Por primera vez, un equipo de científicos ha calculado cuánta energía se transfiere de escalas mayores a menores dentro de la envoltura magnética, la región que separa el viento solar de la burbuja magnética que protege nuestro planeta. A partir de datos recogidos durante años por las misiones Cluster, de la ESA, y THEMIS, de la NASA, el estudio ha mostrado el papel clave de la turbulencia, que hace que el proceso resulte cien veces más eficiente que en el viento solar.
Los planetas del Sistema Solar, incluida la Tierra, se encuentran bañados por el viento solar, un caudal supersónico de partículas altamente energéticas que el Sol libera de forma incesante. Nuestro planeta y algunos otros se desmarcan frente a este flujo continuo de partículas al contar con su propio campo magnético, que los protege de la energía arrolladora del viento solar.
Precisamente la interacción entre el campo magnético de la Tierra y el viento solar es lo que crea la estructura de la magnetosfera, la burbuja protectora que blinda a nuestro planeta frente a la inmensa mayoría de las partículas de viento solar.
Hasta la fecha, los científicos han conseguido comprender bastante bien los procesos físicos que se producen en el plasma de viento solar y en la magnetosfera. En cambio, aún se desconocen aspectos importantes sobre la relación entre estos dos entornos y sobre la turbulenta región que los separa, conocida como la envoltura magnética, y donde se sospecha que tiene lugar la mayor parte de la acción y la más interesante.
“Para saber cómo se transfiere la energía del viento solar a la magnetosfera, tenemos que entender lo que sucede en la envoltura magnética, el ‘área gris’ situada entre ellos”, señala Lina Zafer Hadid, del Instituto Sueco de Física Espacial de Uppsala (Suecia).
Lina es la autora principal de un nuevo estudio que, por primera vez, cuantifica el papel de la turbulencia en la envoltura magnética. Estos resultados se publicaron ayer en Physical Review Letters.
“Sabemos que la turbulencia contribuye a que, en el viento solar, la energía se disipe de grandes escalas, de cientos de miles de kilómetros, a escalas menores, de un kilómetro, donde las partículas de plasma se calientan y aceleran a energías superiores”, explica Fouad Sahraoui, del Laboratorio de Física del Plasma francés y coautor del estudio.
“Sospechábamos que en la envoltura magnética debía de producirse un mecanismo similar, pero no habíamos podido comprobarlo hasta ahora”. (Fuente: ESA)