En el PRD, se quieren seguir haciendo bolas.

Ayer, hubo una reunión en Playa del Carmen, en la que líderes de diferentes corrientes y grupos se reunieron para “evaluar” la derrota del pasado domingo en Quintana Roo.

Pero no se requieren de profundos análisis. La causa es simple: la borgización del PRD, que se combinó con el efecto Morena y Andrés Manuel López Obrador, que en Quintana Roo mantiene una importante presencia.

Pero, la causa principal es que el PRD se convirtió en Quintana Roo en el PRB.

El pasado lunes, Emiliano Ramos y Gerardo Mora, habían puesto sobre el escritorio sus renuncias, como cosecha del 7.7 por ciento que obtuvo el PRD en las pasadas elecciones, y que lo dejó debajo del PRI, PVEM, Morena y el PAN, en el caso específico de Cancún, incluso debajo de Movimiento Ciudadano.

Sin embargo, en unas cuantas horas, cambiaron de opinión y decidieron quedarse.

Lo raro es que, de manera simultánea, el Gobierno del estado y a través de sus medios del “bienestar, emprendieron una campaña para tender una cortina de humo sobre la debacle perredista.

No hay que hacerse bolas. La actual dirigencia del PRD, fue impuesta desde el edificio adjunto del Palacio de Gobierno y no será así nomas que la pierdan.

Pero, aún hay más, el PRD sigue siendo un as ya no tan bajo la manga tanto para Roberto Borge como Félix González, para la sucesión de 2016.

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