Granjas porcícolas de la Península de Yucatán, en la mira de Greenpeace por deforestación y contaminación

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Por Itzel Chan

MÉRIDA, MX.- En los últimos 20 años se han instalado en la Península de Yucatán alrededor de 257 granjas porcícolas, que para su construcción han deforestado cerca de 10 mil 997 hectáreas de vegetación, además de que en conjunto son capaces de generar en un año la cantidad de Dióxido de Carbono (CO2) equivalente a las emisiones de tres millones 662 mil 130 vehículos en México.

Este día, la organización ambientalista internacional Greenpeace publicó el estudio “La carne que está consumiendo el Planeta”, en donde devela todo lo que hay detrás de la industria porcícola en la Península de Yucatán y, por ende, la afectación que traen hacia la entidad, el país y próximamente a nivel mundial.

El Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible, A.C. ha registrado que el total de las 257 localizadas en la Península, 222 están en Yucatán; 21 en Quintana Roo y 14 en Campeche.

Del total de las granjas porcícolas, fue posible identificar que sólo 22 cuentan con estudios respectivos a una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), por lo que muchas de ellas operan fuera de la ley, circunstancia que el gobierno ha sido omiso en combatir.

Greenpeace destacó que algunas de las empresas con mayor producción en el país son Kekén, Grupo Carroll, Norson o Agroindustrial del Noroeste y Kowi.

Sin embargo, en el caso de Kekén, ubicada en esta zona, se identificó una cadena de más de 500 tiendas llamadas Maxicarne, en las que desplaza el 40% de su producción nacional.

Hasta 2019, esta empresa tenía más de 70 mil hembras reproductivas, dos mataderos, una planta de procesamiento y capacidad para sacrificio diario de cinco mil cerdos, además con producción aproximada de 180 mil toneladas de carne.

En este sentido, se ha considerado que empresas de este tipo son una amenaza para el medio ambiente, pues al duplicarse la producción, se aumenta la deforestación, contaminación de agua, producción de Gases de Efecto Invernadero (GEI), así como ruido y mal olor.

Al ocupar cada vez más territorio en la Península de Yucatán, las granjas porcícolas provocan que especies como el mono araña y el jaguar, pierdan hábitat.

Además, se observó que al menos unas 43 granjas están dentro de cuatro Áreas Naturales Protegidas (ANP), tales como la Laguna de Términos, el Área de Protección de Flora y Fauna de Laguna de Términos, Geohidrológica del Anillo de Cenotes, Reserva Estatal Biocultural del Puuc y Cuxtal.

Por otra parte, con información del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), en 2018 las emisiones de Dióxido de Carbono (CO2) de las granjas porcícolas en la Península de Yucatán fueron equivalentes a las emisiones de 3 millones 662 mil 130 vehículos en México en un año.

De acuerdo con el Inventario Nacional de Emisiones de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero 1990-2015 (INEGYCEI) (INECC, 2018), la gestión de estiércol en las granjas porcícolas produjo cuatro mil 844.64 Gg de CO2e en un año, lo que equivale a la cantidad de emisiones de CO2 resultado de la generación de electricidad en el Estado de México.

Además, tan sólo en Yucatán, la zona porcícola presenta una contaminación por desechos pecuarios seis veces mayor que la originada por la población humana asentada en ese lugar.

Cabe señalar que en 2019, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) dio a conocer que en la Península de Yucatán se encuentra el 14.2% de las granjas porcícolas del país y el estado yucateco provee cerca del 9% de la producción total, además, esta industria crece en un 4.5% anual más que en entidades como Sonora y Jalisco.

Además, a manera de ejemplo, la agrupación Greenpeace en el estudio hizo una comparación respecto al número de animales sacrificados en esta zona del país, ya que estos serían equivalentes a llenar 21 veces las butacas del Estadio Azteca. (Noticaribe)

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