Y es que el encarguito que le dieron al Consejero Jurídico del Ejecutivo estatal para sacar la nueva ley de periodistas, cada vez se complica más.
El tema nomás no prende entre los periodistas, que enfrentan una realidad muy severa, que empieza con una total indefensión laboral que esta ley borgista no resuelve, pues hay una simbiosis entre la mayoría de los dueños de los medios y el Gobierno.
Por si fuera poco, el Gobernador Roberto Borge no quiere dar su brazo a torcer en el tema de Pedro Canché, y manda a Labastida a defender lo indefendible.
Y el incumplimiento de las recomendaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos viene a revolver y complicar aún más las cosas
¿Cómo puede un gobierno promover una ley para proteger a periodistas y a, al mismo tiempo, negarse a acatar una recomendación de la CNDH sobre un tema de libertad de expresión?
Y Raúl Labastida tiene la ‘chambita’ de promover la ley y, al mismo tiempo, de ‘defender’ al Gobernador de la CNDH.
Los dos asuntos son, sencillamente, incompatibles.