Ventilan en Univisión agravamiento de erosión en playas de la Riviera

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El problema de la pérdida de playas en la Riviera Maya, especialmente en la zona de Playa del Carmen, fue ventilada a través de la cadena Univisión en un artículo de Jorge Ramos Avalos, uno de los periodistas y conductores estrella de esa televisora hispana, la más importante en Estados Unidos. El periodista, quien escribe en primera persona después de visitar el destino, apunta a los huracanes, el calentamiento global, pero también a las políticas equivocadas de desarrollo turístico como las causas de la paulatina pérdida de arenales en el Caribe mexicano y se pregunta si, de continuar el problema, Playa del Carmen se quedará sin playas y, en ese caso, si se tendría que llamarla de otro modo. A continuación nos permitimos reproducir el artículo que “Como Carmen pierde su playa”, puede ser consultado en su dirección original por considerarlo de interés para nuestros lectores:



PLAYA DEL CARMEN, MX – “¿Qué pasó con la playa?”, me dijo incrédula una visitante que hacía cuatro años no regresaba al lugar. “Antes la playa se extendía hasta donde están ancladas las lanchas. Y ahora no queda casi nada de arena. ¿Qué pasó aquí?”
Pérdida lamentable

Bueno, lo que ha pasado en Playa del Carmen, Cancún, Akumal, Cozumel, Isla Mujeres y toda la Riviera Maya ha sido la tormenta perfecta. Es una temible combinación de huracanes, con aumento del nivel del mar por el calentamiento global, y una pésima, ignorante y permisiva política de construcción de hoteles. ¿Resultado? Algunas de las mejores playas de la península de Yucatan y del mundo están desapareciendo.

Dice alcalde que siempre sí se sumará al rescate de playas

PLAYA DEL CARMEN, MX.- Luego de que el fin de semana pasado el presidente de Benito Juárez, Gregorio Sánchez, acusara a los gobiernos de Cozumel y Solidaridad de retrasar la recuperación de playas, el presidente de este último municipio, Román Quian Alcocer, aclaró que sí entrarán al proyecto, pero están analizando cómo participarán en el Fideicomiso.
“La verdad es que sus declaraciones las desconozco, pero ya hemos tenido pláticas con la Secretaría de Turismo, que nos trajo un anteproyecto de lo que sería el Fideicomiso. Recordemos que Solidaridad no es parte del Fideicomiso, sino que tiene que haber una serie de modificaciones para estar dentro”, indicó.
Como se recordará, el fin de semana pasado Gregorio Sánchez manifestó que, dado que los gobiernos de Cozumel y Solidaridad no han hecho su petición de préstamo a Banobras, estarían poniendo en riego el programa de recuperación de playas.
“No entiendo por qué comenta eso. Hay todo un proceso jurídico que se tiene que llevar, y en estos momentos se está analizando la forma en que vamos a participar en el Fideicomiso, y una vez que tengamos toda la documentación en forma estará la recuperación”, externó el Edil.
Agregó que “nosotros no formábamos parte del Fideicomiso, desconocíamos en qué términos estaba. Se está revisando en qué condiciones está, simplemente es una situación jurídica”, insistió Quian Alcocer.
Una vez que se defina el monto que pedirán y la manera en que operará en el Fideicomiso, el gobierno de Solidaridad presentará una carta de intención a Banobras, concluyó el Alcalde. (Fuente: SIPSE/Novedades de Quintana Roo)

Caminé por Playa del Carmen y el espectáculo es deprimente. No son esas playas interminables de suave arena blanca que todavía aparecen en fotografías en internet promoviendo el turismo en el estado de Quintana Roo. Lo que me encontré fue una estrecha franja de arena, llena de piedras y camastros, y un mar hambriento que se come la playa ola por ola.
En una parte de la playa, durante marea alta, el océano se estrellaba contra el patio de un hotel. Playa del Carmen sigue siendo un maravilloso lugar -entre excéntrico, cool y hippie- que prohíbe las construcciones de más de tres pisos y que ha alimentado un ecléctico ambiente que va de lo internacional a lo pueblerino. Pero sin playas no hay muchas razones para quedarse ahí.
Paisaje deprimente
El triste y depresivo fenómeno se expande al sur, hacia las ruinas de Tulum, en la llamada Riviera Maya. Salí a correr dos mañanas, poco después que saliera el sol, y los escenarios son espectaculares. Pero los extraordinarios paisajes naturales están corrompidos por enormes bolsas de arena que actúan como arrecifes artificiales y hoteles mastodónticos que extienden sus patios y piscinas, literalmente, al borde del mar.
Lo peor que vi fue un resort en la Riviera Maya (que atiende sobre todo a turistas europeos, canadienses y norteamericanos) que construyó una gigantesca plancha de cemento sobre casi toda la playa. El mar se estrella contra una grisácea pared. El bloque de concreto evita el paso por la playa. ¿Quién fue el funcionario que dio el permiso para construir ese monumento a la fealdad y que atenta gravemente contra el medio ambiente de la zona?
Ese tipo de construcciones, hasta el mismo borde del mar, destruyen las plantas que evitan la erosión de la arena y, a la larga, se acaban las playas. Y esos horrorosos “arrecifes artificiales” hechos con enormes bolsas de plástico evitan, sí, que ciertas partes de la playa se erosionen. Pero contribuyen a una mayor erosión a sus extremos.
En Cancún -que fue construido en las años 70 en una franja de más de 8 kilómetros con playas comparadas a un blanquísimo talco blanco- el mar se sigue comiendo la arena. De muy poco sirvieron los $20 millones invertidos luego del devastador paso del huracán Wilma. Casi toda la arena que se drenó del fondo del mar para reconstruir las playas ha regresado a donde estaba: en el fondo del mar. Ha sido una labor costosa e inútil.
Acabo de ver en internet una foto tomada el 18 de mayo del 2006 en el que aparecen 9 jubilosos (e ilusos) políticos en una extendida playa de Cancún que, dos años y medio después, se ha vuelto a acortar. Ya no hay nada que celebrar y ahora se está hablando de un fondo público y privado de $80 millones para enfrentar la erosión de las playas. Y me parece poco. Y tardío.
La arena es el principal negocio de la región. Sin arena no hay dólares ni euros ni trabajos. Así que se necesita de un plan maestro, con estricta vigilancia, que evite las construcciones muy cercanas al mar, que promueva el crecimiento de la flora y fauna local, y que cuide cada centímetro cuadrado de arena.
Cúmulo de errores
El abuso y despreocupación de ciertos negocios hoteleros, la corrupción de los políticos que permitieron construcciones en zonas federales o protegidas, y la destrucción de plantas y manglares, solo aceleran la pérdida de playas por el aumento en el nivel de los océanos. Y eso sin contar la inevitable llegada de huracanes.
Quienes tengan la menor duda de que el calentamiento global es algo real -y no una invención de extremistas ambientalistas- basta con que se den una vuelta por aquí y verán inmediatamente sus consecuencias. Esto no es un rollo ambientalista. Es una advertencia: si no se hace algo ahora, las todavía paradisíacas playas de Cancún, Isla Mujeres y alrededores se parecerán en unas décadas a los rocosos y escabrosos litorales europeos.
Hay que tratar a las playas de la península de Yucatán como si fueran especies en peligro de extinción. Playa del Carmen se encuentra en una zona que los mayas llamaban Xaman-Ha (que significa “agua del sur”). Pero si Playa del Carmen se queda sin playa, habrá que cambiarle de nombre.
Carmen está perdiendo su playa. (Fuente: Jorge Ramos/Univisión)

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