Los diputados de mayoría PRI-PVEM deberían de sentir más vergüenza que los seleccionados de España e Inglaterra.

Y es que quedaron totalmente evidenciados con la Ley de Ordenamiento Cívico.

Esta Ley fue creada como un tremendo garrote contra la disidencia política en Quintana Roo y terminó siendo más inofensiva que un gajo de hoja framboyán.

Pero esta ley perdió su espíritu represivo no por una graciosa concesión del Ejecutivo o algún diputado con cierta lucidez, sino por la presión de la sociedad y finalmente por una recomendación de la Comisión Nacional de derechos Humanos (CNDH).

De hecho, para desgracia de los afectos a la persecución y la intolerancia, la CNDH le quitó todos los dientes a esta Ley que ‘salvaría’ a Cancún y la Riviera Maya de revoltosos e inconformes.

El resultado final, fue que los diputados del PRI y PVEM, encabezados por su “capitán” José Luis “Chanito” Toledo Medina, legislan al vapor y por consigna para ser algo menos que empleados del Ejecutivo.

Y la ley de marras pasó a mejor vida y se convierte en el peor fracaso legislativo en la historia de al entidad.

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