CIUDAD DE MÉXICO, MX.- Al iniciar la segunda mitad de la campaña presidencial, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano decidió irrumpir, como lo hizo en los dos procesos electorales anteriores, destacó en un reciente investigación especial la revista Proceso.
El ingeniero hizo su pronunciamiento el miércoles 23 durante el programa televisivo La nota dura, que conduce Javier Risco en El Financiero Bloomberg. La entrevista comenzó a difundirse en las redes sociales, mientras que Cárdenas la reprodujo en su cuenta de Twitter.
Ese día, en Autlán, Jalisco, Andrés Manuel López Obrador, en su encuentro con los reporteros, respondió a los cuestionamientos sobre el pronunciamiento de Cárdenas.
“Cómo no –si me están apoyando de todos los partidos– voy a desear el apoyo del ingeniero Cárdenas con todo lo que él significa. Lo respeto mucho, lo respeto mucho.”
–¿Cree que lo apoye Cárdenas? –insistieron los reporteros.
–No sé. Yo lo respeto mucho, lo respeto mucho. Pero él deberá tomar esa decisión.
Un mes antes, la noche del 24 de abril, Cárdenas tuvo una primera incursión en el proceso electoral. En esa ocasión se reunió con Alejandra Barrales, la candidata al gobierno capitalino de la coalición Por la CDMX al Frente, quien exhibió una fotografía en redes sociales elogiando al tres veces candidato presidencial.
No obstante, un día después del encuentro con Barrales, cuando la imagen se había viralizado, Cárdenas escribió en su cuenta de Twitter:
“No cerraré puertas a quienes me buscan para entablar diálogos. Fotos no significan mi apoyo. En la CDMX votaré por el compañero del Centro L. Cárdenas: Marco Rascón.”
En la entrevista con Risco, Cárdenas insistió en su apoyo a Rascón, a quien consideró compañero de “lides políticas”, y luego expuso lo de su voto por quien derogue la reforma energética.
Ante la respuesta de López Obrador, el hijo del general Lázaro Cárdenas aclaró horas más tarde que ningún candidato se proponía revertir la reforma energética, e insistió en que quien lo hiciera contaría con su voto. También agradeció a López Obrador sus palabras.
Más allá del cruce de declaraciones entre Cárdenas y López Obrador, esa reforma es uno de los temas en los que el tabasqueño ha modificado su discurso. En diferentes foros, propuso convocar a una consulta pública para que los ciudadanos decidan si mantienen o revierten la reforma.
El 21 de febrero último, el empresario Alfonso Romo, una de las personalidades más visibles del entorno lopezobradorista, declaró que en Morena comprendían los alcances de esa reforma. Añadió que después de revisar los procesos de licitación, vieron que todo estaba bien, que eran buenos para el país.
Y añadió: Una vez en la Presidencia, Morena no haría nada que perturbara la confianza de los inversionistas. López Obrador guardó silencio.
Sin embargo, el jueves 24, al concluir un mitin en la delegación Tlalpan, al ser cuestionado sobre lo dicho por Cárdenas, declaró:
“Vamos a revisar todos los contratos y los que estén mal, que sean fraude, como fue el caso Odebrecht, todo eso se va cancelar para que se anulen esos contratos. No queremos escándalos de corrupción. No vamos a permitirla”, dijo a los reporteros.
Así, lo que parecía un reencuentro de los dos presidenciables de las izquierdas que desde 1988 han estado cerca de ganar una elección desde 1988 sólo duró 24 horas.
Dejémoslo ahí
En la biblioteca personal de Ifigenia Martínez –sitio fundacional de la Corriente Democrática del PRI en 1986 y del PRD en 1989– hay fotografías que documentan tres décadas de organización, postulaciones y acuerdos varios. En una de ellas están Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Heberto Castillo y Andrés Manuel López Obrador, el más joven del grupo, quien en ese momento no llegaba a los 35 años.
En octubre pasado, al cumplirse tres décadas de la postulación de Cárdenas a la Presidencia, Proceso entrevistó a los tres fundadores icónicos del PRD. Muñoz Ledo e Ifigenia Martínez se inclinaron por el político tabasqueño y aún mantienen su apoyo.
Afanada por aquellos días en propiciar un reencuentro entre “las izquierdas”, Martínez intentaba convencer al PRD de no aliarse con el PAN y apoyar por tercera vez la postulación de López Obrador; incluso intentó convencer al ingeniero Cárdenas.
La economista insistía en que, para la elección de 2018, el único que enarbolaba la alternativa a la política económica neoliberal que se promueve desde los ochenta es López Obrador. Era la única de los tres fundadores que aún se mantenía en el PRD.
Muñoz Ledo dejó el partido en 1999; Cárdenas lo hizo en 2014, mientras que López Obrador salió en 2012, pasada la elección presidencial de ese año, para irse a fundar Morena.
Muñoz Ledo –reencontrado con Cárdenas– consideró que de aquel PRD que fundaron en 1989 ya nada queda. Y aunque admitió que la izquierda estaba ya en muchas partes, expresó que apoyaría a López Obrador.
Cárdenas, sin admitir ni negar que haya un distanciamiento o rompimiento con López Obrador, consideró que con Morena había coincidencias, pero también desacuerdos profundos con la manera de pensar del tabasqueño y con los planteamientos que alentaron la creación de la Corriente Democrática y luego la fundación del PRD.
–¿Cuáles?
–Prefiero que lo dejemos ahí… –respondió.
Larga historia de desencuentros
La figura más relevante de la oposición al régimen hegemónico a finales de los noventa, Cuauhtémoc Cárdenas se convirtió en el primer jefe de Gobierno del Distrito Federal por elección en 1997. Desde ahí quiso construir, sin éxito, su tercera postulación a la Presidencia.
A su vez, López Obrador se daba a conocer como dirigente del PRD, posición que dejó para convertirse en candidato a la jefatura del gobierno capitalino, que ganó por amplio margen.
Pronto, el distanciamiento entre ambos fue notorio, si bien en distintas oportunidades los dos se han negado a decir qué lo motivó.
Sin embargo, mientras López Obrador construía su candidatura presidencial en 2006 y se perfilaba ampliamente, vinieron los videoescándalos, que implicaban actos de corrupción en su entorno cercano y en el de Rosario Robles, colaboradora de Cárdenas y relevista en la recta final de su gobierno.
Durante el proceso de desafuero, una embestida desde la presidencia de Vicente Fox mediante el cual se pretendía sacar a López Obrador de la elección de 2006, Cárdenas guardó silencio. Y cuando decidió participar en una de las marchas de apoyo al tabasqueño, los lopezobradoristas lo acusaron de traidor.
Ese año, cuando se acercaban las elecciones, Cárdenas aceptó convertirse en encargado de la organización de los festejos del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución, invitado por el presidente Fox. Inició su encargo el 19 de junio de 2006, menos de dos semanas antes de que se realizaran las elecciones presidenciales.
Durante las protestas y reclamos por fraude electoral, Cárdenas se mantuvo en el cargo y, cuando figuras como Elena Poniatowska, que le habían dado su apoyo en otros momentos, le reclamaron su ausencia en 2006, él respondió que sólo asistía a sus propios actos políticos.
Dejó el cargo foxista en septiembre del mismo año, justo cuando se habían calificado las elecciones que colocaron en la Presidencia a Felipe Calderón, de cuyas manos recibiría la Medalla Belisario Domínguez en 2011.
En los últimos años, Cárdenas ha sido funcionario del gobierno capitalino, invitado por Miguel Ángel Mancera como coordinador de Asuntos Internacionales de su gobierno, una posición desde la que intentó asumir la dirigencia del PRD, del que fue presidente fundador y que terminaría excluyéndolo en 2014, año en el que abandonó sus filas alegando diferencias irreconciliables con la dirigencia nacional.
Pese a todo, en febrero de 2012 López Obrador y Cárdenas se reencontraron y sellaron un “pacto de unidad”. Fue el 7 de febrero de ese año, con el proceso electoral ya en puerta, cuando Cárdenas presentó un proyecto de nación para enriquecer el del tabasqueño. Se enlazaron en un abrazo, unieron sus manos y las pusieron en alto, mientras López Obrador, con su mano derecha libre, levantaba el pulgar, famoso gesto de su campaña en 2006.
En esa ocasión, Cárdenas respondió a reporteros que coincidía con el tabasqueño en fortalecer una candidatura democrática y apuntalar una alternativa al neoliberalismo, y aclaró que entre ambos “nunca existió distanciamiento”, como ha dicho siempre.
López Obrador también fue elogioso:
“En estos momentos difíciles para el país, su regeneración tendrá que venir de la participación consciente y organizada de los ciudadanos y de los liderazgos de quienes cuentan con autoridad moral y política, como el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.”
Después de los vítores y aplausos ya no se supo más. Hasta el año pasado, cuando distintas voces de Morena, señaladamente en Tabasco, acusaron a Cárdenas de obstaculizar la construcción de la tercera candidatura de López Obrador.
El corresponsal de Proceso en esa entidad, Armando Guzmán, reportó el 11 de marzo de 2017 las respuestas de Cárdenas a esas imputaciones:
“Que digan en qué sentido puedo estar yo obstaculizando. Yo nunca he hecho nada en contra de los esfuerzos de Andrés Manuel o de Morena; yo respeto, hemos sido amigos.
“Es buena la relación, creo que es un hombre honrado, derecho. Cuando vea la boleta electoral veré por quién va mi voto. Si aparece Andrés Manuel, es posible que por ahí vaya un voto, es posible que no, todo depende de las propuestas y de lo que venga.”
El jueves 24, una vez que López Obrador respondió con su oferta respecto a la reforma energética, Cárdenas volvió a callar.
Este reportaje se publicó el 27 de mayo de 2018 en la edición 2169 de la revista Proceso.