ESPECIAL | LA MANCHA URBANA SE TRAGA A LA SELVA Y AUMENTA EL CALOR: Mérida y su zona conurbada ocupan más de 38 mil 800 hectáreas deforestadas

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Por Jéssica García

MÉRIDA, MX.- La mancha urbana de Mérida crece a pasos agigantados y hoy en día es la duodécima zona metropolitana del país más poblada, a costa de deforestar cada año decenas de hectáreas y construir plazas y fraccionamientos que se han vuelto islas de calor, problemática que se podría agravar en los próximos años, advierten Luis Fernando Brito y Ginés Laucirica Guanché, maestros investigadores de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY).

De acuerdo con los estudios que han recapitulado, solamente en Mérida y su zona conurbada, que comprende Kanasín, Umán, Conkal, Ucú, Progreso y Hunucmá, se han establecido más de 38 mil 800 hectáreas de asentamiento urbano, lo que indica que toda esta zona ha sido deforestada para ser ocupada por casas, calles, plazas, centros comerciales y otros espacios, y se prevé que las cifras aumenten a corto plazo en los próximos años.

“Ejemplo de esto tenemos en los fraccionamientos Francisco de Montejo, los Vergeles, los Juan Pablo en el oriente, en el norponiente, en el nororiente y en el sur; tenemos numerosas islas de calor, porque son fraccionamientos extremadamente grandes y se trata de casas que no cuentan con nada de vegetación”, describió Luis Brito, quien imparte la asignatura de Diseño del Hábitat en la Facultad de Arquitectura en la UADY.

Cabe señalar que esta zona metropolitana es la doceava más poblada de México, tomando en cuenta que la del Valle de México es la que ocupa el primer lugar, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), y de continuar a este ritmo, tanto el crecimiento de la población y la deforestación irán de la mano.

Las causas de la deforestación en Yucatán son diversas y pueden identificarse la extracción de madera y su venta, incendios, construcción de carreteras, viviendas o zonas residenciales; así como habilitar zonas de cultivo.

En 2015, el último Índice de Competitividad Forestal, realizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), posicionó a Yucatán en los últimos lugares, ya que el uso de tierra para la actividad agropecuaria es alto, además que se detectó un importante consumo de leña en los hogares y el cumplimiento de la normatividad estatal en este sector es bajo.

Sin embargo, a pesar de los resultados poco favorables, la entidad ocupa el segundo lugar en el país por contar con selva libre de enfermedades.

Los manglares son amenazados por deforestación

En este sentido, Luis Brito y Ginés Laucirica señalaron que en Yucatán es posible hablar de diversos problemas de deforestación, ya que la entidad cuenta con importante variedad de vegetación y tan sólo por citar un ejemplo, respecto a los manglares y duna costera han sido amenazados por asentamientos de casas veraniegas, principalmente.

Estudios hechos por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio),  señalan que Yucatán es el único estado en el país en el que se vacaciona al estilo europeo, ya que en ciertas temporadas, las familias locales se trasladan a la playa y  se suman personas provenientes de Canadá y Estados Unidos, durante el invierno.

En la costa yucateca hay más de 10 mil casas de este tipo y más del 90% se concentra en el corredor de Sisal a Telchac Puerto, zonas en donde antes había manglar o duna costera.

Luis Brito y Ginés Laucirica señalaron que las leyes que regulan el buen manejo ambiental en el estado, que comprende el control de la deforestación, no tienen más de 25 años de antigüedad, por lo que en años anteriores se permitió que muchas de estas construcciones contribuyeran a la pérdida de vegetación de las dunas costeras.

“Se tiene que mejorar la normatividad en cuanto a los programas de uso de suelo y al mismo tiempo concientizar a los habitantes y autoridades, y  generar campañas que prohíban la tala y que se siembren los árboles adecuados”, señaló Ginés Laucirica.

En un periodo de 16 años, se perdieron 490 hectáreas en toda la zona costera yucateca; solamente en el municipio de Progreso esta pérdida representa 80% de la superficie de duna costera vegetada.

Para 1979 se habían detectado 12 hectáreas perturbadas de manglar y 36 años después ya se trataba de 1, 493 hectáreas, principalmente por la construcción de carreteras o asentamientos humanos.

En Quintana Roo, en el mismo lapso, se trata de 1,717 hectáreas de manglar perturbado y en este caso, se debe principalmente a la edificación de complejos hoteleros; y en Campeche son más de 2,000 hectáreas de manglar afectadas por la cimentación de casas y centros de hospedaje.

“En Yucatán, desde Sisal, Chuburná, Chelem y Progreso, ha sido deforestada la zona de manglar para poner casas de segunda residencia y en Quintana Roo, principalmente, Cancún, Playa del Carmen y Tulum, ha sido para construir hoteles”, indicó Luis Brito.

México se encuentra entre los cinco países del mundo con mayor extensión de manglares distribuidos en los 17 estados costeros del país. Para el año 2015 se registraron 775, 555 hectáreas de manglares, que representan aproximadamente el 5% de la cobertura total mundial.

Consecuencias de la deforestación

Entre las afectaciones ocasionadas por la tala de árboles,  se ubica la erosión de los suelos, provocando que no regresen a su potencial productivo y esto impide que no vuelvan a crecer árboles, lo cual representa también el aumento de las temperaturas en el ambiente, además de la pérdida de biodiversidad, ya que más de 80% de las especies en el mundo pertenecen a la selva.

Otro factor en el que influye es en el Cambio Climático y todo lo que implica, ya que el Dióxido de Carbono (CO2) es absorbido por las plantas, árboles y manglares; y posteriormente producen oxígeno; al haber menos vegetación, este gas permanece en la atmósfera, lo cual altera el clima en la región.

Los manglares son especialmente importantes porque controlan inundaciones, protegen contra huracanes y son una rica fuente de nutrientes para ecosistemas vecinos como los arrecifes de coral, al mismo tiempo que fungen como guarderías de especies marinas.

¡Vamos a reforestar! Pero…

Hoy en día, en todas las ciudades del país en donde la temperatura diaria rebasa los 30 grados centígrados se comienzan a armar movimientos para darle un respiro al planeta con la siembra de árboles.

Al respecto, el ingeniero ambiental Job Damián Pérez Solano, indicó que en efecto, esta es una acción que ayudará al planeta, siempre y cuando se haga de forma guiada y con la mejor supervisión de expertos en la materia, ya sean botánicos, arboristas, biólogos o con preparación afín, pues de lo contrario dichas campañas no tendrían éxito.

El primer paso que hay que tomar en cuenta, según Pérez Solano, es que las jornadas se inicien durante la temporada de lluvias.

“Las plantas también sudan como nosotros, es el proceso de evapotranspiración, es decir, van liberando agua y en cuanto mayor temperatura hay en el ambiente, mayor es el agua que van a liberar y corren el riesgo de deshidratarse”, explicó.

El experto señaló que no sólo se trata de un compromiso de sembrar nada más, sino de regar el árbol cada mañana, sobre todo antes de mediodía, pues al hacerlo posteriormente a este horario, se hace un “efecto lupa” y las hojas se queman, por lo que se dificulta el crecimiento.

Otro elemento más a tomar en cuenta es definir en qué zonas se va a reforestar y con qué especies. “La zona elegida es importante, porque de eso depende la frecuencia de riego que podrán darle a los árboles.  Si usan especies muy fuertes, se corre el riesgo que al crecer dañen el cableado, tuberías, banquetas, calles o bardas y terminarán por talar el árbol en un futuro”, comentó.

La asesoría por parte de expertos es esencial, porque al elegir alguna especie que no es nativa se corre el riesgo que se reproduzca y entonces desplace a los árboles nativos, perjudicando de esta forma el ecosistema.

“Lo ideal es también ir de la mano con la fauna de la zona, es decir, si hay algún animal en peligro de extinción, se planta una especie que se requiere, porque así hacemos dos servicios al mismo tiempo: introducimos árboles nativos y preservamos especies”, apuntó.

Así también se sugiere que sea vegetación que favorezca a la proliferación de animales polinizadores, porque ellos posteriormente ayudarán a la reforestación en un proceso natural.

De igual manera, propone que se elijan especies que tengan hojas todo el año y algunas sugerencias de árboles nativos son: Papelillo, Tabaquillo, Pukté, Árbol de leche amarilla, Guapaque o Tamarindo Silvestre, Tzalam, Zapote, Pich, Ramón, Katalox, Balché, X’kanlol, Mandarina, Zapote, Roble, Jícara, Caimito, Mango, Mamey, Yaca, Naranja agria, Limón, Macuilís y Campanita, entre otros.

En caso de reforestar en camellones o cerca de banquetas, se recomiendan especies de menor tamaño, para que al crecer no afecten infraestructura con sus raíces o ramas.

De forma general, Job Damián considera importante  que en caso de que los ejemplares sean plantados en espacios públicos, se les coloque una marca, la cual muchas veces se remite a un tubo conocido como “caño de luz plástico flexible” o “corrugado”,  con el fin de que se distinga entre otros y por ende, sea respetado por la población.

Tras plantar un árbol, ¿en cuánto tiempo da beneficios ambientales?
Pérez Solano refirió  que en un año, un árbol al que se le aplicaron los fertilizantes adecuados o la composta correcta y el riego preciso, ya otorga los beneficios ambientales esperados tales como dar sombra, regular el clima, reducir la contaminación del aire, liberar oxígeno, ahorro de energía eléctrica por aquello de provocar usar menos aire acondicionado y genera biodiversidad. (Noticaribe)

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