Por una historia científica y humanista de la alternancia política de Quintana Roo, o diálogos de un sociólogo y un historiador | Por Gilberto Avilez Tax

Hace bastante tiempo que no le doy la mínima importancia a lo que salga de las prensas del Por Esto! Citando al Mecenas fundador de ese diario, lo considero un periódico donde se escribe mucha “política ficción”. Y como “política ficción” considero una editorial del 1 de agosto pasado de ese pasquín, donde se hace gala de las más locas fantasmagorías y sueños persecutorios del verdadero “titiritero” de Renán Castro Madera: el venático Padrino. Porque, desde luego, Borge, ser abúlico y con lógica rudimentaria, siempre se arrodillaba con Castro Madera. El Padrino, no.

A los ataques que este pasquín realizó al equipo de transición del nuevo gobierno, no le di importancia ni me di el tiempo de pensarle en contestar desde mi posición de analista que está convencido que con el 5 de junio se inauguró un nuevo tiempo para Quintana Roo, porque sé que el Por Esto!, en este estado oriental de la Península, ha perdido la poca credibilidad que le quedaba. Al menos en Quintana Roo, estoy seguro que terminará sus días emulando al diario menos vendido y leído por estos rumbos, el Diario de Quintana Roo. Al que sí le di importancia en sus críticas, fue a otro periódico, el Novedades de Quintana Roo, las cuales fueron muy similares a lo que escribiera el pasquín referido.[1]

Desde luego que las ideas que vierte el Por Esto! contra la alternancia obtenida el 5 de junio pasado, molestan, y molestan en serio para alguien que cree en el generalizado malestar ciudadano contra uno de los peores gobiernos habidos en la historia de 42 años de Quintana Roo como estado libre y soberano: el borgismo, segundo tramo del Felixato.[2] Es un insulto al sentir popular, a su capacidad de discernimiento, que el Por Esto! afirme que detrás del equipo de transición, existe una estructura real de poder, y que la victoria obtenida en las urnas, se reduce a un pacto de caballeros entre dos ex gobernadores inconformes con la senda transcurrida en Quintana Roo desde 2005 en adelante: Joaquín Hendricks Díaz y Pedro Joaquín Coldwell (acaso, el mejor gobernador hasta ahora del estado), que supuestamente fueron tejiendo las redes necesarias, ayudados por “infiltrados” dentro del propio grupo priísta, para torpedear el camino del candidato que Félix González Canto había propuesto por segunda ocasión.

Preocupa, y en verdad preocupa, los delirios persecutorios que se han incrustado en el titiritero de Borge y de Mauricio Góngora. Se entiende eso: mucha de la mala imagen que ahora tiene el ex gobernador Joaquín Hendricks Díaz, se debe al periodismo goebbelsiano que González Canto cebó con buenas dádivas para, al mismo tiempo que hacerle el estaliniano culto a la egocéntrica personalidad de este leo-virgo imperfecto, presentar, a ojos y oídos de la opinión pública quintanarroense, a Hendricks Díaz como uno de los peores gobernadores del estado. Desde luego que existen las críticas al gobierno del chetumaleño, pero también hay que apuntar que su gobierno fue poco autoritario (y después de haber salido del gobierno de Villanueva Madrid), y tuvo el mérito de trabajar coordinándose perfectamente con un panismo efusivamente gobernando en Los Pinos desde el año 2000.

El sexenio de Hendricks Díaz, en este sentido resulta interesante para los historiadores y otros científicos sociales, porque fue un gobierno que, en el contexto nacional, se enfrentó con nuevas reglas y nuevos actores de juego. Uno de sus proyectos más interesantes, la Mega Escultura, me señaló un viejo periodista radicado en Chetumal, si lo vemos bien y lo ponderamos sin los aspavientos producidos por las anteojeras ideológicas, sin ese “velo de la ignorancia” producido por el periodismo goebbelsiano en la opinión pública, resulta que se trataría de una obra que le daría realce a Chetumal y sería una más de las atracciones chetumaleñas para los turistas. Este proyecto, transexenal, con González Canto pasó en la oscuridad total: la Mega Escultura comenzó a tener óxido, y las críticas a ella, azuzadas por un periodismo adicto al nuevo jefe, no se dejaron esperar. Yo, que observaba, en mis años de estudiante de leyes cómo en Quintana Roo caía el rey y vivía el rey, comencé a dudar de muchos gacetilleros a sueldo del régimen iniciado con González Canto. Recordé que en sistemas cerrados y autoritarios, el cuarto poder, copado por estos virreyes de gobernadores, se había convertido, sí, en un poder a cuatro patas: listos y prestos a los dictados del jefe. El viejo periodista citado de Chetumal, me señaló que, cuando un buen periodista, o hasta un malísimo periodista, antes de la explosión del internet, de las redes, del Facebook y del Twitter (y mucho del triunfo joaquinista se debió a que la prensa tradicional, la goebbelsiana y cercana al Felixato, fue rebasada por las redes sociales y los medios de prensa digitales e independientes), teniendo la hegemonía de la palabra escrita en una columna pagada por el gobierno, eran capaces de, por una serie de encantamientos palabreros, convertir, a ojos del casi extinto lector de periódicos impresos,[3] el contenido de un salero en azúcar para endulzar el más amargo café. “Si esto digo que es azúcar, él lo creerá”.

El Por Esto! de Quintana Roo y su titiritero mayor, descreen de que buena parte del peso específico para el triunfo de Carlos Joaquín González el 5 de junio pasado, se debió al terrible gobierno borgista: Borge se metió con todos, golpeó a diestra y siniestra, no tuvo llenadera, gastó fortunas para domeñar a sus ejércitos de chayos, hizo y deshizo leyes autoritarias como el impedimento para marchar libremente y la hoy inconstitucional Ley de Periodistas en el estado. La opacidad, la impunidad y el autoritarismo fue su sístole y su diástole. Trajo a gorilas a vigilar el estado, y ahora, este error de militarizar y chambonear Seguridad Pública, hizo que el norte del Estado, sobre todo en Playa del Carmen y Cancún, la violencia creciera, los feminismos se presentaran, el tejido social se descompusiera ante las políticas públicas que nunca se idearon para paliar el choque de los miles de migrantes mexicanos que acuden buscando un mayor bienestar en ese segmento espacial del estado. Aparte de esto, en Chetumal, la reingeniería estatal dejó al paro a un buen número de burócratas (las cifras hipotéticas van más allá de 3,000 personas, dato que se debería comprobar exactamente su número en las auditorias que realizaría el nuevo gobierno), y Borge insistía demostrando caradura y estupidez al por mayor para gobernar. Su “titiritero” había cometido la mayor estupidez en su historia política, pues con tal de poder dominarlo vía control remoto desde el Senado de la República, le dio, a un zopenco, todo el poder, y este, como perfecto elefante en una cristalería, sepultó a su partido, el PRI, y sepultó las ansias locas que tenía el “Titiritero” de gobernar 18 años ininterrumpidos Quintana Roo desde que ascendió al poder en 2005.

Pero esto, el Por Esto! no lo observa, no puede observarlo porque todo lo que escribe, lo escribe siguiendo el dictado. Esto dio pie a que el doctor Xavier Gamboa Villafranca, sociólogo, preguntara si respondería el equipo de transición a los dichos del Por Esto! Ninguno, salvo Julián Ricalde Magaña,[4] respondieron, aunque el gobernador electo aseguró que las auditorías al desgobierno borgista irán en camino[5]. Es hasta lógico que Ricalde Magaña, nombrado como enlace General de la Secretaria de Gobierno del equipo de Carlos Joaquín, responda: esa es su función, al menos en este tiempo de transición, y establezca ideas, argumente y contra argumente posturas políticas, y de una respuesta pronta a los bulos de las mafias periodísticas del estado y su caterva de “chismorreos” de la pluma.

Gamboa Villafranca, al cual me unen las mismas convicciones políticas y democráticas y la pasión por la enseñanza superior en el estado desde los años que me diera clases de Teoría Política y Metodología de la Investigación en la UQROO, en Extensionismo Descalzo del 6 de agosto, apuntaba que es necesario, no desmentir y gastar el tiempo en seguir desmintiendo a los periodistas adictos al Gran Titiritero; lo urgente y necesario -señalaba Gamboa y en esto estoy de acuerdo-, es tratar de realizar ahora una historia científica-humanista del proceso o camino que tuvo que recorrer la incipiente democracia quintanarroense, para llevar al poder a un carismático político que había sorteado la exclusión política y el ninguneo de González Canto y su pelele Borge Angulo y el Priato acomodado a los pareceres de estos, y que el 5 de junio fue el factor aglutinante del tremendo descontento quintanarroense al mal gobierno durante los últimos once años.[6] Gamboa Villafranca refería lo siguiente:

“Olvidémonos del asunto de “desmentir”. En serio: hagamos a un lado el relato hecho por los redactores de este diario de la península de Yucatán y de la Región Sur-sureste de México. Pero, no podemos quedarnos ahí. El vacío no puede seguir existiendo en el terreno de la verdad, porque justo debido a que hay ahora una incipiente laguna, es que se han empezado a inventar cuentos y leyendas al respecto, con clara intención de ser manejadas sistemáticamente conforme a estrategias del rumor. Urge dar a conocer la verdadera historia. Porque sí hay una historia real: ahí está, esperando a ser identificada, caracterizada, explicada y difundida, sólo que conforme al compromiso con la verdad científico-humanista y no con falsedades completas, medias verdades, visiones partidistas o versiones interesadas de “grupos de interés”… ¿Qué hacer? Afortunadamente, el problema se puede resolver, ahora todavía, con poca dificultad. Ahí está el enorme potencial de los académicos de la historia y antropología social, contratados por las instituciones de educación superior que existen en el estado de Quintana Roo. En particular, me permito hacer una cordial invitación a mi amigo, el Dr. Gilberto Avilez Tax, para coordinar, junto con el suscrito, una fuerza de tarea dedicada a periodizar la historia 2006-2016 de la ingeniería política aplicada para llevar a Carlos Joaquín González a ser gobernador constitucional de Quintana Roo el 25 de septiembre del 2016.”[7]

Agradecido por estas muestras de reconocimiento a mi labor historiográfica sobre Quintana Roo y su política reciente,[8] respondí a mi entrañable maestro, el doctor Xavier Gamboa, que las ideas que tengo para escribir un libro de la caída del PRI en Quintana Roo, se pueden enriquecer con dos manos y dos mentes pensándolo, discutiéndolo, armándolo, escribiéndolo. Actualmente, tengo en mi lap el material recogido para la confección de dicho libro, aunque, exhaustivo en mi investigación, creo que faltan varios datos.

He realizado entrevistas con actores clave del joaquinismo, entrevisté a todos los periodistas, incluidos taxistas, esos sociólogos “líricos”, que amablemente han querido hablar conmigo. Se me han escapado varios, y muchos columnistas han sufrido mis diatribas (les pido disculpas si alguna vez los he ofendido, pero yo no soy periodista y mi compromiso siempre ha sido con la verdad histórica). Varios académicos disidentes a la mafia borgista de la UQROO, me dieron sus valiosos puntos de vista. Panistas, perredistas, y varios priístas y ex priistas, así como joaquinistas de primera hora, me otorgaron sus relatos, así como sus gratas horas. Y a la par de estas historias orales,[9] he ido arrejuntado bastante material bibliográfico, hemerográfico y de archivo, para tener una visión panorámica de lo que significó, para todo el espectro político, económico y social de Quintana Roo, el encumbramiento político de Félix González Canto a partir de 2005.

Le comentaba, al doctor Gamboa Villafranca, que hacer mancuerna con él para confeccionar y redactar el tortuoso, sinuoso y complicado camino a la alternancia en Quintana Roo, me hace saber que no estamos solos los que hemos decidido entrarle a la investigada de este tiempo oscuro que he adjetivado como el Felixato; y que el único interés para escribir sobre este proceso, es que la ya lograda alternancia ponga los cimientos del camino para la plena democracia en el estado.

Este camino hacia la caída del régimen priísta en Quintana Roo, como bien apunta el doctor Gamboa, inicia a partir del Felixato, donde se comenzaron a agudizar más las pugnas entre los grupos políticos del PRI estatal quintanarroense, lo que desembocaría, a la larga, en el golpeteo de todo lo que oliera al grupo contrario de los que estaban en el poder (con Borge fue el acabose).

Félix González Canto comenzó un proceso de hegemonía y dominancia cuasi totalitaria de la opinión pública, de la política y de la economía: se erigió en “El Padrino, y nada se movía en Macondo-Quintana Roo que no lo supiera ya el Padrino con antelación. Y ahí comenzó la pudrición política, el vedetismo de la nueva clase política acunada por González Canto (de aquí saldrían bellezas caribeñas como Sara Latife Ruiz Chávez y Arlet Mólgora Glover. Del Felixato surgiría la peor creación de la casi decena trágica quintanarroense, Roberto Borge Angulo), la enajenación de la cosa pública y el periodismo, salvo sus honrosas excepciones,[10] comenzaría su involución hasta llegar al vomitivo “chismorreo político”. A esto se aunaría la cooptación de la esmirrriada clase política de otros partidos, todos lo sabemos, es el caso de el Chacho el Greg, y con el antecedente de Gastón Alegre. Muy pocos le harían frente a las ansias locas de poder de González Canto.

Félix, sin el estribo impuesto por una presidencia panista, con un priismo en el estado que controlaba el Congreso y el Poder Ejecutivo (nunca hubo división real de poderes en Quintana Roo), y con una prensa que lo endiosaba (y, al mismo tiempo, denigraba a su antecesor, Hendricks), se vio con un poder que él, contrario a Borge, sí pudo controlar: al caer el priismo a nivel nacional en el 2000, la alternancia mexicana hizo aparecer una regionalización del poder que sólo se vio antes de la consolidación del estado mexicano, a partir de Cárdenas (1934-1940) y el presidencialismo mexicano que éste inauguraría: me refiero al poder omnímodo de los gobernadores, denominados virreyes a partir de la alternancia del 2000.

Félix actuó como un virrey, pudo poner a su sucesor Borge y se dio el lujo de poner a Mauricio Góngora. Y con Borge, troglodita y sin la inteligencia de González Canto, ya no hubo tapujos: se comenzaron a aniquilar los pocos repositorios libres que habían en el estado: las universidades, y el caso de la UQROO es lo más patético que se pueda decir, porque fue drenado por intereses priístas, es un ejemplo de ello.

A Carlos Joaquín lo comenzarían, los priístas y sus borregos, a atacar, se le dijo hasta “el innombrable”. Y al grupo de joaquinistas, muchos, con Borge, recibieron la rasudora, no de la marca filo, sino la más moderna rasuradora eléctrica, casi la sierra eléctrica. Algunos joaquinistas de la primera época (estoy hablando del año 2010) tuvieron que salir del estado porque todas las puertas se les cerraron. La prensa fue comprada, algunos atacados (Noticaribe, Luces del Siglo, Lydia Cacho y Pedro Canché) y los recursos del estado, el dinero, se fue para que el PRI estatal recuperara lo perdido en elecciones anteriores al 2013. Esto, junto con el saqueo que hizo esta nueva élite rapaz de niñatos políticos de pecho, fue el origen de la tremenda deuda pública actual.

Llegó el malhadado 2013 para Quintana Roo, vino la reingeniería borgista, más golpeteo de Borge, y esto, el malestar y el tremendo enojo social (sobre todo, en Chetumal) fue canalizado perfectamente por alguien que denominé, cuando presentó su renuncia al PRI, como “la contrayerba del Borgismo”: el gobernador electo actual era la contrayerba de esa hidra maldita que hizo mucho daño a Quintana Roo.

A grandes rasgos, esto fue el reino del espanto.

Y finalizaba mi respuesta a mi maestro, el doctor Gamboa, de la manera siguiente: “Como siempre, quedo a sus órdenes, doctor Gamboa, y va mi pluma y mi tiempo para trabajar en esta historia pendiente”.

[1] Cfr. mi texto “Del equipo de transición, las universidades y el diario más viejo del trópico chetumaleño”. Noticaribe, 1 de agosto de 2016, en http://noticaribe.com.mx/2016/08/01/del-equipo-de-transicion-las-universidades-y-el-diario-mas-viejo-del-tropico-chetumaleno-por-gilberto-avilez-tax/

[2] Cfr. mi texto “El Felixato”. Noticaribe, 24 de junio de 2016, en http://noticaribe.com.mx/2016/06/24/el-felixato-2005-2016-por-gilberto-avilez-tax/

[3] Creo, como muchos, que la era digital será el futuro de los diarios. Esto, actualmente, está sucediendo en sociedades occidentales más avanzadas y en muchos sectores urbanos de México, y pocos ahora compran periódicos en el estanquillo, aunque todos los días acceden a portales de diarios en línea. Cfr. mi “distopía” o utopía contra el último lector de periódicos impresos: “DISTOPÍA ELEGIACA: ALGÚN DÍA, NO SE CUANDO, EL LECTOR DE PERIÓDICOS DE PAPEL DESAPARECERÁ”. Desde la Península…y las inmediaciones de mi hamaca. 26 de marzo de 2014, en http://gilbertoavilez.blogspot.mx/2014/03/distopia-elegiaca-algun-dia-no-se.html

[4] “Responde Julián Ricalde a periodistas diseñados en la fábrica del PRI”, por Claudia Luna. Pedro Canché Noticas, 5 de agosto de 2016. En http://www.noticiaspedrocanche.com/2016/08/05/responde-julian-ricalde-a-periodistas-disenados-en-la-fabrica-pri/

[5] “Carlos Joaquín mantiene postura de practicar auditorías a la administración de Roberto Borge”. Info Quintana Roo. 4 de agosto de 2016. En http://infoqroo.com/info/index.php/politica/2630-carlos-joaquin-mantiene-postura-de-practicar-auditorias-a-la-administracion-de-roberto-borge

[6] El descontento fue tal, que hasta en las comunidades más apartadas de Quintana Roo, se podía leer, en los semblantes de la gente común, como la esperanza de un gobierno mejor, el que representaba la alianza UNE. Todos estaban hasta la madre del priato felixista-borgista.

[7] “Extensionismo descalzo… historiadores al quite, ante el ‘pasmo de asesores’ del gobernador electo de Quintana Roo”. Por Xavier Gamboa Villafranca, artículo aparecido en su Facebook personal. 6 de agosto de 2016.

[8] En realidad, yo me he especializado en la Guerra de Castas y el chicle en Quintana Roo y la Península en su conjunto (los historiadores, este historiador, cree que la Península es una sola, y no existen jurisdicciones políticas al momento de ponerse el overol de historiador), pero recientemente me he adentrado a estudiar el periodo político que no han tocado los “quintanarrólogos” hasta ahora. Me interesa, sobre todo, volver a los largos años del Ramirizmo en el otrora Territorio de Quintana Roo. Cfr. mi artículo aproximativo “¿Historias de bronce o historias científicas en los dominios de la ‘aristocracia de la hamaca’ chetumaleña’”. Noticaribe. 2 de julio de 2016, en http://noticaribe.com.mx/2016/07/02/historias-de-bronce-o-historias-cientificas-en-los-dominios-de-la-aristocracia-de-la-hamaca-chetumalena-por-gilberto-avilez-tax/

[9] La historia del tiempo presente (del tiempo que no pasa ni cincuenta años en su lejanía, y que más de dos generaciones pueden recordar y narrar), es una historia que se hace preponderantemente mediantes entrevistas, recurriendo a herramientas que la historia oral y la antropología, conceden al historiador. Para un análisis y acercamiento metodológico del tiempo presente, cfr. el texto coordinado por Graciela de Garay: Para pensar el tiempo presente: aproximaciones teórico-metodológicas y experiencias empíricas. México. Instituto Mora, 2007. Igual cotéjese el libro coordinado por Jorge E. Aceves Lozano: Historia oral. Ensayos y aportes de investigación. Seminario de Historia Ora y Enfoque Biográfico. México. CIESAS-Colegio de la Frontera Norte.

[10] Destaco el valiente trabajo periodístico de uno de los veteranos periodistas que más admiro: Carlos Cantón Zetina.