Jorge Bergoglio y Jorge Luis Borges se conocieron en 1965.

En el octavo punto de esa sección de Amoris Laetitia, el Papa señala: “Las dos casas que Jesús describe, construidas sobre roca o sobre arena (cf. Mt 7,24-27), son expresión simbólica de tantas situaciones familiares, creadas por las libertades de sus miembros, porque, como escribía el poeta, ‘toda casa es un candelabro'”.

“Toda casa es un candelabro” es el verso del poema “Calle desconocida” escrito en Fervor de Buenos Aires. El texto tiene varias referencias a la historia bíblica de Jesús, pese a que Borges era un reconocido agnóstico.

Calle desconocida

“Penumbra de la paloma
llamaron los hebreos a la iniciación de la tarde
cuando la sombra no entorpece los pasos
y la venida de la noche se advierte
como una música esperada y antigua,
como un grato declive.

En esa hora en que la luz
tiene una figura de arena,
di con una calle ignorada,
abierta en noble anchura de terraza,
cuyas cornisas y paredes mostraban
colores blandos como el mismo cielo
que conmovía el fondo.

Todo -la medianía de las casas,
las modestas balustradas y llamadores,
tal vez una esperanza de niña en los balcones-
entró en mi vano corazón
con limpidez de lágrima.

Quizá esa hora de la tarde de plata
diera su ternura a la calle,
haciéndola tan real como un verso
olvidado y recuperado.

Sólo después reflexioné
que aquella calle de la tarde era ajena,
que toda casa es un candelabro
donde las vidas de los hombres arden
como velas aisladas,
que todo inmediato paso nuestro
camina sobre Gólgotas”.

Fervor

Fervor de Buenos Aires fue la primera obra poética de Borges y data de 1923. En ella, el autor hace múltiples referencias a la capital argentina y su vida diaria. Los títulos de cada uno de las poesías permiten un recorrido en clave fantástica de esa ciudad argentina. “La Recoleta”, “La Plaza San Martín”, “El truco”, “Arrabal”, son algunos de los capítulos que permiten imaginar la Buenos Aires de otros tiempos.

Como manifestó en diversas entrevistas, Francisco es un enamorado de la capital argentina, donde nació y vivió gran parte de su vida. Jorge Bergoglio conoció a Borges hacia 1965, cuando el escritor era afamado mundialmente y el ahora Papa, sólo un sacerdote jesuita de 25 años. Los había contactado la escritora María Esther Vázquez, secretaria del poeta y amiga del por entonces cura. Eso le abrió al posibilidad de compartir algunas charlas con el maestro, ya que el Pontífice en aquella época era profesor de Literatura.

Si bien no fueron amigos, Francisco tuvo la posibilidad de mantener una relación fluida con Borges a quien invitaba a realizar clases extraordinarias a sus alumnos de quinto año. Hoy, el Papa le hizo un pequeño homenaje a ese hombre que supo mostrarle parte de su mundo. (Fuente: Infobae)

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