Jorge Carlos Aguilar Osorio ya no será más el secretario de Gobierno de Mara Lezama.
Aunque perredista por formación política, se incrustó en el gobierno morenista de Cancún como una posición negociada del gobierno de Carlos Joaquín con la 4T.
Nada extraño si se recuerda que el PRD, hoy casi desaparecido, llegó al gobierno estatal de Quintana Roo como parte de la alianza que derrotó al PRI de Borge y puso en Palacio de Gobierno a Carlos Joaquín.
En ese barco llegaron otros perredistas como Julián Ricalde Magaña, con quien Jorge Aguilar Osorio formó equipo cuando éste fue alcalde de Benito Juárez, aunque en la primera oportunidad fue desplazado del gobierno estatal y hoy se dedica a sus negocios particulares.
A Jorge Aguilar Osorio, quien hizo un papel digno como el único diputado del PRD durante la etapa final del borgismo, se le envió a Cancún donde se esperaba fuera una especie de contrapeso y ayuda de la Alcaldesa morenista, pero como Secretario General se desgastó rápidamente.
Jorge Carlos trabajó bien, pero fue malentendido y agotado en su posición de portero. Fue usado como pararrayos de las broncas que le tocaban a Mara Lezama, quien nunca le dio toda su confianza.
Sus críticos añaden que el propio Jorge Carlos también contribuyó en su desgaste al confrontarse con medios, regidores y funcionarios. Es parte del trabajo de un Secretario.
Jorge Carlos pudo, pero no quiso renunciar cuando aún podía sacar pecho y buscar su propio camino con oportunidad de reconstruirse sin cargar con las culpas de una administración cuestionada por muchos lados.
Hoy dejó de ser funcional y sale por la puerta de atrás para convertirse, según dicen, en coordinador de asesores de Mara Lezama, cargo que en los hechos es como la congeladora política, lejos de los reflectores.
Como cartucho quemado, a Jorge Carlos sólo le resta concluir la actual administración para dedicarse también a sus negocios personales.
En su lugar quedaría Isaac Janix, el regidor ‘independiente’ que a partir de hoy será menos independiente al amarrarse al proyecto de Mara Lezama.
Pero eso ya es otra historia