Descendidos los Potros, el dueño del equipo, Alejandro Burillo, podría no acompañar en su destino al plantel azulgrana.
Según una información del portal especializado en futbol, Medio Tiempo, en Querétaro crece cada día más el rumor de que el dueño del Atlante será quien desembolse alrededor de 25 millones de dólares para adquirir la franquicia de los Gallos Blancos, actualmente en venta por los presuntos fraudes de Amado Yáñez.
En la directiva emplumada, conformada por Adolfo Ríos, Claudio Suárez y Mariano Varela, ya tienen noticias de que quien llegará como nuevo mandamás conoce muy bien las entrañas del balompié mexicano, incluida la Selección Nacional, la cual comandó el “Güero” a nivel directivo en la época de Miguel Mejía Barón como entrenador, por ahí del Mundial de Estados Unidos ’94, así como para Corea-Japón 2002 cuando colocó a Javier Aguirre como técnico del Tri.
Habrá que entender que con ello quedarían descartados los otros tres o cuatro grupos interesados en adquirir al Querétaro, al que le sobran interesados porque a pesar de los tumbos que ha dado a lo largo de la historia, no deja de ser una plaza con una fiel afición.
Todo indica que sería la próxima semana cuando se defina si es Burillo u otro personaje el que compre al equipo queretano, que tendría como directivo a Alejandro Orvañanos en caso de que se concrete la primera opción.
Con ello, el aún propietario de los Potros podría desligarse del Atlante, cuyo control lo tendría José Antonio García para mantenerlo en Cancún.
Aunque ni el mencionado Presidente Ejecutivo de los Potros ni tampoco el Presidente, Miguel Ángel Couchonal, han dado noticias de lo que viene para los azulgrana, en el gobierno de Quintana Roo no tienen problema en mantener los apoyos para el club.
Por ello, será decisión de García si se queda en Cancún o emigra a otra plaza como Ciudad Nezahualcóyotl o Acapulco. Sin embargo, la primera tiene el inconveniente de que ya hay un proyecto para revivir a los Toros Neza, mientras que en el Puerto guerrerense debería establecerse una alianza con Mohamed Morales, el constructor del estadio, quien no es visto con buenos ojos en la Federación Mexicana de Futbol. (Fuente: Medio Tiempo)
