Presentan MIA para regularizar el proyecto Maroma Beach

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CANCÚN, MX.- Luego de ser clausurados por la Profepa al carecer de permisos ambientales para ampliar sus instalaciones, el desarrollo “Maroma Paradise Beach Club and Marina” presentó a evaluación de la Semarnat una manifestación de impacto ambiental para medir los impactos ya generados por su construcción, en un intento por regularizarse.


El inmueble se ubica a la altura del kilómetro 304 de la carretera federal Chetumal- Puerto Juárez, en un predio costero en la zona conocida como Punta Maroma, en el municipio de Solidaridad.
Comprende las fracciones de los predios Zazil Ha, Rancho Viejo y Bugambilias, colindantes al Norte con el resto del predio Sinai y Punta Maroma; al Sur con Chucheen y al Oeste con la carretera.
La empresa Viajes Acuáticos Turquesa declara que desde 1999 buscan regularizar su situación acatando las disposiciones de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y argumenta que en 2003 ingresaron una primera manifestación de impacto ambiental pero como no obtuvieron respuesta decidieron iniciar las obras de ampliación.
En junio pasado, la Profepa les clausuró y un mes después ingresaron un nuevo estudio en julio para demostrar que su proyecto es sustentable y armónico con la naturaleza.
De acuerdo con la escritura pública 28910, fechada el 12 de mayo de 1999 y emitida por el notario público No. 3 en Quintana Roo, los dueños del predio Zazil-Ha son José Luis Martin Alday y María López Lira e Hinojo, que a su vez son integrantes de la empresa Viajes Acuáticos Turquesa.
La superficie total del predio es de 59.7 hectáreas, de las cuales la zona de aprovechamiento ocupa unas 4.52 hectáreas, lo que equivale al 7.5 por ciento de la superficie total.
Se reconoce la existencia de una zona relevante inundable, es decir, de humedal de tipo manglar en la porción central, que abarca 86 por ciento y se extiende hacia el norte y sur de los predios colindantes, que forma parte integral de la Unidad de Pantanos Costeros Punta Bete – Punta Maroma.
De hecho, de acuerdo a la tabla de zonas que distinguen al predio, se observa que en él predomina el manglar, ocupando el 75.8 por ciento de la superficie total.
Los promoventes explican que el proyecto inició antes de que en la zona rigiera el Programa de Ordenamiento Ecológico Territorial Cancún Tulum, de 1994. La marina comenzó a funcionar en 1987, hace 22 años, y el desarrollo se concibió para operar integrado a la naturaleza, ofertando un entorno “campirano y natural”, por lo cual sólo se prestaban servicios turísticos recreativos mediante paseos a caballo entre la selva y el manglar, a través de un camino de 3.5 kilómetros de largo y tres metros de ancho.
En 1999 se construyó un primer embarcadero con una longitud de 115 metros de largo y dos de ancho; para el 2201 se edificó el segundo con una longitud de 111 metros y dos metros de ancho, ambos en forma de T.
Ahí sólo atracan embarcaciones de la empresa, que son de tipo turístico y se ocupan para realizar recorridos en el mar y para pesca deportiva. Hay también oficinas de servicio, palapas que fungen como restaurantes, tiendas, bares y recepción; cuarto de máquinas, cisterna y palafitos marinos para masajes y otras actividades -que no se especifican- y se realizan trabajos de mejoramiento en 2.3 kilómetros por cinco de ancho, del camino de acceso.
La ampliación del hotel Dorado Maroma está propuesta como un complejo con 44 módulos de dos niveles distribuidos en dos herraduras de 22 villas cada una.
Cada villa consta de una suite en dos niveles y dos habitaciones sencillas, lo que representa un total de 132 cuartos, desplantados en cuatro mil 609.44 metros cuadrados.
Al centro de las herraduras existe una alberca en forma de río de 676.80 metros cuadrados, más los caminos de acceso y andadores sobre una superficie de 960.38 metros cuadrados, lo que hace un total de 30 mil 374.48 metros cuadrados.
Varias de esas obras, incluidas las del camino y la marina, fueron las que clausuró la Profepa ante la falta de autorizaciones de impacto ambiental y concesiones de zona federal.
Sobre las actividades en la playa, con cuatrimotos y caballos, argumentan que no es dentro de zona federal; del camino de acceso al proyecto, a través del manglar, señalan que fue “con toda la intención” para que el visitante “interactúe con la naturaleza del lugar”, dándole “perspectiva tridimensional del entorno”. También para “evitar impacto directo a la cobertura vegetal”.
Al clausurar, el director de Impacto Ambiental y Zona Federal de la Profepa, Raziel Villegas, informó que dicho camino había sido rellenado y que había franca afectación al ecosistema de mangle. (Fuente: El Periódico)

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