Para los comicios de 2018, Andrés Manuel López Obrador no tenía margen de error. Se hizo de todo tipo de aliados, algunos de los cuales despreció o prefirió omitir en el pasado.
De esta manera, en Quintana Roo, se hizo de aliados como ‘Mara’ Lezama y Luis Alegre, que le daban la posibilidad de contar con medios para las campaña, y con los hermanos Beristain, cercanos al entonces poderosísimo grupo de Félix González Canto.
Y se dio una especie de sinergia. Lopez Obrador amarró votos que de otra forma no hubiera obtenido y a la vez se dio el ‘efecto Peje’ con el que llegaron a cargos de elección popular personajes como Luis y Laura, entre otros.
Pero, con estos aliados que tuvo AMLO (y otros), los resultados no han sido los mejores para Quintana Roo.
López Obrador no ha visto mucho por sus aliados en el estado. Los ha dejado a deriva y que “se rasquen con sus propias uñas”.
Hoy, los alcaldes morenistas del estado ‘Mara’ Lezama, de Cancún; Laura Beristaín, de Playa del Carmen y Otoniel Segovia, de Chetumal, tienen que estar buscando recursos donde se pueda y con quien se deje.
López Obrador dejó al garete a los alcaldes de México, incluidos a los de Morena, pero los principales afectados son los cancunenses, los playenses y los chetumaleños.
¿Supondría López Obrador que sus alcaldes en Quintana Roo, con el puesto, ya están más que ‘pagados’?
