En el pueblo de Tihosuco, y en otros pueblos “mayas” de Quintana Roo, se utiliza el programa “Jóvenes construyendo el futuro”, para hacer trabajos personales a conocidos coyotes vividores del presupuesto que se ostentan como empresarios de la rama agrícola. En un pueblo al sur de Yucatán, existen hasta alumnos egresados de licenciatura que trabajan como limpiadores de milpas ajenas, lo mismo que en Tihosuco: con coa, azadón y machete, limpian las parcelas de sus “tutores”. No demerito el trabajo científico de la milpa maya, pero estas bellaquerías albarradezcas no tienen nada que ver con la posibilidad de una comprensión total, sustentable y profunda del territorio maya.
Creo que se tiene que verificar a quiénes se les otorga el cargo de tutor y la comprobación fidedigna de que los jóvenes estén realmente capacitándose en instituciones de prestigio (no hacer la limpieza de cubículos, no sacarle las copias al maestro huevón, no ir por las tortitas), con personas y empresas realmente comprometidas para generar y dar experiencia a nuevos recursos humanos altamente capacitados y con conciencia social. Recientemente, se dio a conocer que los “jóvenes construyendo el futuro” engrosarían el ejército de personas para remover el ubicuo sargazo de las playas de Quintana Roo. ¿Limpiar las milpas es la capacitación profesional que se debe dar a un joven?, ¿dejar la arena libre de sargazo dará una experiencia y capacidad de análisis en temas ambientales? Me dirán, ¿que qué tiene de malo tumbar el monte y remover sargazo?, respondo que nada, el abuelo sabrá mejor de eso, al abuelo que le ayuden mejor.
Por cierto, si se fijan bien, buena parte de los beneficiarios de esos programas son los mismos coyotes –o los entenados priístas de los polizontes subidos al barco de la 4T- que en otros ámbitos se sirvieron con la cuchara grande de los recursos que prodigaba el Estado filantrópico prianista. Ahora, no reciben dineros en efectivo, reciben servicios personales, y en el camino pervierten el programa con su mentalidad tropical, le sacan vueltas a todo, vaya, hasta piden su mochada a cambio de palomear al joven que no viene a capacitarse más que a recibir el dinero mensual.
No podemos seguir en un Estado de simulación y con una sociedad que simula hasta las heces debido a tantos años de corrupción institucional. Lo dijo el presidente, no se puede echar vino nuevo en odres viejos, pero de ese loable programa se está haciendo exactamente eso en el caso del Quintana Roo profundo, donde muchos polizontes ex priístas se están sacando la mejor parte. ¿Hasta cuándo?