REESCRIBEN EL ALFABETO DE LA VIDA: Científicos dan el primer paso para crear seres vivos ‘a la carta’ con ADN artificial

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Al igual que el lenguaje se basa en una secuencia de letras cuyo orden da forma a las palabras, la vida también tiene su propio alfabeto genético. El alfabeto del ADN y de todas las formas de vida conocidas se escribe solo con cuatro «letras» (A,T,G,C ) combinadas en dos pares de bases (A-T y C-G) y su secuencia o combinación determina su significado, es decir la función de las proteínas y los genes.

Los organismos vivos que pueblan la Tierra (plantas, bacterias, hongos, animales….) tienen en su material genético solo esas cuatro letras o dos pares de bases escritas a lo largo de la evolución. Ahora, por primera vez, científicos del Instituto de Investigación Scripps de California (EE.UU.) han reescrito el genoma de un ser vivo al añadirle un par adicional de «letras» de ADN artificiales que no se encuentran en la Naturaleza.

Organismo semi-sintético

El resultado es un organismo semi-sintético que nunca había existido antes. «Contiene de manera estable las dos bases, más un tercer par no natural. Esto demuestra que hay otras soluciones posibles para almacenar la información genética y nos acerca a emocionantes aplicaciones para desarrollar nuevos medicamentos», explica el director de la investigación, Floyd Romesberg.

El avance, al que la revista «Nature» dedica su portada, supone un salto vertiginoso hacia la creación en el laboratorio de organismos vivos con genomas a la carta, nuevos seres en los que su ADN no se escribiría con esa secuencia de letras tan conocida.

La creación de este organismo semi-sintético se ha hecho a partir de una bacteria muy conocida que puebla nuestro intestino, la «E. coli». Es también una de las bacterias preferidas por los científicos para manipular por su sencillez.
Más de dos décadas de investigación

El laboratorio de Romesberg llevaba más de dos décadas trabajando en esta línea, intentado encontrar los pares de moléculas que podrían servir como bases de ADN y que además fueran funcionales. Hasta ahora sus logros no habían pasado del tubo de ensayo. El gran reto que tenían era conseguir que esas pares de bases artificiales funcionaran en una célula viva y eso es lo que ahora han logrado.

La maquinaria celular no se inmutó al introducir las nuevas letras en el alfabeto de la vida. «Es como si en un libro hubieran cambiado la letra «a» por la letra «alfa». Aunque nos pareciera raro al principio, seguro que no tendríamos problemas para leerlo. Eso es lo que le pasa a la maquinaria celular, actúa como cualquier lector y aunque le moleste puede seguir leyendo», ilustra Manuel Porcar, experto en biología sintética de la Universidad de Valencia.
La revolución de la biología sintética

El ejercicio del Instituto Scripps se enmarca dentro de esa reciente área que es la biología sintética y que permite imaginar un futuro, aún lejano, en el que se podrán modificar organismos vivos a la medida de nuestras necesidades. Por ejemplo, que las bacterias generen electricidad y suministren biocombustibles para acabar con la dependencia del petróleo o tengamos medicamentos más potentes y completamente nuevos.

Por eso este nuevo paso es «un avance fantástico» para Rafael Giraldo, del Centro de Investigaciones Biológicas del CSIC. Además de las potenciales aplicaciones prácticas, supone un avance conceptual. «Por primera vez se ha demostrado que un código genético alternativo funciona «in vivo». En un futuro podremos diseñar códigos genéticos a la carta», aventura. (Fuente: ABC)

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