Por Itzel Chan

MÉRIDA, MX.- Las mujeres forman parte de los sectores más afectados por la pandemia ocasionada por coronavirus (COVID-19) y esto se debe precisamente a que la mayor parte de la carga de actividades cae en ellas, es decir, trabajan largas jornadas en la virtualidad, realizan labores del hogar, ayudan a hijas e hijos a las clases en línea y todavía se suman si toman cursos.

Luego de que se declarara una contingencia sanitaria en el país, la Asociación de Internet MX, que concentra más de 120 empresas que tienen alguna actividad en línea, levantó una encuesta a dos mil 571 personas en el país y al menos el 60% de las mujeres entrevistadas afirmó que su carga de actividades se duplicó, sobre todo por lo que se hace en casa, mientras que otro 28% dijo que trabaja más horas de lo normal.

Galilea Tomás Pech, es una mujer yucateca que ha vivido en carne propia esta dinámica que provoca solamente que al llegar la noche se sienta agotada y sólo se reprograma porque sabe que al día siguiente será lo mismo.

Tiene una hija que va en primer año de primaria, por lo que cada mañana Galilea despierta a las 6:30 y ha potencializado aquello de hacer más de una cosa a la vez, puesto que en lo que ella desayuna, prepara desayuno para los demás y comienza a hacer las primeras actividades de aseo.

Cuando su hija despierta, se cerciora que termine lo que le preparó, para entonces arreglarla y ayudarla a conectarse a las clases en línea.

La mujer, que no está segura de volver a ser madre por toda la responsabilidad que implica, también se pone a la par a trabajar aunque hace ligeras pausas para terminar algún pendiente del quehacer que quedó pendiente.

Galilea perdió un trabajo en medio de la pandemia, pero logró recuperarse y ahora tiene tres, por los cuales agradece porque  le permiten sostenerse para realizar el pago de su casa, los servicios y colegiaturas, pero reconoce que en ocasiones se siente muy cansada y hasta explotada. 

“En esta época también hay empresas que piensan que al estar desde casa no tienes derecho a descansar y te explotan lo más que puedan”.

Alrededor de las 11 del día, Galilea logra hacer una pausa laboral, pero es para cocinar y sobre todo, si es posible se lleva la computadora y el teléfono hasta la cocina.

Más tarde, tiene que bañar a su hija, luego procura que coma porque el tiempo para hacer tareas llega y por ende, está a su lado para resolver dudas y enviar pruebas a la escuela.

Hasta ahí, Galilea no deja de trabajar y sin darse cuenta, llega la hora de la cena, así que la prepara, mientras resuelve asuntos que van surgiendo de casa.

Procura que la cena esté a tiempo para que su hija coma, la lleva a ver algo y entonces la arrulla, pues al día siguiente les espera una rutina parecida.

Cuando va al supermercado, las actividades se complican, porque Galilea tiene que ver cómo le hace y sobre todo, elegir un supermercado en donde sí acepten que pase con su hija y en más de una ocasión se ha tenido que sentar en medio del pasillo a atender asuntos laborales con computadora en mano.

Además de sus compras, debe cubrir la lista de su papá y su mamá, quienes ya son adultos mayores y están bajo su cuidado.
Galilea no tiene descansos, los fines de semana no existen para ella y a la par, se atrevió a estudiar una maestría en Consejería y Educación de la Sexualidad, lo cual también implica que se conecte a sesiones virtuales y haga tarea.

Algunas noches se va a la cama pasando la media noche o poco más tarde, en otras ocasiones, decide cerrar la computadora y cerrar sus libretas, bajo la condición que se despertará más temprano al día siguiente.

Así como ella, hay miles de mujeres que todos los días se ven envueltas en este tipo de rutinas y por ejemplo, en su caso, no habló de su esposo, puesto que a pesar de que él vive con ella y su hija, están a punto de la separación, precisamente por la falta de apoyo tanto económico como emocional que ha detectado.

Las mujeres en Yucatán continúan ganando menos que los hombres y esto se comprueba con cifras de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS) que dejan ver que entre ambos géneros hay una brecha salarial que va hasta de 100 pesos por hora trabajada. (Noticaribe)

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