Carlos Joaquín González tiene un discurso cada vez más encendido contra el ‘borgismo’.

Sin embargo, ha puesto su destino prácticamente en las manos de Roberto Borge, que tiene el control total y absoluto de las dirigencias estatales del PAN y PRD, que insisten en ponerle obstáculos.

Si bien, Carlos Joaquín es ahora la principal referencia de los excesos del actual Gobierno estatal, otros líderes políticos como Julián Ricalde enfrentaron y padecieron el autoritarismo del Primer Priista del estado.

Carlos Joaquín y Julián Ricalde Magaña, quedan como dos símbolos del antiborgismo.

Al no poder fincarle responsabilidades legales, Borge se alió con un grupo de dirigentes perredistas para combatir a Ricalde, a la par que emprendió una perturbada y onerosa guerra sucia contra el ex Edil cancunense.

Incluso, en 2013, Borge patrocinó una contraofensiva política para que Julián Ricalde no fuera presidente estatal del PRD y poner así a un grupo de líderes a modo.

Y la ofensiva de Borge contra Ricalde continúa.

Ahora, Emiliano Ramos y Eduardo Martínez, presidentes estatales del PRD y PAN, han manifestado a sus respectivas dirigencias nacionales que no quieren nada con Julián Ricalde en el presente proceso electoral.

En cambio, están con los brazos abiertos para que Marybel Villegas sea la candidata de la alianza opositora a la Presidencia Municipal de Benito Juárez.

Es más que evidente que Carlos Joaquín y Julián Ricalde integran una fórmula prácticamente letal contra la Coalición del Bienestar.

Pero, luego que Borge no pudo evitar la coalición PAN-PRD, al menos busca evitar la fórmula Joaquín-Ricalde.

Carlos Joaquín salió del PRI, en donde lo vetó Borge, para caer en el PAN y PRD, que en Quintana Roo son territorios borgistas.

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