Preservan cozumeleños tradición y cierran festejos de la feria de El Cedral con Baile de la Cabeza de Cochino

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COZUMEL, MX.- Con el tradicional Baile de la Cabeza de Cochino se cierran las actividades en honor a las fiestas de la Santa Cruz de Sabán, en el poblado del Cedral, danza que se realiza año tras año, desde hace 171 en su encarnación moderna, como una forma de agradecer a la naturaleza los favores recibidos en las cosechas; en la actualidad, decenas de familias arraigadas continúan la tradición.

Este viernes, 3 de mayo se efectuó el tradicional Baile de la Cabeza de Cochino a las 6 de la tarde en la palapa principal del poblado del Cedral, el cual fue encabezado por el gobernador, Carlos Joaquín González; el presidente municipal, Pedro Joaquín Delbouis; Emilio Novelo Flores, comisario del Ejido Villa Cozumel, y decenas de familias que cumpliendo una promesa, presentaron sus ofrendas y danzaron al ritmo de la jarana, de la orquesta del maestro Juan Torres y su trombón de oro.

Ataviados con las prendas típicas de la región, las familias cozumeleñas danzaron con charolas que contienen la cabeza horneada de un cochino con panes y banderitas de colores, además de las cintas multicolores y al finalizar entregan dicha ofrenda a la siguiente familia que continuara con la tradición el próximo año de bailar la Cabeza de Cochino. Con ello concluyen las fiestas de la Santa Cruz de Sabán y del poblado del Cedral.

 

DANZA DE LA CABEZA DE COCHINO

A esta danza se le conoce generalmente con el nombre de Pool Kekén palabra compuesta que proviene, según el Diccionario Maya Cordemex, de pool (cabeza de cualquier animal) y kekén (cerdo).

Esta tiene su origen desde tiempos muy remotos, en los que se realizaban ceremonias para agradecer a la naturaleza, la cual era considerada como origen y fundamento de la vida; así como proveedora de todos sus satisfactores.

Esto era entendido como un ciclo mágico religioso a través del cual los mayas, trataban de mantener un equilibrio que evitara los rayos, las sequías, las grandes lluvias; todo aquello a lo que ellos temían y no podían controlar.

En la actualidad, se celebra como “el final de la vaquería”, donde se baila al ritmo de un sonecito peculiar muy parecido a la primera fase musical de “torito”, pero definitivamente mucho más acompasado y lento.

Las familias deben de salir de sus hogares realizando una procesión de la cabeza del cerdo para llevarla a la casa principal (en este caso la palapa principal del poblado) como cortesía a los amos, para esto colocaban una cabeza de cerdo en barbacoa, en jaula arqueada, tejida de madera y adornada con papeles multicolores y cintas angostas, poniéndole además a los lados: panes de harina, rollos de cigarros de joloch, mazorcas salcochadas y en pibil, medias botellas de anís; monedas de plata en los ojos (del cerdo) y en la boca un buen trozo de pan blanco conocido generalmente en Yucatán como “francés”, tras finalizar el baile se pasa la promesa a la siguiente familia que bailara el siguiente año.

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