El pasado sábado, el gobernador Carlos Joaquín aprovechó las últimas horas que le permite la ley para publicitar obras del Gobierno del estado y realizó sendas giras en Cancún y la zona maya, en donde se esperan los mejores resultados para los candidatos oficialistas.
Pero, en Cancún parece que las cosas no le resultaron como esperaban sus asesores. En esta ciudad, azotada por la violencia, presidió, junto con la alcaldesa Mara Lezama, el inicio de las los trabajos de la enésima remodelación de ‘El Crucero’.
Pero, lejos de que esta remodelación que, de acuerdo a la vocería estatal “contribuirá a prevenir la violencia y el desorden” en ‘El Crucero’, atrajera simpatías al Gobernador y, en consecuencia a sus candidatos, tuvo el efecto contrario.
De entrada, se señala que la obra, que abarca las cuatro esquinas del entronque de las avenidas Tulum y Portillo, solo es de ornato y electorera, aunque la principal crítica es que implicará la tala de árboles y convertir el viejo parque, que oficialmente se llama ‘Nuevos Horizontes’, es una plancha de concreto.
Y si bien Cancún es una ciudad de 49 años, también se acusa que la remodelación de ‘El Crucero’ implica dañar el acervo histórico de la ciudad, particularmente al demoler el emblemático quiosco del parque, que ha sido un tradicional punto de encuentro.
Quizá el desconocimiento sobre Cancún de los asesores del Gobierno del estado sea mínimo, pues su presencia en esta ciudad se reduciría a restaurantes de lujo de la zona hotelera y Puerto Cancún, pero esta obra, lejos de su sumar a la causa del Gobierno del estado, terminó restando.