Vaya que Paul Carrillo acumuló experiencia de ‘cero a la izquierda’ en el Ayuntamiento de Benito Juárez. Tanta, que convirtió la incuria en todo un estilo de gobernar.
A lo largo de su gobierno, Paul sólo fue parte del ornato de municipio de Benito Juárez y sus actos fueron regidos desde fuera del Palacio Municipal.
Lo más emocionante de su actividad como presidente municipal, era cuando lo invitaban a los congresos y convenciones en la zona hotelera. Ahí, los maestros de ceremonias le decían presidente municipal y los convencionistas y congresista pensaban que sí lo era.
Ahora, a Paul se le fueron seis regidores y alrededor de una decena de funcionarios municipales, incluidos los que ostentaban los cargos de Secretario de la comuna y Oficial Mayor.
Pero, Paul ni las manos metió.
Y el tragicómico fin para el actual ayuntamiento es el de un gobierno de suplentes e improvisados, y un alcalde que la únicas órdenes que dio fue en las taquerías, donde sus principales decisiones eran sobre si pedía una orden de pastor o una orden de arrachera.