Una luz promisoria en Playa del Carmen | Por Primitivo Alonso Alcocer

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La asistencia social desinteresada y no contaminada por los apetitos económicos o políticos, es una de las formas más genuinas de mostrar los alcances del espíritu humano cuando está imbuido de buena fe y amor a sus semejantes.

Aparte de la bienhechora encomienda del DIF de atender en uno de sus programas a la niñez desvalida no tengo conocimiento de alguna institución, pública o privada, con las características tan especiales de esta organización benefactora de la que me hoy ocupo, que por su trabajo apasionado en favor de un segmento importante de la niñez necesitada de Playa del Carmen, es un ejemplo luminoso de amplia solidaridad humana.

Encaminar esfuerzos colectivos para hacer menos dolorosa la existencia de niños postrados por su condición económica paupérrima, muchos de ellos atrapados en condiciones infrahumanas, es una labor loable digna de todo encomio.

Pero debemos estar ciertos que esta lamentable marginación social no es privativo de nuestro país y tampoco de la zona del Estado que genera este relato; en lo corresponde a esto último, habría que observar la triste realidad de cientos de niños de la Zona Maya y del Sur del Estado para comprender a cabalidad el alcance del problema.

Es una dolorosa realidad que lacera también los cuatro costados de nuestro país en donde crece una generación paupérrima sin esperanza de futuro.

Pero cuando la mística de servicio es abrazada como un deber moral eludiendo cualquier pretensión económica personal y considerándola como una forma de retribuirle a la propia vida el hecho de existir como lo considera Marta Honorina Herrera, estamos ante la presencia de alguien muy especial en estos tiempos en que el materialismo, el egoísmo y la falta de auténticas solidaridades, corroen las arterias de la humanidad deshaciendo los lazos de confraternidad, aspiración cada día más lejana, pero que es una situación real que permea la mayoría de las naciones de la Tierra.

La presidenta de la Fundación Contando con un Amigo y el grupo de voluntarias (os) pudieran parecer un avis raris, dicho sea con todo respeto, por su desinteresada aportación para hacer más leves las carencias de los niños que radican en una demarcación territorial agobiada por las necesidades, paradójicamente enclavada en uno de los polos turísticos más importantes del mundo.

Los niños desheredados de la fortuna, son hijos del sufrimiento que deviene de la miseria; son el retrato más elocuente de la falta de compromiso social o de una sociedad que prefiere el oropel de lo mundano antes de suministrar una autentica ayuda a los necesitados. Ver a un niño desharrapado o golpeado y con el hambre reflejado en su angustiado rostro, además de causarnos consternación nos hace reflexionar sobre la miseria espiritual de los que se llenan los bolsillos con los dineros del pueblo, en razón que con una parte modesta de esos recursos mal habidos, se podrían edificar nuevos programas asistenciales para la niñez en el DIF a nivel nacional, o pensando más alto, para coadyuvar en la construcción de un programa social de gran aliento con la participación de los sectores público, social y privado para contrarrestar la espantosa pobreza que se cierne sobre millones de pequeños mexicanos que a veces no cuentan ni con un pan para llevarse a la boca para vergüenza de los funcionarios y políticos demagogos que postulan lo contrario.

Por otra parte, pero sin perder el hilo de los infantes, también causa honda consternación y una sensación de extrema angustia e impotencia al contemplar, absortos, algunos videos en las páginas de Facebook, en donde míseros cavernarios golpean con extrema crueldad a niños pequeños y algunos aun de brazos, solo por el hecho de llorar atormentados por el hambre o porque el padre o la madre irresponsables son rehenes de alguna droga o del alcohol o simplemente villanos de la peor ralea conocida, merecedores como nadie de un castigo ejemplar; que no se anden por las ramas, porque hay una sociedad sumamente indignada por estos hechos aberrantes que puede tomar justicias por su propia mano, en caso de que la autoridad no actué con la firmeza necesaria para poner un hasta aquí a esos enajenados mentales en donde quiera que se encuentren. Sin embargo, hay que reconocer que en la mayoría de los casos la pobreza, la falta de oportunidades y de la instrucción elemental juegan un papel preponderante y las víctimas son los niños.

Pero volviendo a la ejemplar labor de Martha Honorina Herrera quien en forma modesta comenta “que ella es solo la cara de la organización porque a su lado trabajan con el mismo ímpetus voluntarios y voluntarias que han hecho de la pasión de servir un apostolado social”.

La Fundación “Contando con un Amigo”, por su persistencia tenaz está rindiendo buenos frutos con la ayuda desinteresada de algunos ciudadanos y organizaciones como el Club de leones, Los Rotarios, el Sindicato de Taxistas, algunos hoteles y particulares que han comprobado, fehacientemente, que a este grupo benefactor nada más los anima la pasión de servicio y su inocultable amor por la niñez que de otro modo estarían en sus modestos hogares haciendo la talacha o trabajando en faenas no aptas para su realidad cronológica. Uno de los problemas fundamentales de estos niños es la falta de una escuela cercana a sus hogares y la carencia de dinero para solventar útiles escolares, calzado y ropa.

La distancia entre donde viven y la escuela más cercana es considerable, por lo que resultaba imposible para sus padres cubrir un gasto semanal para su traslado de ida y vuelta dado sus escasos recursos económicos. Tengo entendido que la Fundación se encarga de remediar este problema ofreciendo también albergue a algunos escolares.

Ahora, hablando del génesis de esta proyecto social exitoso, el comienzo de la llamada “Escuelita” tuvo lugar hace aproximadamente dos años en un lote ubicado en un terreno otrora baldío, atrás del Sindicato de Taxistas de Playa del Carmen, con singulares construcciones de rústica maderería que ahora cobijan a más de cincuenta alumnos, cuya educación comienza con el Kínder hasta culminar con la primaria aunque algunos ya habían avanzado en sus estudios y están inscritos en grados más avanzados.

Hay niños de dos a catorce años en manos de maestros que también ofrecen sus servicios en forma desinteresada, lo mismo que algunos profesionales de la medicina que mantienen una estrecha vigilancia sobre los menores para evitar alguna enfermedad propia del trópico y conservarlos en buen estado mental con el auxilio de un psicólogo también voluntario si viniera al caso.

A los niños se les provee de lunes a viernes de un equilibrado desayuno producto de las donaciones de las buenas conciencias que también coadyuvan con accesorios y ropa aunque algunos, hay que decirlo sin ambages, ofrecen tiliches inservibles para quitárselos de encima que no son de utilidad ni para los infantes ni para “La Escuelita”. Como aduce Martha con marcada precisión: “preferimos más que cantidad algo de cierta calidad que les sirva y les dure a los niños”.

En Playa del Carmen existe un oasis en donde el espíritu humano fluye en toda su grandeza al apoyar a los niños necesitados que no merecen ser víctimas del hambre, la violencia o la falta de educación. Martha Honorina Herrera y sus apreciables colaboradores voluntarios, son de aquellos centinelas sociales que devuelven la fe en la humanidad al convocar a la sociedad para que “Contando con un Amigo” lo ayuden de todo corazón. Con una actitud responsable ajena a los reflectores y a las ambiciones personales, honran con su esfuerzo el nombre de este paraíso quintanarroense con su llamado a la SOLIDARIDAD con los niños, la promesa nacional que mejor debemos salvaguardar y más si son desamparados o víctimas de la violencia doméstica.

Nuestra más calurosa felicitación a tan digna dama y sus leales colaboradores que, con la generosidad de “La Escuelita”, como así la denominan, ofrecen, hoy por hoy, el mejor rostro de una parte de la sociedad solidarense que debe ser un espejo claro para toda la sociedad quintanarroense en su conjunto para que hagamos lo propio.

Felicidades a Martha Honorina Herrera y al voluntariado que firmemente la acompaña en esta obra social desinteresada en favor de la simiente más pura que debemos proteger: la niñez necesitada a la que hay que encaminar hacia un futuro más promisorio.

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