GUERRA FRÍA EN LAS ALTURAS: Nuevas diferencias entre EU y Rusia ponen en riesgo colaboración en la Estación Espacial

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Como respuesta a las sanciones de Washington contra Rusia por anexionarse Crimea y desestabilizar Ucrania, Moscú se dispone a poner fin a la fructífera cooperación que durante años ha mantenido con la NASA en el espacio. Así lo anunció el pasado martes el viceprimer ministro ruso, Dmitri Rogozin, que supervisa en el Gobierno las industrias aeroespacial y de defensa. Él es uno de los mandatarios rusos que figuran en la lista de sanciones.

El proyecto más importante en el que colaboran Rusia, Estados Unidos y otros 21 países, entre ellos España, es la Estación Espacial Internacional (ISS) y ésta, según Rogozin, no funcionará, como deseaban los americanos, más allá de 2020. La NASA, que tiene tras de sí una dilatada trayectoria de trabajo conjunto con la agencia espacial rusa Roskosmos, quería prolongar el periodo de servicio de la plataforma orbital por lo menos hasta 2024.

De los 14 módulos que componen la Estación Espacial, siete son norteamericanos (Unity, Destiny, Harmony, Tranquility, Cupola, Leonardo y Quest), cinco rusos (Zariá, Zvezdá, Pirs, Poisk y Rassvet), uno europeo (Columbus) y otro japonés (Kibo).

Por otro lado, tras la jubilación de los transbordadores espaciales estadounidenses en 2011, las naves rusas Soyuz son el único vehículo que permite el relevo de las tripulaciones en la ISS. También son rusas las naves de carga Progress, que efectúan la mayor parte del abastecimiento al complejo espacial de combustible, oxígeno, agua, víveres y otras provisiones.
A partir de 2020

De manera que, si el Kremlin cumple su amenaza de poner fin, a partir de 2020, a su participación en la ISS, el revés para la investigación científica europea, japonesa y, sobre todo, norteamericana será significativo. «Reenviaremos esos recursos a otros proyectos espaciales exclusivamente nuestros», ha advertido Rogozin.

Y es que la Estación Espacial, en la que todos los países participantes han invertido conjuntamente más de 100.000 millones de dólares, juega un papel crucial en los planes de la NASA para experimentar el equipamiento técnico que será empleado en futuros viajes a la Luna y Marte. También en el estudio de la radiación y la ingravidez en el cuerpo humano en singladuras de larga duración.

Los especialistas creen que acelerando el proceso para la creación de naves espaciales estadounidenses y europeas, el complejo espacial podría funcionar sin el concurso de Rusia después de 2020. (Fuente: ABC)

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