Cuando Carlos Joaquín quedó en el equipo en transición del entonces presidente electo Enrique Peña Nieto, hay quienes suponían que sería Gobernador en 2016.
También se dice que hay activistas del ex alcalde playense por todo el estado, uniendo fuerzas para las aspiraciones del subsecretario de Turismo.
Lo cierto, es que Carlos Joaquín se está convirtiendo en un mito genial.
Desde que Carlos Joaquín dejó a sus seguidores colgados de la brocha en 2010, muy poco ha logrado reconstruir.
En realidad, Carlos Joaquín es como el “coco” y de él se han servido políticos y periodistas, que lo hacen ver como el enemigo a vencer, un personaje todopoderoso y generador de todas las desgracias del Gobernador Roberto Borge.
Hay como un espacio de la industria del miedo joaquinista, que en realidad es como el petate del muerto.
Carlos Joaquín existe porque supuestos ‘borgistas’ han creado el mito.
Y no falta los que han sacado raja del cuento de “Carlitos y el Lobo”