Ruta 307 | ¿Préstamos buenos y préstamos malos?

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Ayer se dio a conocer el crédito por 1,000 mdd del Banco Mundial autorizado para el gobierno del Presidente Obrador.

El préstamo, de acuerdo con la Secretaría de Hacienda, no elevará la deuda de México más allá de lo autorizado por el Congreso, lo que no quiere decir que no sea deuda.

Un préstamo es un préstamo y hay que pagarlo. En este caso en pagos no tan chiquitos que se aplicarán el 15 de marzo y el 15 de septiembre de cada año.

Originalmente se dijo que el dinero serviría para enfrentar la contingencia del COVID-19, pero posteriormente la misma Secretaría de Hacienda aclaró que se destinaría a financiar un programa para la inclusión de jóvenes en el desarrollo.

El préstamo, que por cierto no es el primero que da el Banco Mundial a la 4T, causó incredulidad entre los seguidores de Obrador que le han creído a pie juntillas eso de que ellos nunca solicitaría préstamos a la banca internacional porque es cosa de gobiernos conservadores y corruptos.

Este lunes, en la mañanera, el propio Presidente Obrador no tuvo otra que reconocer la veracidad de la información sobre el préstamo y dijo que se trata de un “operación de rutina”.

¿En qué momento pasamos del “no a los préstamos” a “los préstamos son una operación de rutina”?

Independiente de la polémica sobre la conveniencia o no del préstamo, de si es deuda o no es deuda y hasta del destino que se le dará al dinero, para el contexto de Quintana Roo sólo hay que apuntar que una Senadora morenista se acaba de quedar sin uno de sus argumentos para torpedear al gobierno estatal en su supuesta intención de solicitar, al igual que lo hizo la 4T, un préstamo para enfrentar la contingencia del COVID-19.

¿O será que hay préstamos buenos y préstamos malos?

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