El Reino Unido, que se acostó absolutamente confiando en la permanencia, ve cómo avanza hacia el Brexit, que disfruta de más de dos puntos de ventaja cuando se han recontado 233 de 382 circunscripciones electorales. Algunos expertos en proyecciones creen que el efecto Londres, cuyo resultado todavía no ha salido, será insuficiente para dar el vuelco a la votación.
Los mercados sienten ya el vértigo de lo desconocido, la ruptura. La libra, que se apreció en la jornada de votación, ha caído abruptamente. Su desplome súbito del 8%, uno de los mayores que se recuerdan. La bolsa había registrado durante la jornada electoral su mayor pico desde el pasado 21 de abril, lo que se consideraba otro indicio claro de victoria de Remain, catanta también por las casas de apuestas con un 86% de posibilidades anoche.
Nigel Farage, el líder eurófobo de UKIP, sorprendió admitiendo anoche, nada más cerrar los colegios, que «parece que Remain lo tiene ganado». Pero a las cuatro de esta mañana ya se ha dirigido a sus seguidores eufórico. A voz en cuello, ha celebrado «el Día de la Indepedencia» (UKIP, que tiene tintes xenófobos, es el Partido Para la Independencia del Reino Unido). Tambien ha hablado de «un triunfo de la gente corriente contra el establisment», el «triunfo de la gente decente».
Es una inmensa sorpresa, porque el sondeo de Sky-YouGov al cierre de los colegios electorales dio una ventaja de dos puntos a Remain. También fue por delante en tres de las cinco encuestas que se publicaron durante la jornada electoral.
David Cameron, que habría enterrado su carrera política, ha enfatizado durante la campaña que quiere seguir en el poder sea cual sea el resultado. Anoche, cuando parecía que serían derrotados, 84 diputados tories que han hecho campaña por Leave, entre ellos su líder Boris Johnson, le enviaron una carta pidiéndole que continúe. Pero al alba de hoy, cuando ya despunta el día en un acongojado Londres, mayormente europeísta, todo puede ser muy distinto. Uno de los pesos pesados del laborismo, el moderado Hillary Benn, ya ha dicho que “Cameron tiene que irse”.
La City, que no ha dormido, asiste con pánico a la inminente apertura de los mercados. George Osborne, el ministro de Economía, reconoció en campaña que en caso de Brexit podría llegar a suspenderse la actividad de la bolsa. El Banco de Inglaterra tenía ya planes extras para inyectar liquidez y no dejar seco al mercado y el BCE se había pronunciado en el mismo sentido. El Leave ha calado en los condados de esa Inglaterra del Norte que parece dormida y también ha vencido contra pronóstico en Gales, aunque no en su capital, Cardiff.
El Reino Unido se desperezará como un país partido en dos: Londres y Escocia son europeístas, como la inmensa mayoría de los jóvenes y los titulados universitarios con buenos empleos. Pero las inmensas clases medias bajas, las muy altas y el mundo rural han escuchado las proclamas nacionalistas de Michael Gove y Boris Johnson, quien anoche volvió a su hogar en el metro de Londres, y con aspecto abatido, porque el arranque de la noche no pintaba bien para él. Hoy se convertirá en el más que probable futuro primer ministro británico si se confirma esta ola a favor del Leave.
Cameron ha abierto la caja de Pandora y el virus del nacionalismo se ha escapado. El país parece escoger el repliegue insultar frente a un mundo externo incierto. Las amenazas económicas (el Gobierno llegó a hablar de pérdidas de hasta 4.500 euros por hogar en caso de Brexit y subida de la cesta de la compra y las hipotecas) no han funcionado. El ambiente que se respiraba en los debates, con enormes aplausos cada vez que se hablaba de “una inmigración fuera de control”, ha cuajado por ahora en las urnas.
En Bruselas, en una mañana de caras largas y mucha congoja, se reunirán a las diez y media Jean Claude Juncker y los presidentes del Parlamento y el Consejo Europeo. Las picadillas de Juncker contra los ingleses en las últimas horas de la campaña han sido uno de los factores que han contribuido a azuzar la respuesta “patriótica”, que es cómo muchos votantes de a pie interpretan el Leave. (Fuente: ABC.ES)