Aunque el nuevo gobierno ha logrado avances claves para revertir cargos transexenales que el felixismo-borgismo dejó para mantener impunidad e influencia, el gran pendiente sigue siendo sanear las instituciones electorales.
Es ‘verdad de Perogrullo’ sobre el Instituto Electoral de Quintana Roo (Ieqroo) y el Tribunal Electoral de Quintana Roo (Teqroo), que si bien sus integrantes fueron designados bajo un complejo proceso de selección diseñado y ejecutado en esferas federales, ambos órganos terminaron al servicio de la dupla Félix-Borge.
La coalición gobernante se ha aplicado en renovar los órganos electorales, pero falló en su primer intento, en el juicio político en el Cogreso del estado contra los integrantes del Teqroo, que fueron salvados por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF o Trife).
Ante el fracaso por la vía legal, ahora depende que los miembros del Teqroo se vayan por la vía de la presión política y con todo acabe en un buen o mal arreglo, con las renuncias de los impartidores de justicia electoral de la entidad.
Pero, para los magistrados del Teqroo, ese camino aún se ve largo y sinuoso.
Y todavía falta el Ieqroo.
Mientras tanto, el reloj avanza rumbo al proceso electoral de 2018.