Desde hace 20 años, yucateco recorre los rincones de Playa del Carmen con su tradicional carro de camotes

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PLAYA DEL CARMEN, MX.- Si un sonido profundo de silbato rompe la noche, los playenses saben que es un suceso que ocurre solo dos veces por año: el único camotero de la ciudad ya llegó a su cuadra.

Desde hace 20 años, Noé de Jesús recorre todos los rincones de Playa del Carmen con su tradicional carro-locomotora, construído por él mismo, en el que mantiene los camotes en su punto con el calor de la leña. Es un pesado e inusual artefacto, al menos en esta geografía, pero con el que ha sacado adelante a su familia e incluso costeado los estudios de sus dos hijos, Noé Jr. y Leví de Jesús. En muchas noches, como es el caso hoy, uno de estos jóvenes le ayudan a empujar su pesado carro.

Noé de Jesús llegó a este oficio más por la necesidad que por la elección. Él arribó a Cancún hace 25 años, procedente de la zona maya de Yucatán y aunque trató de conseguir empleo en algún hotel o restaurante, su poca español limitado, en ese entonces, y su vestimenta tradicional le cerraron muchas puertas. Sin trabajo, volteó su mirada al ambulantaje, descubriendo la falta de un buen camotero, con la calidad y el estilo de los que se hallan en Puebla.

Cinco años recorrió las calles de Cancún, pero a duras penas cubría sus costos, debido al exceso de ambulantaje en ese entonces, prácticamente sin regulación alguna. Para evitar tanta competencia, emigró a Playa del Carmen, entonces un destino en vías de consolidación y en rápido crecimiento.

“En ese entonces el ambulantaje estaba mal visto. Cualquiera podía llegar y salir a la calle a vender y por eso nadie ganaba nada, además de que no existían garantías de higiene. Ahora tener un puesto es una inversión y se trabaja como es debido, bien presentado y con producto de calidad”, dijo.

El carrito, que es de su propio diseño basado en los tradicionales, cuenta con un compartimiento inferior para la leña, un cajón con los camotes, y el colector del vapor, cuya vía de escape hace sonar el silbato que atrae a los clientes.

Su vida útil es de cerca de tres años; después, los elementos y el constante calor hace que se resquebraje, indicación de que es tiempo de comprar otro.

Un platillo de camotes o de plátanos, aderezados con dulce de leche, cuesta 35 pesos, en donde viene el costo no solo del producto, correctamente sazonado, sino además el del vehículo.

Recorrer Playa del Carmen, en sus dimensiones actuales, tarda cerca de cinco meses, noche tras noche avanzando por las distintas avenidas, calles y fases de los distintos fraccionamientos. Algunos de grandes dimensiones, como Villas del Sol, toman varias semanas en recorrer por completo.

Noé de Jesús indica que aunque sus dos hijos ya sacan sus carreras, él espera que no descuiden esta tradición que él ha mantenido viva, ganándose incluso clientela que aguarda por meses a su eventual retorno por sus calles. (Agencia SIM)

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