PLAYA DEL CARMEN, MX.- “Playa del Carmen es nuestro sueño” y “queremos trabajar”, son las dos oraciones que más pronuncian los migrantes haitianos llegados ayer a Puerto Aventuras. Frantz Pierre-Louis y Wisay Paul relatan el recorrido de 5 mil 453 kilómetros que hicieron desde Brasil en compañía de otros 20 paisanos.

En su segundo día en la ciudad, ayudan con la limpieza del centro municipal que les acoge, juegan dominó y patean una pelota con el pequeño Ismael de dos años, y se espera que en cuatro meses nazca una niña mexicana, cuyos padres aún no deciden el nombre.

 

“Prefiero Playa del Carmen que Estados Unidos”

Wisay Paul tiene 30 años y ha trabajado de chofer y profesor de español en su natal Puerto Príncipe. Tiene dos hermanos que residen en Chile, y una mamá Evelyne, quien se quedó en su país. 

“En San Paulo, Brasil, estuve casi tres años trabajando en la metalurgia. Luego me fui a Chile y laboré en el sector de la construcción”, cuenta en una mezcla de inglés y español.

Se le pregunta si ha sufrido actos discriminatorios. Evade y su mirada va hacia otro lado. Dice en tono bajo que les fue mal en su paso por Colombia y Panamá, por culpa de la mafia.

Cambia de tema y mejor recuerda que tiene una hija de 12 años llamada Viergenaldie, con quien intenta hablar todos los días. “Quiero una vida mejor y algún día estaremos juntos”, afirma este haitiano que ha pasado por nueve naciones antes de llegar a tierras playenses.

“No quiero ir a Estados Unidos, prefiero Playa del Carmen”, señala este amante de ritmos musicales como la salsa y el merengue.

 

“En cuatro meses nace mi hija”

Frantz Pierre Louis tiene 27 años. Está casado con Sterlande Alphonse. Con quien “pololeó” ( termino chileno relativo al pre-noviazgo) durante tres años y recién se casó hace ocho meses.

Al igual que muchos de sus compañeros, tampoco tuvo acceso a estudios universitarios. Su experiencia laboral es agricultor de zanahorias, cebollas y lechugas en los campos chilenos.

“Queremos quedarnos aquí”, expresa con claridad. Es fan de la cantante Ana Gabriel y hasta entona una parte de la canción “Estoy aquí”: “El amor no se mide, el amor se da, el amor se gana”, tararea con una sonrisa.

Y así transcurre su nueva vida en la comunidad terapéutica “Vive”, donde el francés ya es el idioma oficial y el pequeño Ismael aprende a utilizar la computadora. (Noticaribe)

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