El gris director de Deportes del municipio capitalino, Omar Martínez Rodríguez, hizo una más de las suyas al dejar “plantados” a un grupo de deportistas discapacitados a los que previamente había citado para entregarles material deportivo, simplemente porque estaba lloviendo.
nm5Unas gotitas de agua fueron suficientes para espantar al funcionario municipal conocido por su prepotente manera de actuar, mientras que los jugadores de basquetbol en silla de ruedas del Club Pioneros, aún con la dificultad de las condiciones climáticas llegaron puntuales a la cita en el domo del parque de La Alameda, donde se encuentra el Palacio Municipal de Othón P. Blanco.
Beatriz Yam, una ciudadana presente en el lugar de los hechos y notablemente indignada por la acción de este omiso funcionario menor del Ayuntamiento, nos hizo llegar unas fotografías de los para atletas refugiándose de la lluvia en una construcción de un baño ubicada junto al parque, mientras que Omar Martínez se encontraba seco y calientito ya sea en su oficina, o peor aún, en la hamaca de su casa.
El gris director de Deportes del municipio capitalino, Omar Martínez Rodríguez, hizo una más de las suyas al dejar “plantados” a un grupo de deportistas discapacitados a los que previamente había citado para entregarles material deportivo, simplemente porque estaba lloviendo.
nm5Unas gotitas de agua fueron suficientes para espantar al funcionario municipal conocido por su prepotente manera de actuar, mientras que los jugadores de basquetbol en silla de ruedas del Club Pioneros, aún con la dificultad de las condiciones climáticas llegaron puntuales a la cita en el domo del parque de La Alameda, donde se encuentra el Palacio Municipal de Othón P. Blanco.
Beatriz Yam, una ciudadana presente en el lugar de los hechos y notablemente indignada por la acción de este omiso funcionario menor del Ayuntamiento, nos hizo llegar unas fotografías de los para atletas refugiándose de la lluvia en una construcción de un baño ubicada junto al parque, mientras que Omar Martínez se encontraba seco y calientito ya sea en su oficina, o peor aún, en la hamaca de su casa.