La Universidad Politécnica de Bacalar y la Universidad Tecnológica de Chetumal, universidades de nueva creación, se han convertido en un paraíso fiscal para sus rectores Miguel Pérez Cetina y Elias Abuxapqui Adams, respectivamente; ambos se dan una vida de reyes gracias a los recursos de dichas instituciones.
Miguel Pérez Cetina, aparte de cobrar un sueldo de casi 100 mil pesos mensuales, se sirve con la cuchara grande asignándose contratos a nombre de otras personas para tener así una jugosa ‘compensación’, además de que la Auditoría Superior lo investiga por un faltante de 5 millones de pesos que gestionó ante un organismo del Gobierno Federal, pero nunca pudo comprobar el uso de estos recursos en mejora de la universidad; recordemos que junto con la diputada Arleth Molgora ha amasado propiedades que ni juntando el sueldo de ambos les alcanzaría para obtenerlas.
El caso de Elias Abuxapqui se cuece aparte. Este ‘viejo lobo de mar’, con la experiencia que ha adquirido en los diferentes puestos (uno de ellos como tesorero de Hacienda) hace que todos sus actos de corrupción parezcan ‘legales’; se sabe que ha incrementado su ‘sueldo’ gracias a los contratos que hace que firme gente de su confianza que, dicho sea de paso, hay que señalar que todas sus ‘directoras’ han sido a modo y a gusto de él y que hasta el momento ninguna de ellas ha tenido un papel destacable.
Además, ha realizado múltiples viajes financiados por la universidad argumentando que tiene que ir a gestionar con tutores empresariales las estadías en el extranjero, cuando todo mundo sabe que esto no es necesario, pero, no contento con esto, al parecer los únicos ascensos que se dan en esa universidad son para su personal administrativo.
Hoy su ex secretaria ya es una flamante directora, mientras que la institución no cuenta con maestros de tiempo completo salvo sus directores de carrera. Incluso, a sus docentes que están por contrato, no les otorga su finiquito al final del cuatrimestre a pesar de que hacienda le proporciona de manera puntual el recurso por dicho concepto.
De buena fuente se sabe que el recurso federal para sus tiempos completos ya les han asignado poco a poco, pero misteriosamente nadie sabe a donde va a parar; y para concluir, el camión que se le otorgó a la universidad resulta que es rentado y por eso los alumnos cada que lo utilizan están obligados a pagar un tarifa.
Si nos ponemos a escudriñar a las demás universidades nos vamos a encontrar con este tipo de casos o incluso situaciones peores como en la Universidad de Quintana Roo o en la Universidad Tecnológica de Cancún por mencionar algunas
En fin, esperemos que con el nuevo gobierno cambien las cosas y quiten a estos personajes que sólo lastiman a la educación.