En la política local no hay peor error que la pretensión de tratar de ‘influir’ en la organización interna de los Dignatarios Mayas.
Fue noticia nacional y casi mundial, la ‘degradación’ de general a soldado raso de Isabel Sulub, como castigo por acudir a la entrega del bastón de mando que realizaron ‘pueblos originarios’ al presidente Andrés Manuel López Obrador.
En respuesta, Don Isabel acudió a la ceremonia del Día de la Bandera, que presidió López Obrador en la Explanada de la Bandera, de Chetumal.
Y Don Isabel sigue tan campante en el Centro Ceremonial de la Cruz Parlante, en Felipe Carrillo Puerto.
Pero, de rebote, quien ha terminado afectada es la directora del Instituto para el Desarrollo de los Pueblos Mayas y Comunidades indígenas (Inmaya), Delta Moo Arriaga, quien es señalada de moverle el tapete a Don Isabel y obtener raja política de los Dignatarios Mayas.
Tras el ‘espaldarazo’ de López Obrador a Don Isabel, cada vez más crecen las voces para que Delta Moo sea destituida del Inmaya.
Y mientras se toma una decisión, lo cierto es que Doña Delta ha dejado de ser interlocutora legitima ante el conjunto de los Dignatarios.