Cuatro Áreas Naturales Protegidas de Yucatán son zonas críticas a causa de las granjas porcícolas

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Por Itzel Chan

MÉRIDA, MX.- Al menos cuatro Áreas Naturales Protegidas (ANP) de la península de Yucatán han sido consideradas como zonas críticas a partir del establecimiento de granjas porcícolas, ya que han ocasionado contaminación de aire, suelo y agua, además de rompimiento de tejido social en las comunidades indígenas en donde se encuentran.

Las ANP consideradas como críticas son la Laguna de Términos, la Reserva Geohidrológica de Anillo de Cenotes, el Parque Estatal de Laguna Yalahau y la Reserva de la Biosfera de Celestún, ya que en estas zonas se han identificado al menos 43 granjas porcícolas.

En el encuentro ‘Impactos socioambientales de las megagranjas de cerdos en zonas kársticas’, la abogada defensora en la agrupación Kanan ts’ ono’ot, Lourdes Medina, indicó que las áreas naturales de alta importancia ecológica están siendo dañadas en su totalidad por este tipo de industria.

Además, recalcó que los daños que ocasionan se suman a otros que provocan la gran urbanización, el acaparamiento de aguas y la privatización de cenotes.

La contaminación provocada por diversos desarrollos e industrias en Yucatán, igualmente se combinan con un gran sentido de represión por parte de las autoridades locales.

Lo último que se observó fue la represión que sufrieron manifestantes el pasado 22 de marzo, en el Día Mundial del Agua y en apoyo al pueblo de Sitilpech, en donde cuatro personas fueron detenidas de manera ilegal y con uso excesivo de la fuerza. Esta situación se suma a la vinculación de proceso de cuatro personas que habitan en la zona maya y que piden la salida de una fábrica de cerdo de su territorio.

“Es una lucha completamente fundamentada, porque hay sustento científico y académico de los efectos ambientales que estos proyectos causan y a cambio de eso, quienes luchan son víctimas de criminalización y represión por parte del Gobierno del Estado”, indicó la abogada.

El pilar de la resistencia son los habitantes de comunidades mayas, quienes han defendido su territorio indígena, ya que en estos sitios aún hay creencias muy arraigadas en relación al cuidado de los cenotes y del agua, los cuales están siendo dañados altamente.

“No olvidemos que estas afectaciones se dan en comunidades mayas que precisamente sus habitantes son quienes son afectados directamente y por lo tanto hay una amplia violación a sus derechos humanos porque se les imponen modelos de desarrollo sin consulta previa”, añadió.

Lourdes puso el ejemplo de distintos pueblos en los que la lucha se ha emprendido desde hace más de 10 años porque sus habitantes han presentado también afectaciones directas a la salud como enfermedades diarreicas, respiratorias o de la piel.

Actualmente en todo el territorio hay cerca de 500 granjas porcícolas en diferentes modalidades, pero en su mayoría son sostenidas por el monopolio de la empresa Kekén.

Hasta ahora, la Península de Yucatán es un foco de expansión de la industria porcina debido a su ubicación geográfica y a la cantidad de recursos naturales con los que cuenta, como por ejemplo el agua.

De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), hay al menos 154 permisos para aprovechamiento de agua, que equivalen a un volumen en total de 13 millones 127 mil 107 metros cúbicos anuales concesionados.

Por otra parte, se ha identificado que hay al menos 47 granjas dentro de alguna ANP, sin que existan regulaciones específicas para evitar el daño ambiental.

A través de diversos estudios académicos y científicos también hay documentación de que otros efectos causados por la industria porcícola como la deforestación y la afectación en la organización social y de vida del territorio maya.

La doctora Yameli Aguilar Duarte, del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias, Yucatán y presidenta de la Asociación Mexicana de Estudios sobre el Karst, compartió que el nivel del manto freático varía y a la vez también estos desarrollos se establecen sobre rocas solubles.

“Cualquier contaminante puede llegar directo debido al suelo que persiste en la zona”, resaltó.

Además, hizo hincapié en que las empresas se venden como ‘granjas’, pero en sí son naves de confinamiento animal nombradas Operaciones Concentradas de Alimentación Animal (CAFO, por sus siglas en inglés), en las que los animales son sometidos a grados de estrés, también a procesos químicos con tal de que la producción sea más y a mayor rapidez para que el producto pueda ser enviado a países como Japón, Corea del Sur, Estados Unidos, Canadá y Hong Kong.

“Las operaciones en estas fábricas han generado desplazamiento de la porcicultura campesina y además se establecen en zonas de extrema vulnerabilidad porque es tanta la carga de aguas residuales que los suelos no pueden soportarlas constantemente”, detalló la investigadora.

A manera de ejemplo, mencionó que un cerdo produce cuatro veces lo que un humano en sí y a pesar de que dirigentes de las empresas sostienen que la industria puede ser sustentable, la investigadora calificó esto como un mito porque es un proyecto extractivista que crea una ilusión al mencionar la palabra ‘granja’, pues hay quienes piensan que los animales están en libertad, cuando en realidad están confinados, bombardeados en un procesamiento de alimentos para que sus ciclos de vida sean más rápidos y puedan ser exportados.

Como parte de su especialidad que es la observación de suelos, Yamile expuso que el suelo de Yucatán tiene conductos y oquedades diversas que filtran con más facilidad agentes contaminantes.

Específicamente en Sitilpech, se ha identificado que hay personas con erupciones en la piel y problemas estomacales.

Aunque la empresa asegura que las fábricas cuentan con plantas de tratamiento de aguas residuales, hay evidencia fotográfica en las que se observa que sus lagunas se desbordan y se va a los mantos acuíferos.

También, Karen Hundlet, de la Universidad de Clark, compartió que hay localidades que están a menos de 5 kilómetros de alguna de las fábricas y esto además de ocasionar problemas en la piel en los habitantes, también ocasionan enfermedades pulmonares y asma.

Consideraron que desafortunadamente no sólo se registran estos proyectos en México, sino en Chile, Ecuador, España y Estados Unidos y cada vez se expanden más.

De manera reciente, se dio a conocer que 13 municipios de Yucatán hay niveles inaceptables de contaminación en el agua, provocados por el establecimiento de granjas porcícolas, de acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

Por ahora, la misma dependencia indicó que en los municipios de Muna, Conkal, Cacalchén y Muxupip no deberán establecerse más granjas de cerdos. (Noticaribe)

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