Ruta 307 | Lento y cuesta arriba, el inicio de las campañas para diputados en Quintana Roo

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Quizá sea por la pandemia o porque son elecciones intermedias sin la gubernatura en juego, como en el caso de Quintana Roo, o quizá porque los diputados federales nunca despiertan pasiones, pero el arranque de las campañas está siendo lento y se mira cuesta arriba el tratar de interesar al electorado de la importancia de la votación del próximo 6 de junio.

Está en juego el darle un cheque en blanco al Presidente Obrador para profundizar los cambios de su ‘transformación’ o frenarlo antes de que no quede algo que nos permita reconocer el país en el que vivimos y queremos seguir.

Como nunca antes, el futuro de México está en juego, aunque la frase suene trillada. El futuro siempre está en juego. 

Ya todos los partidos y coaliciones salieron a la plaza, aunque muchos de los candidatos sólo están haciendo campañas de redes sociales porque a la calle no salen o no se les ve aún.

Los que sí han salido a las calles han empezado con recorridos por algunas colonias de sus distritos en donde tienen la obligación de respetar restricciones para preservar la sana distancia o la aglomeración de personas.

De acuerdo al INE, el aforo máximo en una reunión debe ser de no más de 50 personas, así que los mítines que se conocían en el pasado no se verán en este año. Así las cosas, no hay muchas expectativas de que el ánimo mejore.

Pero tampoco se ven estrategias novedosas de los aspirantes a un curul en San Lázaro para comunicarse y dar a conocer sus propuestas al electorado.

Por supuesto, es demasiado pronto para adelantar juicios, pero aún así dentro de los equipos de campaña de los candidatos en pugna se acepta como un hecho que estas elecciones tendrán una baja participación de la gente y no hay demasiado esfuerzo por ir contra la corriente o sacudir la rama del conformismo político.

Sin embargo, como ciudadanos nos toca rascarle a la propaganda y a la demagogia de estos tiempos para ver un poco más allá de los arbustos y calibrar el sentido del voto con un espíritu crítico para no aupar a los mismos grupos de siempre o a los que sólo irán al Congreso a levantar el dedo a como les digan sus dirigencias y no el pueblo al que representarán.

Pero aún así, como dirían los clásicos, no hay mucha tela de dónde cortar ni las expectativas pueden ser muy altas porque sería ingenuidad.

¿Serán estas campañas aburridas y soporíferas o aún podemos esperar sorpresas?

¿Y quién se beneficia de este pantano en que se ha convertido la política de nuestros tiempos?

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