Contribuciones macondianas a la lucha ecologista en Quintana Roo: ¡cambiemos de lugar a Bacalar! | Por Gilberto Avilez Tax

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De Tajamar a Bacalar, Barradas Buitrón y su lucha ecologista en defensa de la laguna siete colores.

De Tajamar a Bacalar, Barradas Buitrón  y su lucha ecologista en defensa de la laguna siete colores.
De Tajamar a Bacalar, Barradas Buitrón y su lucha ecologista en defensa de la laguna siete colores.

Hace unos días, por medio de las tan movidas redes sociales, me enteré que un bacalareño (o por decreto municipal, “bacalarense”) ejemplar, Gustavo Barradas Buitrón, perteneciente a esas familias pioneras que vinieron a repoblar Bacalar en la década de 1930,[1] inició desde Tajamar una caminata que terminará en la laguna siete colores, en el pueblo mágico de Bacalar.

Como un caminante del Mayab, Barradas es un hombre de fe, un ecologista que ama, contra viento y marea, a la laguna Bacalar. Empezó hace unos días su caminata ecologista, por ahí del 8 de julio. Él, junto con la Asociación Civil Bacalar Municipio 10, lucha de forma titánica contra un sistema político-económico, igual anti ecologista, que el 5 de junio se resquebrajó, al menos a nivel regional. Ahora, con el nuevo gobierno que empieza, ojalá y las irregularidades ecocidas creadas en el Borgismo, se reviertan en materia ambiental.

Pero el problema ambiental y el derecho a un medio ambiente adecuado no son solamente de competencia estatal, sino que se constriñe al ámbito federal.[2] En 2014, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) dio en concesión 50 kilómetros de la laguna Bacalar a la Administración Portuaria Integral (API). Publicada en el Diario Oficial de la Federación, el decreto de la SCT le dio autorización a la API para el uso y explotación de toda la laguna de Bacalar. En el muro de Facebook de Barradas, y con información de la Asociación Civil Bacalar Municipio 10, leemos que: “La API es una empresa que no le rinde cuentas a nadie, ni al congreso del estado. Es una empresa de sociedad civil de capital variable, S.A de C. V. y empezará a cobrar impuesto por muelles, embarcaderos, lanchas, motos acuáticas, veleros. Lo peor del caso es que los recursos obtenidos de esos impuestos no entrarán a las arcas municipales sino que irías a parar a las cuentas de la API la cual no está obligada a informar sobre el destino de los recursos”.

El siete de julio pasado, también por medio de las redes, supimos de unos trabajos que se hacían en un predio costero enfrente del “castillo” (o “el fuerte de Bacalar” para los no bacalareños), donde al parecer se rellenaba con material pétreo el fondo de la laguna,[3] y un tiempo atrás, para septiembre de 2015, una fotografía de una retroexcavadora en las aguas de la laguna, detonó una ola de molestia ciudadana: resulta que la laguna no era de los bacalareños, era de los que tenían el dinero para comprarla y tasajearla, para meterle mano, para darse el lujo descarado de meter en sus aguas de siete colores hasta una retroexcavadora sin que nadie diga nada. El dueño del predio en el que se encontraba la maquinaria pesada, es el dueño del Diario de Quintana Roo, Luis Contreras, un hombre que se hizo rico porque en su diario semi oficial se loaba y se loa al gobierno en turno y se difamaba a los enemigos y críticos del priismo. Con el borgismo llegó a niveles patéticos de servidumbre mediática.[4] El siete de julio, le indiqué al presidente municipal electo, lo siguiente:

“Hago un llamado al actual presidente electo de Bacalar, Alexander Zetina Aguiluz, para que investigue todas las acciones, cuentas públicas y relaciones del ecocida gobierno municipal saliente, encabezado por el risible ignaro José Alfredo Contreras Méndez, que no ha sabido bloquear y ha permitido las agresiones ambientales a la laguna de Bacalar. La tónica del nuevo gobierno municipal de Bacalar debe ser diametralmente distinta a la que presidió el troglodita saliente (que, cosa extraña, es un sentimental lector de poesía campirana)”.[5]

Al inicio de su marcha, Gustavo Barradas Buitrón nos explicó sus motivos para caminar bajo ese sol candente y ese vaho ubicuo del trópico caribeño: “Mi marcha busca frenar la contaminación de la laguna de todas las formas que existen, la motonáutica, los paseos, la Api, la contaminación de mantos freáticos, la deforestación, etc. Es necesario crear un estudio de impacto ambiental que no existe, es necesario declarar patrimonio de la humanidad nuestra laguna y ayudar a la gente pobre de Bacalar creando un desarrollo sustentable”.

Antes de conocer la labor ecologista del equipo de Barradas, descreía que en Bacalar existieran activos defensores de la laguna como la Asociación Civil Bacalar Municipio 10. Ahora, conociendo el trabajo de estos hombres y mujeres comprometidos con Bacalar, me desdigo de mis dichos proferidos con anterioridad, pero mi idea es similar, en algunos puntos, con la de Barradas.

Para Barradas es un hecho que su marcha se da no solo como respuesta a que este 2016 se realizarán, contra viento y marea, las terribles carreras motonáuticas, sino que va encaminada (la metáfora del caminante es perfecta) a impedir otro Tajamar en el estado. En Bacalar están esos enigmáticos estromatolitos, que producen oxígeno y son algo así como los padres fundadores de la vida en el planeta. En la Isla de los Pájaros, también en el sistema lagunar de Bacalar, la avifauna es exuberantemente rica: flamencos y hasta avistamientos de quetzales colorean las distintas gamas de azules.

La marcha de Barradas Buitrón es contra esas políticas ambientales y esa flexibilidad en materia de protección al ambiente, que ha dado pábulo para que los políticos y empresarios de Quintana Roo, de Chetumal y hasta del país, los de la mafia que se han incrustado en el estado desde tiempos del Felixato (2005-2016) pero que podríamos remontar hasta tiempos del villanuevismo (1993-1999), se adueñen de costas, vendan playas, privaticen la laguna siete colores, den en concesión cenotes, ríos, esteros y favorezcan la privatización del agua.

Barradas Buitrón es de la idea de que hay que generar políticas públicas en Quintana Roo –y, sobre todo, entre la clase política y la ciudadanía misma de Bacalar- para el cuidado de la laguna, con el fin de que se estatuyan los mecanismos a futuro para su cuidado: “Se venden lotes como arroz a personas que de la noche a la mañana han tenido terrenos y no sabemos cómo se los adjudicaron, contaminamos el manto freático, los químicos contaminan”. La motonáutica, o las carreras de lanchas en Bacalar, en palabras de Barradas, es “una fiesta para ricos y los que quedamos fuera es la gente de Bacalar.”

La idea macondiana para salvar la laguna de Bacalar

Un bacalareño me contó que mirara detenidamente la corografía[6] donde se asienta Bacalar. La inclinación del pueblo, sus calles, se da hacia la laguna. Al llover a torrentes en los tiempos de lluvia, los riachuelos callejeros van a dar directo a la laguna, y en el camino que forman, llevan con ellos bolsas, basura, la suciedad y la contaminación en tiempos del periodo antropoceno donde la crisis ambiental ha puesto en duda la viabilidad del hombre, crisis ambiental producida por esa voracidad del bípedo implume, de ese junco que se dice pensante.[7]

Y para grandes problemas, grandes resoluciones: hoy he decidido dar a la moción del público algo que se me ocurrió para salvar, de una buena vez por todas, la laguna Bacalar. Antes había dicho que la única vía es que el gobierno nacional “expropie todas esas tierras alrededor de la laguna y la declare de interés público, y hasta le conceda el rango de área natural protegida”. Me aseguran que existe desde 2011 un área (pequeña) de reserva natural, a un lado del Balneario ejidal de Bacalar, pero esto resulta nada si toda la mayor parte de la extensión terrestre la ocupa el pueblo bacalareño. Ahí, en el Balneario ejidal mismo, la gente que va a echar su chapuzón para contrarrestar el calor y tomar las cervezas, los restauranteros mismos, dejan un reguero de basura que va a dar a las aguas tornasoladas de la laguna.

La laguna Bacalar es de todos los mexicanos y de la humanidad, no solamente del pueblito al lado de ella y de sus rústicas autoridades, así como de sus empresarios cerveceros como Mario Rendón Monforte, el dueño de una cervecería, el más activo de que se realicen las carreras de lanchas.

Por cierto, en una firma que he hecho en la plataforma change.org, secundando a Barradas Buitrón que pide detener las carreras de lanchas y el turismo irracional que afecta a la laguna,[8] lo firmé insistiendo en la idea siguiente: no hay que obviar que la laguna debe entrar como reserva federal y, siendo radicales, estoy convencido de que para cuidarla a plenitud, habría que cambiar de lugar el pueblo de Bacalar y ponerlo en otro sitio, alejando a los humanos depredadores, de las aguas siete colores y cortando de tajo la mancha urbana depredadora de las costas del cuerpo acuífero.

¡Total, no sería la primera vez que esto ocurriera![9]

[1] Tal vez Barradas Buitrón sea descendiente de aquel subteniente de infantería, Nazario Buitrón, que asentó residencia, junto con su tropa la compañía fija, en el Fuerte Bacalar en 1938. “Compañía fija echó raíces en el sur”, Por Esto Quintana Roo, 20 de febrero de 2015. Véase también el Informe General Referente a la Colonización de la Zona de Bacalar. Comisión Colonizadora en el Territorio de Quintana Roo, 1938. Archivo General del Estado de Quintana Roo.

[2] Sin tener a disposición más que este libro deficiente en la mano, cito, con reservas, el texto de Luis Gerardo Samaniego Santamaría: La tutela constitucional del derecho a un medio ambiente adecuado, UQROO, Chetumal, 2011.

[3] “Ecocidio en Bacalar”, en http://www.periodistasquintanaroo.com/notas/ecocidio-en-bacalar/

[4] “Denuncian a dueño de periódico por usar maquinaria pesada para dragar la laguna de Bacalar”. Noticaribe, 3 de septiembre de 2015. En http://noticaribe.com.mx/2015/09/03/denuncian-a-dueno-de-periodico-por-usar-maquinaria-pesada-para-dragar-la-laguna-de-bacalar/

[5] “De Chepes y de Tortas ecocidas de Bacalar”. Gilberto Avilez 7 de julio de 2016. Artículo en mi muro de Facebook.

[6] La corografía, en palabras de la RAE, se trata de la descripción de un país, de una región o de una provincia.

[7] Cfr. Equihua Zamora, Miguel et al, “Cambio global: el Antropoceno”, Ciencia Ergo Sum, vol. 23, núm. 1, marzo-junio, 2016, pp. 67-75 Universidad Autónoma del Estado de México Toluca, México.

[8] https://www.change.org/p/unesco-frenar-la-motonautica-en-la-laguna-de-bacalar?recruiter=263241791&utm_source=share_petition&utm_medium=facebook&utm_campaign=share_facebook_responsive&utm_term=mob-xs-no_src-no_msg&recuruit_context=fb_share_mention_control&fb_ref=Default

[9] Véase mi relato “Bacalar en la memoria, Bacalar en la historia”, en http://mayapolitikon.com/bacalar-y-su-gente/

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