Andrés Manuel y los candidatos a la gubernatura de Tabasco | Por Miguel Pérez León 

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Tiene la campaña por la gubernatura del estado una singularidad: los seis aspirantes, de variopintos orígenes –y destinos– políticos, suman la certeza de que Andrés Manuel será presidente de México.
 
Es por ello que la contienda es para algunos un sálvese quien pueda: Georgina Trujillo (PRI), Manuel Paz (PANAL) y Óscar Cantón (PVEM) van cada cual por su lado, pero comparten a un intrascendente Meade como candidato presidencial de “Todos por México”.
 
Gerardo Gaudiano, por temor o disimulo, evita mencionar a Anaya, abanderado de “Por México al frente” (PRD, PAN y Movimiento Ciudadano), ecuación incompatible, por decir lo menos, no solo en Tabasco sino en el país entero.
 
Por su parte, Jesús Alí, no arriesga a coligarse con el mal llamado Bronco porque la figura del “independiente” no es, lamentablemente, resultado de una cultura ciudadana sino de la orfandad política o la simulación.
 
Así las cosas sólo Adán Augusto podrá lograr buena cosecha de lo que sembró durante años: lealtad para con Andrés Manuel y la consolidación de Morena en Tabasco. Tanto él como AMLO encabezan todas las encuestas y sondeos como candidatos a la gubernatura y a la presidencia, respectivamente, de la alianza “Juntos haremos historia” (Morena, PT, PES).
 
Gina y Gerardo, desheredados. La primera, no sin pesar, reconoce que sus amigos de toda la vida votarán por AMLO, pero con ellos y la desdentada clase priista local busca llegar a una gubernatura tan anhelada como postergada, justamente porque su verdadera vocación ha sido prolongar los privilegios que dan el poder político y económico. Mientras el segundo dilapidó la fortuna política de Don Leandro pues tuvo inicialmente el cobijo de Andrés Manuel, pero pronto su impericia y ambición lo obligaron a mostrar su verdadero talante, más por temor al rechazo de la gente que por fineza, un día sí y otro también alude al inevitable triunfo de AMLO, pero mendiga un voto cada vez menos probable.
 
Paz y Cantón, arrimados. Fracasados en su intentona “independiente”, no tardaron en cobijarse al amparo partidista, uno de Nueva Alianza –Paz fue fundador, dirigente y candidato a la gubernatura en 2006 por el PANAL– y otro al Verde –Cantón, tránsfuga del PRI y del PRD–; ambos aluden al paisanaje y dicen sin recato que les gustaría un triunfo de AMLO y ya de pasada buscan sumar algunos votos.
 
Alí, huérfano. Renegó del PRI luego de ser derrotado en 2012 y a pesar de que buscó acercarse a varios partidos ninguno le dio refugio. La necesidad lo obligó a conseguir la única candidatura independiente a la gubernatura –no libre de sospechas a decir de Cantón– y hoy asegura a los pocos que se prestan para oírlo, que haría una buena mancuerna con AMLO en la presidencia y él como gobernador.
 
Adán Augusto, albacea. Urge la reconciliación de una sociedad agraviada por la crisis política, económica y social de los últimos años. Adán Augusto reconoce que el liderazgo de AMLO será determinante para obtener el triunfo, pero no se confía, y por ello sin duda su campaña por la gubernatura ha detonado, otra vez y quizá como nunca, la esperanza de los tabasqueños en un mejor futuro para el estado, y para México con Andrés Manuel.
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