MÉRIDA, MX.- Como fotógrafa de National Geographic y otras publicaciones, recorrió más de 50 países y luego decidió venir a vivir México, específicamente a Yucatán, pero sólo ‘llegó’ a morir…
…Y su última foto no fue la de su autoría, sino la de su cadáver tirado a un costado de la carretera Mérida-Cancún.
En la lista de la paradójica desaparición de Bárbara McClatchie Andrews, quien vivió de la fotografía, se coloca su propia cámara: murió asfixiada por la correa con la que se la colgaba del cuello.
Hasta ahora, las autoridades desconocen quién o quíénes son los responsables de la trágica última página la historia de una mujer que se revela en las imágenes de otros rostros y otros lugares que atrapó con su cámara.
Según una de las páginas web que documentan su vida, earlywork.barbaramcclatchie.com, su trabajo puede verse en The World & I, una revista publicada por la Corporación Washington Times. Pero sus fotos también se han expuestos en exhibiciones en su natal Canadá, Estados Unidos, Guatemala, Australia, Nueva Zelanda y México.
En su carta de vida también se cuentan colaboraciones con instituciones académicas como Hamilton College, en Nueva York, y la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Yucatán (Uady).
En Mérida, la fotoperiodista abrió una galería -en la calle 60 con 73, del Centro- a la que nombró La’kech (la amante, en lengua indígena maya) para impulsar la exhibición de su obra abstracta.
El último rostro
Este viernes 30 de septiembre, cerca de las 07:30 horas (7.30 de la mañana), un campesino que se dirigía a trabajo encontró el cadáver de Bárbara.
Según el testimonio del hombre del campo, a la altura del tramo Teya-Seyé, vio un cuerpo encorvado, sobre la carretera, y pensó que la persona se había desmayado.
Cuando intentó moverla para ofrecer ayuda, sintió lo frío y rígido del cuerpo y, a pesar del susto, se dio cuenta de que la mujer no respiraba. Decidió avisar a la policía.
Las autoridades creen que el cuerpo de Bárbara llevaba entre 12 y 14 horas, a la vera del camino, y que fue llevado hasta ahí por las personas que la mataron, es decir, no falleció en ese lugar.
Las últimas fotos de Bárbara la muestran vestida con pantalones de mezclilla y una blusa negra con bordados típicos de Yucatán, sandalias de tacón corrido color rojo y llevaba sus pertenencias en su bolsa trasera. Todavía llevaba, en la mano, un anillo y un pulso. Y muestran también que la fotoperiodista que dedicó su vida a revelar los rostros del mundo no muestran el suyo: lo tenía destrozado… (Fuente: SIPSE)