En su locura de ’emperador’, el acomplejado Roberto Borge, disfrutaba humillando a sus adversarios.
Desde su ‘BlackBerry’ ordenaba a pobres diablos difundir noticias ciertas o falsas contra quienes osaban no ponerse a sus órdenes, rechazaban rendirle pleitesía o se negaban a jurarle sumisión incondicional.
En su perfil de difamador compulsivo, creó un libelo con el nombre de ‘La Razón’. Imprimía miles de copias y ordenaba distribuirlas, entre otros sitios, en las inmediaciones de los domicilios de los difamados para “darles una lección”. Su operador de esta locura era Nelson Rodríguez.
Algunos textos los elaboraba el propio Borge.
Obvio, la maquila de estos miles de ejemplares y el salario de Nelson Rodríguez y demás, corrían a cuenta del erario público.
Borge gozaba al someter a sus adversarios al escarnio.
Desde esta mañana es exhibido en redes sociales dentro su diminuta celda de una prisión para enfermos.
Ahora, ‘Beto’ Borge es el centro del escarnio nacional.
