El antecedente es terrible: Con ‘Beto’ Borge no hubo solo mano dura para los discrepantes, sino también hubo opresión y persecución.
Una de las cosas a las que estaba (y sigue estando obligado) el nuevo gobierno es hacer lo contrario de su antecesor. La apertura, la tolerancia y la libre expresión son asignaturas obligadas.
Sin embargo, hay quienes extrañan la rudeza y la intolerancia.
Poseedores de concesiones de taxis y policías ministeriales torturadores han salido a medir fuerzas.
Por un lado, poseedores de concesiones de taxis quieren sostener un monopolio y, por el otro, policías torturadores quieren impunidad.
Los monopolios y la impunidad no tienen nada que ver con la convivencia democrática, el estado de derecho y las libertades de todos.
Lo que hay es un reclamo de regreso al pasado y que prevalezcan los privilegios y la ley del más fuerte.
La tarea del nuevo gobierno es complicada. Se ha puesto a prueba su calidad de atender con vocación democrática y respeto a los disensos las exigencias insostenibles de poseedores de concesiones de taxis y policías ministeriales torturadores.