Denuncian artesanas chiapanecas a Zara por plagiar uno de sus bordados tradicionales

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CHIAPAS, MX.- Por los pedregosos caminos de Aguacatenango, un humilde poblado de Chiapas, desfilan a pasos cortos mujeres indígenas que lucen coloridas prendas tejidas por ellas mismas. Algunos de esos estampados son similares a los que vende la marca española Zara, pues la industria de la moda se ha fijado en la originalidad de sus vestimentas, publicó Proceso.

Las artesanas, junto a la ONG Impacto, denunciaron el reciente “plagio” de uno de sus bordados tradicionales por parte de la firma de ropa.

“Hace dos años vinieron unos chinos, nos exigieron mucho trabajo, nos pagaron muy poco, vinieron solo dos veces y ya no aparecieron más”, declaró María Méndez, una de las tejedoras, sobre su principal hipótesis del origen del plagio denunciado, aunque también apuntó que podrían haberlo “robado” de imágenes en redes sociales.

Los efectos, denuncian, son dañinos para la frágil economía de la comunidad. “Nos afecta bastante porque la gente ya no nos compra a nosotras porque lo pueden encontrar en una tienda o ya nos dicen que son parecidos. Perdemos ese beneficio, que es nuestro principal sustento en el hogar”, narró María, de 39 años de edad y madre de siete hijos.

Las artesanas no solo señalan las consecuencias sobre su economía. Los dibujos representan la manera de ver el mundo de la comunidad y son un símbolo de identidad que todavía visten.

“Es una falta de respeto porque esos bordados son de nuestros ancestros, que nos enseñaron nuestros abuelos cuando fuimos creciendo, y así de generación en generación. Es una tradición, no es justo que la copien”, aseguró en un esforzado castellano.

Con mucha dedicación, María puede producir cuatro prendas al mes por las que obtendrá cerca de 400 pesos: siete veces menos el salario mínimo en México. Mientras Zara tarda en fabricar una blusa en unos pocos minutos y cuesta 599 pesos mexicanos.

Las artesanas de Aguacatenango tardan más de 50 horas en tejer esa misma prenda y deben malvenderla, dijeron, en 200 pesos.

Desde 2012, Impacto ha documentado que ocho marcas internacionales han copiado los bordados de pueblos originarios mexicanos de los estados de Oaxaca, Hidalgo y Chiapas sin reconocer a sus autoras ni hacerles llegar una contraprestación económica.

“Hay una protección al patrimonio individual con los derechos de autor, pero no al patrimonio colectivo que lleva cientos de años. La legislación no las protege porque no hay una organización colectiva que pueda hacer vinculante una ley y las autoridades no atienden estos casos”, lamentó Adriana Aguerrebere, directora de Impacto, la organización que apoya a más de 500 artesanas mexicanas para revalorizar su trabajo y lograr un comercio ético, así como denunciar casos de plagio, una batalla que les ha traído más contratiempos que éxitos.

“La culpa también es de los compradores, que deben informarse sobre esos abusos, hacerse conscientes, tener respeto y practicar un consumo responsable. Siempre reclamamos autenticidad y al final compramos copias, no vemos ni nos interesa el trasfondo (…) Además hay una incongruencia de pagar precios muy altos en una tienda y no quererlos gastar en una comunidad indígena”, puntualizó Andrea Velasco, una de las diseñadoras que trabaja de forma colaborativa con las mujeres de Aguacatenango.

Velasco paga 20 pesos la hora de trabajo a las artesanas. Son unos mil pesos por una blusa: siete veces más de lo que suelen recibir habitualmente.

“Cuando nos dio todo eso por nuestras prendas, no lo podíamos creer. Nunca nos habían pagado por hora. A veces nos lo prometían, pero cuando les decíamos las horas que dedicamos, no querían”, aseguró Margarita Espinosa, otra de las indígenas tseltales que asistió a uno de los talleres de costura impartido por otra diseñadora voluntaria de Impacto. (Fuente: Proceso)

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