzaron a empujarnos y golpearnos no con lujo pero si con goce de violencia: fuimos golpeados la señora embarazada, otra de nuestras compañeras, mi hija, mi esposa y el carrito que fue despedido junto con el empujón que le dieron a mi cónyuge. Con esos argumentos Usía, nos sacaron del camino y nos mandaron detrás de las vallas. Nos impidieron llegar a su despacho en donde siete ciudadanos pacíficos, desarmados y sin otros instrumentos más que nuestras convicciones le manifestáriamos en este primero de mayo nuestro descontento por el desastre que a nuestro parecer usted está promoviendo en el estado y el soberano nacional Enrique Peña Nieto con el país todo.

No tenemos otros medios para expresarnos; los medios de comunicación acallados y temerosos, nuestros representantes populares nos dan la espalda (no fuimos recibidos en dos ocasiones previas que hemos acudido marchando a la cámara de diputados). Así es que nos quedaban las calles o los cafés. Yo prefiero las calles.

Golpeados en lo físico y en lo moral, fuimos literalmente avasallados por un grupo de sujetos que oficialmente no pertenecen a corporación gubernamental alguna. Uno de ellos, el de la plaquita dorada, nos espetó que no éramos quintanarroenses, ofensa a la que le contesté de frente y sin tapujos : “Pues tú , eres un hijo de puta”, porque yo esas ofensas no las dejo pasar. Y se lo dije como 17 veces sin poder compensar el daño que con esa frase nos hacen quienes no se dan cuenta que hemos llegado y asentado raíces, creado familias, tenido hijos, produciendo con nuestro trabajo, generando identidad en una tierra generosa y noble como es esta en la que usted nació y en la que mi espíritu está amalgamado. Ser quintanarroense, Usía, no es un título de nobleza, es un orgullo y una responsabilidad a la que no responden sujetos como el que ordenó golpear a ciudadanos indefensos y en desventaja. Ese para mí es un hijo de puta así que le extiendo el apelativo por décima octava ocasión.

Don Roberto Borge Angulo, Gobernador Constitucional del Estado de Quintana Roo, ya le presenté mi versión de los hechos. Ahora viene la petición. Me podría informar ¿quiénes son los sujetos que vestidos de civil hicieron la tarea represiva?, ¿Quién les paga?, ¿Qué derecho los ampara?.

Espero Usía su atención a esta humilde solicitud.
Muchas gracias

Marco Quintanilla

Arriba, fotografías de Maru, la esposa del doctor Marco Quintanilla, que padece discapacidad, en una marcha previa en Chetumal. Abajo, cuando fue agredida durante el desfile del 1 de mayo por incondicionales del Gobernador. (Fotos: Ángel Solís @periodistasqroo)

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