Muy pronto se le está presentando una segunda oportunidad a Morena.

El nuevo Gobierno está dilapidando de manera acelerada su bono democrático, mientras que el PRI está metido aún en los lamentos y en la repartición de culpas.

Para muchos Morena estaba llamado para cosas grandes en los pasados comicios locales ante los antecedentes de Andrés Manuel Lopez Obrador en 2006 y 2012 en Quintana Roo.

Pero Morena dejó escapar una gran oportunidad en 2015.

Sin embargo, la alternancia está quedando debajo de las expectativas, aunque tampoco significa la redención del felixismo-borgismo.

Morena está ante un panorama prometedor.

Sólo requiere un líder estatal con autoridad moral.

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