Sucedió la noche del sábado.
En la cena de gala de la Cruz Roja, donde cada año se reúnen empresarios que integran el patronato de la benemérita institución y algunos funcionarios invitados, el Gobernador Roberto Borge coincidió con Carlos Joaquín González en momentos en que la sucesión se enfila hacia la recta final y después de meses de mucha tensión política entre estos dos personajes.
Sin embargo, el asunto se resolvió de manera civilizada y fue el Gobernador quien dio el primer paso y saludó y le dio un abrazo al subsecretario federal de Turismo. Algunas palabras cruzaron antes de despedirse.
Pero después empezaron a circular dos fotografías del encuentro que, como ácido, le están haciendo más daño a Carlos Joaquín que todas las campañas emprendidas por el Gobernador para vetarlo y sacarlo de la contienda por la sucesión.
Y es que todos saben que el subsecretario federal de Turismo ha expresado su deseo de ser candidato a la gubernatura, pero también todos han visto cómo Roberto Borge lo ha vetado y le ha puesto piedritas en el camino para dejarle en claro que no está invitado a este juego de sillas que es la sucesión del 2016.
Esta campaña ha tenido un efecto ‘boomerang’ porque lo único que consiguió fue aumentar la popularidad de Carlos Joaquín González al ser percibido como la antítesis de Roberto Borge.
De acuerdo con fuentes del entorno cercano a Carlos Joaquín, el encuentro con el Gobernador fue una especie de ‘accidente’, pues se lo topó en el pasillo cuando Borge abandonaba momentáneamente el salón donde se desarrollaba la cena.
Hay otras versiones de columnistas prensa afines al Gobierno que varían en los detalles, pero el hecho irreductible fue que ambos personajes se encontraron de frente y que uno saludó al otro y lo abrazo como si de viejos amigos se tratara.
Y parece que Carlos Joaquín fue agarrado ‘descolocado’ porque no reaccionó con mejores reflejos políticos.
Dirán que lo cortés no quita lo valiente, pero las fotos, donde Carlos Joaquín y Roberto Borge luces sonrientes, fueron un golpe a la imagen de antiborgista del funcionario federal que tanto le había funcionado para ser bien evaluado en las encuestas.
Y sirvieron para recordar que ambos personajes, Carlos Joaquín y Roberto Borge, son piezas de un mismo partido donde hay rencillas como en cualquier familia, pero nada más y al final todos se arreglan.
Las fotos también sirvieron para confirmar que Roberto Borge, en algunos asuntos, es como un ‘Rey Midas’ de la política, pero al revés: todo lo que toca lo echa a perder y cuando quiere desprestigiar a un adversario, la mejor triquiñuela es tomarse una foto con él y listo. Es como el beso del Diablo.
Así se intentó recientemente cuando, en un líbelo que sirve para la guerra sucia del Gobernador, se trató de desprestigiar a Julián Ricalde, una de las pocas figuras políticas que no están en la órbita de Roberto Borge, con una vieja foto trucada y una declaración falsa en la que supuestamente este le daba su apoyo al gobierno estatal.
Nada más alejado de la realidad, pero, la estrategia muestra la corrosiva estrategia política que basa su triunfo en usar precisamente la imagen negativa del Gobernador para salpicar ‘toxicidad’ a enemigos y adversarios.